«Un libro es siempre una buena oportunidad para encontrarse con uno mismo»

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Lucía Gómez / 4º Periodismo

Ignacio Casillas Saiz (Motilla del Palancar, Cuenca) es un joven escritor graduado en Ciencias Políticas. Desde muy temprana edad mostró interés por la literatura y con apenas 20 años decidió explotar esta pasión al publicar su primera novela, Con L de Lucía, que el autor describe como “imperfecta, sincera y emocional”.

La obra, en esencia autobiográfica, combina también tintes de misterio y conflictos políticos actuales. La historia comienza cuando el protagonista es despedido de su trabajo como asesor político en un Ayuntamiento. A partir de este momento aparece en escena Lucía, una misteriosa joven que parece saberlo todo sobre él.

Pregunta. No son muchos los jóvenes universitarios que se plantean escribir una novela. ¿De dónde surge su inspiración para decidir publicar un libro?

Respuesta. La idea de escribir un libro no es algo que surja de la noche a la mañana, pero creo que todos escribimos en alguna medida, tanto en redes sociales como para nosotros mismos. Personalmente, Con L de Lucía surgió de la pasión por escribir combinada con el deseo de hacerle un regalo a una amiga muy especial, algo que al pasar el tiempo pudiéramos tener los dos. Esta necesidad por contar lo que vivo y cómo me siento, fue lo que me llevó a tomar la decisión de escribir un libro.

P. Todo escritor muestra una parte de sí mismo a la hora de narrar una historia. En este sentido, ¿cuánto hay de autobiográfico en Con L de Lucía?

R. Con L de Lucía es en gran parte autobiográfico. Mientras escribía no podía dejar de ser yo, de tratar temas políticos y decir chascarrillos. De hecho, creo que un libro describe con bastante exactitud a quien lo escribe, con todo lo bueno y lo malo.

P.  ¿Le ha resultado gratificante la experiencia de escribir un libro?

R. Un libro es siempre una buena oportunidad para encontrarse con uno mismo. Has escrito algo que queda para siempre y además no hay marcha atrás porque otros lo tienen también. Todo lo que hubieras hecho bien o mal está allí, todo lo que fueras en el momento en el que escribiste el libro está allí, de manera que pueden pasar los años y puedes reencontrarte contigo mismo simplemente volviendo a abrir las páginas. No se pueden fabricar máquinas del tiempo todavía, pero escribir un libro es una de las mejores maneras de volver al pasado.

P. ¿Con L de Lucía está teniendo una buena acogida?

R. Tiene una acogida modesta, que es quizás lo que encaja con lo que se pretendía que fuera, ya que el libro partió como un regalo. Evidentemente en mi pueblo lo ha comprado mucha gente, pero también gente de fuera interesada por el género de la novela y la política. Hace poco vi una crítica de un chico que estaba que lo había comprado estudiando en Londres y me emocionó.

P. ¿Le resultó complicado que la publicaran?

R. Prácticamente hoy casi cualquier persona tiene acceso a publicar un libro, En mi caso la edición se hizo a partir de un acuerdo con la editorial y hay una parte que es autoedición y otra en la que me han ayudado. También creo que cada vez hay más tipos de público potenciales y a través de Internet es sencillo darse a conocer.

P. ¿Se ha planteado en algún momento escribir un libro que aborde la política?

R. Todos los días. Sin embargo, muchas veces escribo artículos y al pasar el tiempo los leo y no me acabo de convencer a mí mismo de aquello de lo que quería convencerme en el momento en el que lo escribí. Creo que esto se debe a que la política es algo cambiante, dinámico, y más en estos tiempos donde todo lo que sucede puede cambiar en cualquier momento. También creo que hay que tener honestidad. No me siento preparado quizás para escribir todavía un libro de política porque no estoy seguro de que si algún día tuviera que enseñárselo a mis hijos, fuera capaz de demostrarles aquello que pretendía demostrar.

P. ¿Qué consejo le daría a los jóvenes y adolescentes que se plantean dedicarse a la escritura?

R. Yo siempre he dicho que todos tenemos una historia que contar. Entonces lo que tiene que hacer cualquier joven que esté pensando en escribir es tomarse esto como si fuera un libro abierto, intentar animarse a hacer un blog, contar lo que piensa y lo que siente por sus redes. Para empezar un libro lo único que hace falta es un poco de confianza en uno mismo, estar preparado para las críticas buenas y malas y no desesperarse porque estoy convencido de que ahora mismo, sobre todo por la diversidad de públicos, siempre hay alguien a quien le puede gustar lo que tengas que decir.

P. Sin embargo, en muchas ocasiones los escritores experimentan el llamado “Síndrome de la hoja en blanco”. En su opinión, ¿cómo cree que se puede afrontar?

R. Yo tengo una concepción del ser humano como una personalidad viva, como un ser emocional. Experimentamos emociones todos los días: amor, desamor, rabia, humor…Por eso creo que dentro de ese ser emocional que tenemos dentro de nosotros, siempre hay algo interesante que contar.El “Síndrome de la hoja en blanco” sucede sobre todo cuando intentamos forzar algo que con lo que no nos identificamos. Si alguien escribe lo que piensa o lo que siente, puede tener mayor o menos dificultad en el cómo, pero desde luego siempre fuentes de inspiración en cada faceta de la vida.

P. Todo escritor tiene alguna obsesión a la hora de narrar. En su caso, ¿cuál es la manía que no puede evitar dejar de hacer?

R. A veces creo diálogos que en algún punto son un poco extraños, que no se corresponden con la realidad. También abuso mucho del diálogo, quizá debería usar una técnica un poco más descriptiva sobre la manera que tienen de hablar y sobre las emociones que tiene cada persona. Por otra parte siempre que escribo es porque tengo un buen día, los días malos no suelo escribir.

P. La mayoría de escritores se inspiran en otros para crear una historia. Personalmente, ¿qué géneros y escritores han influido en su narración?

R. He tenido varias etapas. Cuando era más joven leía mucho géneros fantásticos y románticos del estilo de Federico Moccia, Stephanie Meyer y J.K Rowlig, que influyeron en mí de manera inevitable. Sin embargo, con el tiempo he ido derivando en otro tipo de novela más intelectual y distinta, como Joseph Roth o Stephen King.