La propuesta llega al Parlamento tras alcanzar las 100.000 firmas necesarias
Suiza debate la posibilidad de que todos los ciudadanos reciban un sueldo por parte del Estado, una renta básica incondicional de 2.500 francos suizos mensuales (unos 2.030 euros). La propuesta ha llegado al Parlamento tras recoger las 100.000 firmas necesarias para llevar a cabo un referéndum.
“Todo el mundo debe tener un ingreso básico, da igual si trabaja o no, si es rico o pobre, si vive solo o en comunidad, si está sano o enfermo”. Así se manifiesta la Agencia para Renta Básica en Suiza, “Grundeinkommen”, la promotora de la idea. Para financiarla, se necesitarían “de 5 a 10 billones de francos anualmente”, explica Mariola Wili, miembro de la Agencia, una inversión que saldría de las arcas públicas.
La idea comenzó a gestarse en 2005, pero fue el año pasado cuando cogió fuerza. “Ha sido un largo recorrido y la carrera todavía no ha terminado, pero al menos el debate está abierto”, afirma Daniel Straub, confundador de la Agencia para la Renta Básica en Zurich.
¿Una utopía?
Pero hay división de opiniones en un país donde el salario medio bruto es de 4.500 euros mensuales (datos de 2008). Gran parte de la población ve en la propuesta un peligro para el sistema económico actual y un riesgo para la sociedad del bienestar. Según Heinrich Borthis, doctor en Economía en la Universidad de Cambridge y profesor en la Universidad de Friburgo (Suiza), “el Estado subiría enormemente los impuestos y, por lo tanto, el coste de vida sería mucho mayor”.
Los críticos advierten también sobre “el síndrome de la vagancia”. La renta básica garantizaría un nivel de vida mínimo sin necesidad de trabajar. Según el confundador de la Agencia para la Renta Básica en Zurich, este argumento no tiene fundamento: “El dinero no es el único incentivo para trabajar, ya que a la gente le gusta aportar algo al país cuando ve un significado en su trabajo”. La clave es mejorar las condiciones de trabajo para que la gente le encuentre sentido y quiera contribuir: “Ahora la sociedad trabaja para conseguir dinero; con la renta básica, la sociedad tendrá dinero para trabajar”, afirma Mariola Wili.
El debate se centra en el plano económico y social y muchos se preguntan si se debe regalar el dinero o que la gente se lo gane. Para el profesor Borthis, la alternativa es evidente: “Se debe invertir en obras públicas, construcción, mantenimiento… De esta manera la economía se dinamiza, ya que se redistribuyen los ingresos entre la población, se mejoran las infraestructuras y, a su vez, se genera empleo, lo cual disminuye el paro y, por tanto, la necesidad de una renta básica”.
Democracia directa
El sistema político suizo se basa en una democracia directa en el que la población participa directamente en las decisiones que le conciernen. La “Eidgenössische Volksinitiative / Initiative populaire” permite a la población cambiar las leyes, la constitución o introducir nuevos códigos si se recogen más de 100.000 firmas.
Solo en 2012 se llevaron al Parlamento 31 propuestas, cada una de temas y asuntos diferentes. Actualmente, se debate la propuesta 1:12 que pretende limitar el sueldo de los altos empresarios, cuyo referéndum se celebrará el próximo 24 de noviembre. Según Kistler Marco, uno de los creadores de la 1:12, “gracias a la democracia directa, los ciudadanos actúan como representantes de las grandes decisiones”.
Sin embargo, se trata de un proceso largo, ya que las iniciativas tardan una media de cuatro años en debatirse en referéndum, con el objetivo de evitar influencias políticas y sociales a corto plazo. Por lo tanto, habrá que esperar para ver si Suiza dice «sí» a una pensión vitalicia de 2.000 euros.