El bombardeo de Siria sobre Turquía aumenta las hostilidades entre ambos países
La tensión entre Siria y Turquía ha crecido hasta niveles impredecibles. El último capítulo ha sido el cierre del espacio aéreo turco a los aviones civiles sirios. Esta ha sido la respuesta del gobierno de Erdogan, primer ministro de Turquía, a la misma acción que realizó el gobierno sirio previamente.
Desde principios de octubre las acciones ofensivas entre ambos países han ido en aumento, pero tal y como afirma Ricardo Ginés, corresponsal en Ankara del diario La Vanguardia, el obús que mató a cinco civiles en Turquía con procedencia siria “fue la gota que colmó la paciencia turca”. Desde entonces los bombardeos y enfrentamiento entre fuerzas de ambos países se producen casi a diario. Al conflicto se suma los 100.000 sirios que se refugian en Turquía, quien ha declarado encontrarse al borde de sus capacidades.
La zona más caliente del conflicto se ubica en la frontera donde tienen lugar continuos ataques de uno y otro bando. En relación a este hecho, Ginés asegura que ya hay “250 tanques emplazados en la zona” y preparados para responder.
Tampoco hay que olvidar los intereses en juego. Según Lucas Farioli, periodista colaborador de varios medios de comunicación, “Turquía encuentra en Siria un terreno fértil para ganar preponderancia regional”, y cuenta con el apoyo de Occidente. A pesar de la tensión, Farioli afirma que un estallido entre Turquía y Siria “parece poco probable porque por un lado el gobierno de Erdogan no quiere asumir en solitario el peso de un conflicto bélico”. Por otro lado, Turquía es miembro dela OTAN “pero en el Consejo de Seguridad dela ONU el veto de Rusia y China impiden una intervención que cuente con el aval del derecho internacional”.
En cuanto al gobierno sirio, el presidente Basser Al Assad ha declarado en un comunicado oficial que a pesar de que las fronteras sirias se han abierto en varias ocasiones a los medios de comunicación, éstos no han hecho otra cosa que “distorsionar los hechos”.
Antecedentes
Siria se encuentra en Guerra Civil desde el 26 de enero de 2011, cuando tuvo lugar la rebelión popular de los sirios en contra del régimen de Bassar El Assad, que se mantenía bajo “un estado de emergencia” desde 1962, encontrándose suspendidas la gran mayoría de las leyes constitucionales que protegen a los ciudadanos. A pesar de que desde el gobierno sostienen que han tomado iniciativas “para satisfacer las demandas en un clima de libertad y democracia”, los ciudadanos opinan bien distinto y piensan que la única solución es el derrocamiento del régimen.
Según Nasser Oumer, gerente de la Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio la población vive atemorizada, especialmente los niños: “Tendrán que llevar varios años el miedo en el cuerpo antes de poder reponerse de la situación actual”. Además, sostiene que la población siria llevaba 42 años en un estado de opresión: “Gracias al levantamiento de Túnez, Egipto, Yemen y Libia, la población siria ha visto la posibilidad de reacción y la esperanza de empezar una vida con libertad y bienestar”. Una esperanza que se ha visto truncada con las continuas represalias del gobierno de Al Assad.
No obstante, Oumer asegura “creer y esperar que Siria sea libre muy pronto con la caída del Régimen, tal y como dijo el gran poeta árabe Ahmad Shawkiy: Si la población un día quiere la libertad, el destino tiene que responder de forma afirmativa”.