Juan Arana, catedrático de Filosofía: “Vivimos tiempos en los que la filosofía de la sospecha se ha filtrado en todos los poros de la sociedad, incluidos los de la iglesia”

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Información e imágenes: Gonzalo Escrig

La segunda jornada del Congreso Católicos y Vida Pública comenzó tras la celebración de la eucaristía y lo hizo con la conferencia impartida por el catedrático de Filosofía y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Juan Arana Cañedo-Argüelles bajo el título: ‘El compromiso apostólico del laico en tiempos no clericales’.

Presentado por el profesor de Filosofía de la Universidad de Sevilla, Francisco Soler Gil, quien elogió la obra de Arana y destacó su impacto en la filosofía y la teología, especialmente en el estudio del problema de la conciencia, Soler Gil afirmó: «Si alguna vez en el futuro se escribe seriamente una historia de la filosofía en el ámbito hispanoamericano, sin duda el nombre de Juan Arana estará presente. Ha marcado un antes y un después en el estudio de la filosofía y la teología».

El propio Arana compartió su experiencia personal desvelando su trayectoria de dudas y cuestionamientos respecto a la fe, influído por la revolución del 68. Sin embargo, resaltó que su conversión tuvo lugar después de décadas de serio trabajo proporcionándole una perspectiva completamente diferente. «Vivimos tiempos en los que la filosofía de la sospecha se ha filtrado en todos los poros de la sociedad, incluidos los de la iglesia», afirmó Arana.

Arana, quien prestó servicio a instituciones católicas como la ACdP, enfatizó que no se considera portavoz de ninguna corriente doctrinal específica, aunque reconoció la ayuda de muchos en su educación en la fe: «La búsqueda de la verdad es una aventura donde el éxito no está asegurado».

En sus reflexiones sobre la situación actual de la Iglesia, Arana destacó la aceleración del proceso de secularización y la disminución de prácticas religiosas y advirtió: «Estamos faltos de motivación. Amplios sectores de la población más culta procuran perpetrar un suicidio demográfico». El filósofo subrayó, además, la importancia de la familia como un bastión donde la fe católica aún se mantiene: «La creencia cristiana está desapareciendo con rapidez en las personas que veían la Iglesia como un partido político. Aguanta, en cambio, la fe católica donde no se han quebrado los vínculos familiares».

A pesar de los desafíos, Arana expresó su esperanza y confianza en que la fe cristiana tiene un lugar entre los escogidos. «El tiempo que vivimos es sin duda recio, pero tiene su lado bueno», concluyó, dejando a los asistentes con una reflexión sobre el papel del laico en la Iglesia en un mundo cada vez más postclerical.