Dura victoria de Max Verstappen en Austin con Carlos Sainz en un podio que no pudo celebrar

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Un análisis de Javier Cuñat / Imágenes: F1

Una semana de descanso para poder viajar a tierras americanas. Meses después del pasado GP de Miami, la Formula 1 volvía para disputar el GP de Estados Unidos, esta vez en el Circuito de las Américas de Austin, Texas. Varios años de quejas, tanto del gran circo como de la MotoGP respecto al mal estado del asfalto del circuito, convirtiéndolo en el trazado más bacheado del mundial. Sin embargo, ese es el tipo de encanto que ahora les falta a muchos circuitos nuevos, una seña de identidad que conlleve conocerse el circuito más allá de dónde frenar y hacia qué lado gira la próxima curva. COTA (Circuit of the Americas) no solo goza de ser un circuito que propicie grandes carreras, sino de los elementos que hacen que sea casi obligado la presencia de este Gran Premio. Ocho curvas enlazadas, ocho cambios de giro de derecha a izquierda que se convierten en un desafío para los neumáticos al ser un sector que los destruyen si no se gestionan correctamente. Tras ellas, una recta de más de 1km, lugar perfecto para adelantar, seguido de una zona revirada de cuatro curvas seguidas muy lentas para dar comienzo al otro “mata neumáticos”, una curva de tres vértices tomados a más de 230 km/h. A la sazón, COTA es un circuito que ha maltratado los neumáticos históricamente, y este año no ha sido distinto en el momento de trazar una estrategia de carrera.

El GP de Estados Unidos volvió a albergar un fin de semana al Sprint, es decir, una sesión de entrenamientos, dos clasificaciones, la del viernes, que determinaba las posiciones de salida de la carrera del domingo, y la del sábado, que materializaba la parrilla de salida de la carrera Sprint de la tarde. El viernes nos sorprendió gratamente la pole de Charles Leclerc, que consiguió la primera posición para el domingo, por delante de Norris y Hamilton, pero ¿y Max Verstappen? Los límites de pista también son estandarte del circuito, y el holandés pecó de ellos en la penúltima curva, lo que hizo que su tiempo fuera eliminado y cayera a la sexta posición. Aún así, Fernando Alonso no pudo aprovechar el error del Red Bull, pues su coche ya no es el que era, clasificando el 17º.

El sábado amaneció de manera diferente, pues existe una categoría inferior a la F1 que apoya un pilar fundamental de la sociedad, las mujeres. En el año de debut de la F1 Academy, una competición de monoplazas pilotados por mujeres, una española salió campeona tras toda una temporada luchando por ello. Su nombre es Marta García, una piloto que lleva varios años en monoplazas cuyo patrocinador principal es Mercedes, y desde el comienzo del mundial su nivel estaba por encima del resto. Horas después la F1 volvía a actuar en otra clasificación en la que esta vez Max Verstappen no falló, pero, Leclerc tampoco ya que clasificó segundo. En la tarde se disputó la carrera Sprint totalmente dominada por Verstappen, una sesión que, aunque parezca que no, sirve de mucha ayuda para conocer la degradación del neumático utilizado. Como si fuera otro entrenamiento, pero con puntos en juego.

El domingo, día de carrera, aunque en España fuera de noche, el sol era abrasador, pero, quizás estuvo el box de Aston Martin más caliente que el del resto. Pensando en lo que pudo fallar para que Alonso y Stroll cayeran en la Q1, ambos Aston Martin salieron desde el pit lane al colocar las mejoras esperadas para México en la noche del sábado cuando en teoría no se puede cambiar nada del monoplaza. Parecía que la carrera sería un mero trámite, es decir, que termine cuanto antes y en México nos veremos de nuevo. Lo cierto es que no, fue una carrera completísima para los de Silverstone, donde recuperaron un ritmo de carrera que se consideraba perdido y con poca fe en su vuelta. En la estrategia a dos paradas de Alonso, su ritmo de carrera era casi calcado a los pilotos en cabeza, en ese momento Lando Norris, Carlos Sainz, Lewis Hamilton o Max Verstappen. Tanta fue la mejora que gracias a unas buenas paradas y en los momentos adecuados, Fernando Alonso logró encontrarse en la octava posición real, es decir, pudo acabar dentro de los puntos. Lo que se puede considerar como una de las mejores carreras de Alonso en esta temporada acabó con un abandono a pocas vueltas del final por daños en el fondo plano, la pieza angular de los monoplazas actuales. Pese al abandono, si partimos de la base que el Aston Martin ya no es el coche del principio, el vaso se podría ver medio lleno. Lo mismo se puede decir de Lance Stroll, que tuvo un ritmo similar al ovetense, y tras muchas carreras sin hacerlo, pudo puntuar.

Siguiendo con los españoles, Carlos Sainz volvió a demostrar que es un “Smooth Operator”, un operador calmado, táctico, pues su ejecución de carrera fue perfecta para el coche que tiene. Salía cuarto, y en la salida logró adelantar a Hamilton para ser tercero. Tanto él como su compañero perdieron dos posiciones ya que el ritmo de carrera de Ferrari es pobre comparado con el de Mercedes o Red Bull. Hamilton y Versttappen comenzaron a acercarse a Lando Norris, que lideraba holgadamente desde la salida. El piloto de Red Bull, como siempre, fue más rápido que Norris, y su estrategia favorable le ayudó a adelantar a Hamilton y Norris para liderar el resto de carrera hasta el final. En su defecto, Hamilton también superó a Norris, y cuando él calzaba el neumático medio, comenzó a acercarse a Verstappen a falta de poco más de diez vueltas. El milagro de superar a Red Bull en pista era posible. Lewis Hamilton consiguió estar a menos de dos segundos, pero le faltaron vueltas para lograr el milagro.

El Gran Premio de Estados Unidos cerraba con un final poco usual en lo que llevamos de temporada ya que la mayoría de las veces el holandés ha ganado con más de diez segundos de diferencia con el segundo. Verstappen, Hamilton y Norris subían al podio, y desde el segundo uno se oían gritos de “¡Checo, Checo!” En apoyo a Sergio Pérez que terminó quinto. Sin embargo, cuando Verstappen recibió el trofeo, los abucheos por parte de gran parte de la afición se hicieron notar en el circuito. Parecía que el fin de semana terminaba, pero, la FIA suele ser muy tardona a la hora de aplicar sanciones. Fueron dos amonestaciones que conllevaron la descalificación de dos pilotos, Lewis Hamilton y Charles Leclerc. Sus monoplazas no cumplían con el reglamento dedicado a la altura del fondo plano al suelo, que era menor a la estipulada y motivo de descalificación. Así, Lando Norris subía una posición y Carlos Sainz conseguía el podio tres horas después del fin del Gran Premio, sin poder descorchar el champán ni levantar el trofeo al cielo.

El GP de México está a la vuelta de la esquina, y lo más normal es que Red Bull vuelva a ganar, pero, Mercedes está fuerte, Hamilton en concreto, y Aston Martin trae mejoras que han dado resultado en Austin, así que la emoción está más que asegurada en un circuito legendario y de los que hoy en día faltan, con alma y personalidad.