Camino a Santiago: entre la fe y el redescubrimiento de uno mismo

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Información e imágenes: Lara Davia y Ana Muñoz

Cerca de 200 alumnos de toda España que forman parte de la comunidad CEU aprovecharon el puente de la Virgen del Pilar y del Día de la Hispanidad para realizar el Camino de Santiago. Chicos, chicas, integrantes de la iglesia, profesores y voluntarios formaron parte de esta experiencia en la que conectaron con sus creencias pero, sobre todo, consigo mismos.

Para los participantes de la CEU UCH el Camino de Santiago comenzó el miércoles por la tarde con el viaje en autobús cruzando España en un trayecto de casi catorce horas, las cuales fueron duras para algunos. Voluntarios y profesores dispensaron un trato excelente a toda la expedición valenciana cuyo destino final fue Pontevedra punto de encuentro y origen de nuestro camino. En Pontevedra fue donde se unieron los participantes de otras ciudades que incluían Elche, Castellón, Madrid y Barcelona.

Por delante cuatro días de caminata con etapas de 20 kilómetros diarios que resultaron muy dinámicas en las que se conjugó la reflexión con las celebraciones eucarísticas, canciones y momentos compartidos. Durante los cuatro días de Camino de Santiago tuvimos la oportunidad de conocer Caldas De Reis, Padrón y Milladoiro en días donde convivimos con la lluvia, con el calor y con el cansancio. Una experiencia que nos permitió descubrir como, conforme iban pasando los días, el lugar de origen dejó de importar y surgía la amistad entre los alumnos de las distintas universidades.

Durante todas las etapas, las celebraciones eucarísticas estaban dedicadas a los peregrinos, y los momentos de silencio, al caminar, se llenaban de reflexiones. Un camino cuya llegada a Santiago fue muy emotiva, al ver que después de varios días caminando habíamos conseguido cumplir el objetivo. Una experiencia de fe que también ha sido transformadora para todos, independientemente de las creencias personales y que nos ha brindado la oportunidad de conocer el testimonio de participantes de diferentes lugares de España que también conforman y reflejan las vivencias personales de cada uno, perspectivas conformadas en el camino.

El camino desde la fe y el encuentro con Dios

Es el caso de una alumna de nuestra casa, de la CEU CARDENAL HERRERA, como es el caso de Lucia Valderrama, estudiante de Periodismo y Ciencias Políticas que emprendió el Camino de Santiago con la única finalidad de «pasármelo bien con mis amigos», comentaba cuando hablábamos con ella camino hacia el primer pueblo, Caldas de Reis. Conforme fueron pasando los kilómetros y, con ello, las conversaciones también conocimos la vivencia de los capellanes allí presentes, siempre prestos en la ayuda de los más necesitados del camino y entre ellos, nuestro capellán en Valencia, Domingo, quien ayudó a Lucía a encontrarse con Dios, a la vez con ella misma.

En el caso de Lucía fue ir al Camino de Santiago sin ninguna intención y sin ningún tipo de idea preconcebida, lo que le ayudó hablar con Dios, «repase toda mi vida y pude hablar con él», decía de una manera efusiva. Muchas veces una expectativa o una imagen anterior a lo que realmente luego es la experiencia nos ciega y, a veces, por ir buscando algo de una manera forzada no encontramos, realmente, cual es nuestro objetivo, «cuando vas sin ninguna expectativa es cuando te encuentras con Dios», decía de una manera muy clara. Eso fue lo que ayudó a Lucía durante el camino, ir sin buscar, perderse para encontrarse, «ahora sí que sí empieza mi curso», afirmaba muy contenta.

Reflexiones acordes a lo que expresa nuestro capellán, Domingo, en su blog «Y puedo decir que, a pesar de llevar más de uno y de dos, el Camino de Santiago nunca deja de sorprenderme. Este caminar no es un mero dar pasos, un pie delante y otro detrás. Este caminar es algo que va por dentro, casi diría ‘existencial».

Una manera de conocerse uno mismo y a los tuyos

Junto al testimonio de Lucía también pudimos hablar con varios compañeros de la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Luis Gómez, estudiante de Inteligencia de Negocios y ADE, ya había vivido esta experiencia cuando era más pequeño y quería compartirla con sus amigos de la universidad. «Han sido cinco días muy intensos que me han permitido conocer a gente nueva de otros lugares de España», a pesar de que en los primeros momentos del camino, los jóvenes permanecían con sus amigos, pero conforme iba pasando el tiempo se iban abriendo a compartir con compañeros de otras ciudades sus sentimientos, las dificultades vividas y las alegrías.

«También me gustaría destacar que este camino me ha servido para conocerme mejor a mí mismo al tener tiempo para reflexionar y no tener ninguna preocupación, así como conocer mejor a mis amigos», afirmaba Luis. El autoconocimiento estuvo muy presente estos días debido a la falta de preocupaciones, más allá de los kilómetros andados o la hora de la comida. «Me ha hecho descubrir mis propios límites, desconectar de la rutina y reflexionar sobre el punto en el que me encuentro en mi vida, en resumen, ha sido un viaje transformador», nos comentaba con ilusión Daniela. Jóvenes en búsqueda que vivieron este tiempo para conocerse mejor, ya sea profundizando en la fe o profundizando en ese camino, más personal.

Un viaje lleno de preguntas, con respuestas

El camino ha supuesto, un antes y un después en la etapa de muchos de los alumnos de la comunidad CEU, ya que «cada uno sabrá porqué está aquí y porqué lo está haciendo», parafraseando a nuestro capellán Domino. Desde nuestra experiencia, las dos compartimos algo en común y es que no participamos de ese sentimiento -tan fuerte- hacia Dios como muchos de los que han hecho el Camino de Santiago con nosotras, pero sí nos unía un mismo objetivo y ese era el dejarnos llevar por la experiencia y encontrarnos a nosotras mismas, además de a nuestros propios límites, sin ser personas que practicamos mucho deporte en nuestro día a día.

Dejamos nuestra mente en blanco para pensar acerca de nuestra vida, nuestras inquietudes personales, una mente en pausa que ha supuesto un ejercicio muy difícil, hoy en día, y, personalmente, lo hemos conseguido tras haber andado kilómetros y kilómetros, únicamente pensando en cuánto faltará para llegar al siguiente pueblo. Conseguimos llegar, pero, sobre todo logramos pensar, parar. Gracias al camino somos más conscientes de lo que nos rodea y de la fortuna que muchas veces pensamos que no tenemos.