Justen A. Thomas: “Vemos la educación como una excelente manera de combatir la desinformación”

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Informa Alfonso Sanfeliu / Imágenes: María del Mar Benlloch

Catorce años en la diplomacia norteamericana jalonan la trayectoria de Justen A. Thomas, Agregado Cultural en la Embajada de EEUU en España. De visita a la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia Justen A. Thomas ha repasado para EL ROTATIVO el momento por el que atraviesa la diplomacia pública estadounidense, su trayectoria profesional, así como la política internacional y los objetivos de la administración Biden. El diplomático repasa no elude ningún tema de actualidad como la pandemia y sus consecuencias sociales y económicas, en un mundo globalizado como el nuestro dónde asistimos a una evolución del orden mundial, tal y como hoy lo conocemos.

Señor Thomas, ¿cuál es el papel de la diplomacia pública en una embajada como la de Estados Unidos?

El trabajo que desarrollamos en la sección de diplomacia pública en nuestra embajada es el de explicar la política exterior de Estados Unidos, en este caso, a la sociedad española y, junto a esto, también nos esforzamos por compartir los valores que tenemos en común con España. Desde la diplomacia pública nos esforzamos por fortalecer las conexiones que existen entre el pueblo americano y el español así como colaboramos en la difusión de dichos valores. Al mismo tiempo, también desarrollamos nuestra diplomacia explicando, informando y organizando intercambios tanto de estudiantes que vienen a España y estudiantes que viajan a Estados Unidos para que conozcan nuestra cultura.

¿Cuáles serían los objetivos de la diplomacia pública?

En la sección de diplomacia pública trabajamos en tres áreas. En mi caso lo hago en la parte de educación y el emprendimiento y todo lo que son las relaciones con las instituciones educativas del país y lo relacionado con la enseñanza del inglés. Por lo que respecta al emprendimiento, para nosotros es una cuestión muy relevante porque lo vemos como una de las áreas de colaboración en la que España puede seguir siendo un socio próspero. Nosotros vemos el emprendimiento como un excelente medio para crear empleo y hemos tenido mucho éxito en esta área, con muy buenos resultados. Otro compañero desarrolla su cometido en el área de valores compartidos como son cuestiones como la democracia, los derechos humanos, la igualdad, la diversidad; y, finalmente, otro compañero es el responsable de los temas relacionados con la defensa y la seguridad. En este sentido, la relación de España a través de la OTAN y el hecho de tener las bases militares compartidas en el sur del país hace que trabajemos mucho explicando a los ciudadanos la importancia de ese tipo de cuestiones relacionadas con la política de defensa y seguridad. Esas son las tres áreas en las que trabajamos. A ello hay que añadir las prioridades, en materia de política exterior, que vienen establecidas desde la Casa Blanca y que, en el caso de la administración de Biden, son el cambio climático, la batalla a la pandemia y la recuperación, y la creación de una economía fuerte.

¿Es dura la vida diplomática?

(Sonríe) Puede ser dura, a veces. Actualmente, llevo catorce años en la carrera diplomática, siendo funcionario de carrera, y esta es una experiencia extraordinaria. Muchas veces la diplomacia requiere que uno esté lejos de su familia, de sus tradiciones y cultura, y no voy a mentir que eso es difícil, sobre todo en situaciones como la que vivimos actualmente como es esta situación de pandemia mundial. Pero obviamente hay también momentos positivos, y, en este caso, la vida diplomática en términos de experiencia vital y cultural te aporta una riqueza personal con muchos y muy gratos momentos.

“Supongo que la cumbre de la OTAN sería una excelente oportunidad para unirnos como socios y aliados y tener esa conversación al más alto nivel”

¿Cuáles han sido los mayores riesgos a los que se ha tenido que enfrentar y cuáles han sido las mayores gratificaciones que ha tenido a lo largo de su trayectoria?

Personalmente suelo recordar muy bien los momentos positivos y las cosas menos agradables o buenas las suelo olvidar rápidamente. Tengo muchas experiencias positivas pero para un diplomático, tal vez lo más importante que vive en su carrera diplomática es cuando prepara la visita de su presidente a un país. Es un hecho que para su preparación moviliza toda la embajada y todos sus recursos y es de las experiencias más reconfortantes. En casi todos los lugares donde he trabajado: Francia, Brasil, La Habana, Austria, siempre ha sido una experiencia gratificante asumir la visita de tu presidente y, de todas ellas, diría que una de las que mejor recuerdo guardo fue estar presente en la inauguración de la embajada de Estados Unidos en La Habana durante la administración Obama. Fue una experiencia muy gratificante en la que también tuvimos que gestionar un gran despliegue de prensa nacional e internacional para la cobertura informativa de la propia inauguración.

El funcionamiento de una embajada, al igual que el funcionamiento de la Casa Blanca, ¿es tan idílico o glamuroso como se ha retratado en series de ficción de culto como el ‘Ala Oeste de la Casa Blanca’, por ejemplo? ¿O la vida del diplomático es más prosaica?

En nuestro, día a día, diría que, obviamente, es un poco más prosaica. El caso en particular de la serie que menciona ‘El Ala Oeste de la Casa Blanca’ hace un excelente trabajo relatando y presentando cómo son los momentos de emoción y de desafío a los que nos enfrentamos en nuestro ejercicio diplomático. La manera en la que esa serie representa el día a día de la Casa Blanca es fiel a la realidad, aunque, la verdad también es que nosotros no trabajamos en palacios enormes con muchos recursos, sino que somos funcionarios y podemos estar trabajando en un espacio perfectamente muy reducido y con horarios y jornadas interminables. Ahora bien, cuando acudes a la Casa Blanca para algún despacho de trabajo sí que es verdad que vives esa grandeza de vivir dentro de ella y a travesar esas puertas… hasta a mí me resulta impresionante.

Usted ha hecho mención a la inauguración de la embajada de Estados Unidos en Cuba y la gestión de medios internacionales de todo el mundo. ¿Cómo es la relación que ustedes establecen con los medios nacionales e internacionales? ¿Cómo tejen esa relación o red de comunicación con todos ellos?

Sin duda no es fácil tejer la relación con los medios, pero nosotros, los diplomáticos, contamos con el apoyo de excelentes colegas que son los que viven en el país en el que nos encontramos, en este caso, nuestros compañeros españoles que trabajan dentro de la embajada. Cabe pensar que nosotros vamos cambiando de país cada pocos años, mientras que nuestros compañeros del país en el que nos encontramos son los que se quedan toda una vida a trabajar ahí. Ellos son, realmente, los especialistas en la relación con las instituciones locales, las organizaciones no gubernamentales y los medios de comunicación, nacionales e internacionales. Son ellos los que nos explican el contexto local y nos ayudan a entender mejor, cómo somos vistos por la sociedad, en este caso la sociedad española, y como serán interpretados nuestros proyectos, nuestros cambios de políticas, nuestras iniciativas. Esa colaboración entre nosotros, los diplomáticos que venimos con nuestra visión y perspectiva, y la gente local que vive y conoce muy bien el país, resulta fundamental para lograr implementar nuestras políticas, nuestra cultura. 

Hablando de todo ello, cuando hablamos del mensaje gubernamental y del mensaje periodístico, de la información, normalmente se asiste a una pugna por colocar el mensaje que mejor favorece al gobierno de turno frente a las informaciones que quieren difundir los medios de comunicación. Ante situaciones así, ¿ustedes cómo lo gestionan?

Yo no sé cómo es en otros países y sistemas pero, en nuestro caso, intentamos ser lo más transparentes posibles en todo lo que hacemos y en la información que podemos revelar y difundir a los ciudadanos. De hecho, tenemos una larga tradición de libertad de prensa y en la Casa Blanca todos los días se celebra la rueda de prensa de la portavoz en la que ésta se somete a todo tipo de cuestiones de la más diversa naturaleza, que son formuladas por los periodistas acreditados ante la Casa Blanca. Nosotros siempre respondemos de la mejor manera para explicar la política de los Estados Unidos y lo retratamos de la manera en la que nosotros lo vemos, por parte de la administración. Después, lógicamente, los periodistas deben dar su interpretación de los hechos y de la información facilitada y es así como funciona la democracia. Diría que no es tan difícil como parece porque, al final, se trata de explicar el proceso de cómo funciona la política y las ideas que hay detrás de toda ella, dejando en manos de los periodistas la interpretación de lo que ello quiere decir.

Una de las cuestiones que está de actualidad es la polarización de la política nacional e internacional. También en su país ha existido, en un tiempo muy reciente, una política muy polarizada. Ante esta situación, ¿qué análisis realiza de ello? 

Creo que el debate político es importante y forma parte del proceso de cómo se vive la democracia. Yo no soy historiador, pero sé que ahora nos parece que estamos muy polarizados aunque, seguramente, en la historia de la humanidad ha habido momentos tan polarizados como el actual. En Estados Unidos tuvimos una guerra civil, en España también la hubo, no puedo decir si estamos más o menos polarizados, pero lo que sí que es que ahora hay mucha atención a la vida política y pública, hay más medios de comunicación y la difusión de la información es más rápida en un mundo globalizado y, tal vez, esto afecta a nuestra opinión en torno a esta cuestión.  

¿Usted cree que va a descender el grado de crispación que se palpa en la sociedad?

Mientras funcionen las instituciones políticas y mientras haya información correcta disponible, creo que vamos bien. Tenemos que tener mucho cuidado en que eso se cumpla para preservar la democracia. Hace unos días el presidente Biden organizó una cumbre para la democracia en la que los líderes el mundo se reunieron para hablar en torno al futuro de la democracia y cómo preservarla, mantenerla y fortalecerla. No podemos presuponer que la libertad es natural y aunque en nuestra Constitución se recoge que la libertad del individuo es primordial e incluso, durante unas décadas, parecía que había un consensus internacional sobre estas ideas, actualmente es verdad que hay regímenes o instituciones que desafían a la democracia y a la libertad de expresión y son cuestiones muy importantes que tiene que ver con la polarización política.  

En torno a lo que usted apunta, otra cuestión que está en el debate público y que enrarece el debate político es la existencia de las fake news y la desinformación. En este sentido, la Unión Europea se plantea analizar cómo gestionar el problema de la desinformación, mientras que en España incluso se habla de la creación de un Ministerio de la verdad. Desde su punto de vista, ¿les preocupa las fake news y la desinformación? ¿Se plantean combatirlas, de algún modo?

La desinformación es una cuestión que nos preocupa y, en este sentido, tenemos varias iniciativas en la embajada para ayudar a combatir la desinformación. Lo que hacemos nosotros es dar herramientas a la ciudadanía para que los ciudadanos aprendan tácticas para diferenciar la información falsa de la que es verdadera. Ese es el factor más importante a tener en cuenta, porque la decisión de creerme una noticia o una información o no creérmela es un acto personal de cada uno de nosotros y para tomar esa decisión se hace necesario conocer los medios de comunicación, cómo funcionan y qué es información y qué no lo es. Nosotros vemos la educación como una excelente manera de combatir la desinformación y en este sentido, desde la embajada, trabajamos dando apoyo a algunas iniciativas para informar sobre la desinformación. 

“Desde la diplomacia pública nos esforzamos por fortalecer las conexiones que existen entre el pueblo americano y el español”

Pero la información es poder y, ahora más que nunca, parece que la información es la nueva soft skills de la diplomacia actual. ¿Puede ser?

Estamos entrando en un área un poco filosófica, pero es una excelente pregunta. La información es fundamental para la diplomacia y para todo. El conocimiento es, cada vez, más importante porque vivimos en un mundo en el que un individuo que, normalmente no tiene ningún poder adquisitivo y no tiene acceso a los medios, puede escribir algo en las redes sociales y tener una repercusión ante miles de personas y eso es bueno, porque las herramientas que tenemos para compartir información nos une como seres humanos. Pero, al mismo tiempo, saber y conocer bien cómo interpretamos y procesamos la información es algo muy importante que, tal vez, no hemos pensado lo suficiente en este nuevo mundo. Pero creo que, poco a poco, estamos construyendo el nuevo protocolo de este mundo globalizado de información, veinticuatro horas. Tengo la confianza de que los seres humanos van a responder de una manera adecuada a la situación y van a obtener las herramientas necesarias para seguir manteniéndonos como especie.

En este sentido, la diplomacia norteamericana ha tenido que adaptarse también a este escenario globalizado y ese nuevo orden mundial que está alumbrándose en estas últimas décadas, ¿cómo lo han hecho, cómo se han adaptado a esos cambios?

Diría que los programas de información y el trabajo que hacemos en la parte de diplomacia pública ha tenido que evolucionar para utilizar las nuevas herramientas que existen y comunicar con la gente donde la gente está. Ahora no se puede lanzar el mensaje desde la Casa Blanca y dejar que fluya libremente, sino que hemos tenido que adaptarnos y estar y hacernos presentes allá donde está la gente. Como administración tenemos que comunicar con la gente empleando las mismas herramientas que los ciudadanos utilizan, y, al mismo tiempo, tenemos que ser estratégicos para difundir y explicar nuestra cultura en un mundo globalizado y universal. La cultura está llegando a todas partes y, muchas veces, incluso llega antes que nosotros. En muchas ocasiones, todos tienen opiniones sobre las cosas que acontecen en Estados Unidos, incluso antes de que el gobierno se pronuncie o participe del debate público. Por eso, nosotros debemos ser realistas en nuestro papel como embajada y debemos enfocarnos en las áreas donde podemos ayudar y contribuir a ese debate. Eso quiere decir también que debemos ser más selectivos en los debates en los cuales participamos y más conscientes de lo que son nuestros poderes reales, frente a los demás actores del escenario internacional.

Estando ante un diplomático como usted, no podemos desaprovechar la ocasión para abordar algunos aspectos en torno a los principales desafíos a los que nos enfrentamos en el escenario internacional, con dos bloques diferenciados como son la alianza Estado Unidos y la Unión Europea frente a la emergencia, como potencia mundial, de China y, por otro lado, la presencia de Rusia conformando otro bloque. ¿A qué desafíos tenemos que hacer frente?

Usted ha hecho un excelente análisis de cómo están situados los actores internacionales en el escenario de la política internacional. Hablando de desafíos, para nuestra administración hay tres desafíos globales, más allá del escenario de actores descrito por usted, y estos son: el cambio climático y cómo lo enfrentamos, ya que en él va nuestra supervivencia como especie; la lucha contra el covid y sus consecuencias, y, finalmente, el crecimiento económico, ya que el crecimiento económico de China lo estamos siguiendo con mucha atención porque obviamente queremos que todos los países sean prósperos y crezcan, pero que lo hagan respetando los derechos de los ciudadanos. En este caso, estamos siguiendo muy de cerca la evolución de China porque es algo que nos interesa y, en ello están trabajando los mejores especialistas del país para ver cómo nos podemos enfrentar a ese crecimiento y ayudar a los ciudadanos chinos a que tengan la plena expresión de sus derechos.

Otro problema se da, actualmente, en el ámbito del comercio internacional, porque estamos ante una situación en la que existe una crisis de suministros y algunos de esos suministros provienen precisamente de China. En ocasiones, parece que dicha crisis es provocada por el propio gigante asiático. ¿Cómo lidian con esta situación?

Si algo hemos aprendido en los dos últimos años es que tenemos que tener sistemas resilientes. Hablando de los suministros, a los que hace referencia, es verdad que si hay una falta de suministros en una parte del mundo puede que esta situación afecte a la otra parte del mundo. En situaciones imprevistas, hay cosas que tenemos que mejorar, pero la clave es la integración de nuestros procesos y economías y, en esto, tanto Estados Unidos como la Unión Europea están trabajando en la misma dirección haciendo un esfuerzo porque esa integración sea realidad y construya un sistema más resiliente para el futuro.

¿El actual es demasiado rígido?

Manteniendo el sistema flexible se puede responder mejor a una crisis. Pero no quiero decir que ha sido demasiado rígido, pues la crisis ha sido muy dura y muy inesperada, lo que quiero destacar es que se ha aprendido mucho con esta experiencia, y si podemos aplicar las lecciones de esta experiencia a nuestro sistema de suministros, éste va a salir mucho más fuerte de lo que era antes.

Junto a los retos señalados, existe otro latente que en Occidente parece que, actualmente, se ha olvidado o se vive en un segundo plano y es el terrorismo internacional. Desde su perspectiva, siendo diplomático de la primera superpotencia mundial, ¿existe una amenaza latente en materia terrorista?

Siempre tenemos que estar atentos a los riesgos que existen, a la realidad. Lo bueno es que, a través de los últimos veinte años, hemos mejorado mucho en términos de cómo enfrentarnos al terrorismo, cómo responder ante él y cómo colaborar entre aliados ante posibles ataques terroristas. El terrorismo internacional es, sin duda, algo que nos preocupa, porque la seguridad sigue siendo fundamental, algo importante tanto para Estados Unidos como para nuestros aliados.

Usted ha hecho referencia, anteriormente, al compromiso de la administración Biden con el cambio climático pero parejo a él va también el consumo y uso de las energías renovables y la seguridad energética. ¿Cuál va a ser la política norteamericana en ese sentido? 

Desde el punto de vista de la lucha contra el cambio climático cabe destacar que la administración Biden ha estado muy implicada en el desarrollo y en el cómo se pueden impulsar las tecnologías verdes tanto en Estados Unidos como en el exterior. Nosotros vemos a las energías renovables y limpias como algo clave para la reiniciación de la economía después de la crisis del covid y es la inversión que viene, por parte del gobierno y por parte del sector privado. Va a ser fundamental repensar y reinventar el concepto de energía y como la consumimos, porque eso es lo más importante para combatir el cambio climático.

Teniendo ante nosotros a un diplomático norteamericano que trabaja en la embajada de EEUU en nuestro país, ¿qué diagnostico realiza EEUU de España como nación?

Estados Unidos tiene una excelente relación con España. Somos socios y aliados y tenemos una relación muy fuerte entre el pueblo americano y el pueblo español. En mi caso -que trabajo específicamente en la parte de la educación- veo cómo España se ha convertido en el país que mayor número de estudiantes americanos ha recibido en 2019, último año del que tenemos números. Hasta ese año España siempre estuvo detrás de Reino Unido e Italia, pero -en estos últimos años- España se ha situado a la cabeza como país que recibe el mayor número de estudiantes norteamericanos. Esto quiere decir que los estudiantes quieren venir a España, a pesar de la crisis que estamos viviendo, y demuestra la solidez de la relación entre ambos países. Una relación reforzada a través de la OTAN y que nos hace vivir con especial ilusión la próxima cumbre de la OTAN que va a tener lugar en España, un buen momento para fortalecer estos lazos entre aliados entre los cuales se encuentra España.

“El debate político es importante y forma parte del proceso de cómo se vive la democracia”

¿Y cómo nos ven?  

Tenemos una excelente relación entre ambos países. Los estadounidenses piensan mucho en la historia que tenemos en común con ustedes, ya que nuestro país tiene muchos nombres españoles fruto de la herencia y la historia compartida entre ambos países. Además, las instituciones, los museos, los académicos entienden de la importancia de esta relación hasta el punto de que son muchos los estadounidenses que vienen a estudiar y a investigar en España tanto en economía, ciencias y literatura, por ejemplo.

¿Para cuando el encuentro entre el presidente Biden y el presidente Sánchez?

(Ríe) Esa es la pregunta que siempre nos hacen. El presidente mantiene una excelente relación con el presidente Sánchez, se encuentran mucho en estas reuniones internacionales virtuales y, evidentemente, también habla por teléfono cuando pueden. No puedo decir cuando puede darse ese encuentro pero supongo que la cumbre de la OTAN sería una excelente oportunidad para unirnos como socios y aliados y tener esa conversación al más alto nivel.

Catorce años de diplomático, ¿le ha merecido la pena?

Sin duda, merece la pena. Algo que me satisface personal y profesionalmente es representar a mi país. Cuando veo mi bandera en cualquier país del mundo me viene a la memoria todas las personas que construyeron este país, mis abuelos, mis padres, la historia por los derechos civiles y me siento muy orgulloso de representar a mi país. Para mí, la experiencia merece la pena ante cualquier otra desventaja que se pueda dar.

¿Qué le diría a alguien que quiere dedicarse a la diplomacia o quiera iniciar carrera diplomática?  

Le diría que tiene que pensar mucho en quién es y qué representa como persona. Yo soy diplomático y represento a mi país, pero cada uno de nosotros -en nuestros trabajos y vidas- representamos también a nuestro país. Lo más importante es que tengamos intereses y nos involucremos persiguiéndolos para hacerlos realidad. Lo importante es participar y demostrar interés por tu pasión en la vida, entregándote a ella.