Fernando Cuadri: «La cría del toro bravo es una lucha contra natura»

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Jaime Roch /4º Periodismo

Fernando Cuadri es un hombre sabio hecho a sí mismo en la naturaleza del campo bravo. El ganadero de la legendaria vacada ‘Hijos de Celestino Cuadri’ habla con la sinceridad que aporta el sentimiento desde ‘Comeuñas’, la finca triguereña donde pastan sus toros cada día.
El propietario del hierro de la ‘H’ lateralizada diserta sobre la evolución del toro de lidia. Cuadri, un aficionado a carta cabal, muestra el respeto y la pasión que marca la historia.

El ganadero en su finca. / Foto: Gilberto

Pregunta. ¿Cree que deben mandar más los ganaderos en el mundo taurino?

Respuesta. Creo que sí, porque para mí el toro es el punto fundamental del toreo. Los aficionados definen las corridas con una palabra, es decir, hay un denominador común en cada corrida y estadísticamente no debería ser así. Por lo tanto, hay una influencia externa que se nos escapa a los ganaderos.

P. ¿Qué significa para usted la cría del toro bravo?

R. La ganadería de bravo es una lucha contra la naturaleza en el sentido de que el toro tiende a volver a sus orígenes, a lo manso, a lo natural. La función del ganadero es mantener una aptitud complicada y rara como es la de que un herbívoro ataque.

P. Dígame, ¿hay algún modelo a seguir?

R. El toro es el único animal con libro genealógico sin modelo. Cada ganadero se tiene que criar su propio modelo. En primer lugar, nadie dice qué factores prevalecen sobre otros y no podemos comprobar lo que seleccionamos hasta los cuatro años cuando sale a la plaza. Para más ende, seleccionamos una condición como la bravura que va en contra de su existencia y por tanto, tiende a desaparecer.

P. ¿Cómo se logra que un herbívoro ataque?

R. Con las tientas, el único medio de selección que tenemos. Creo que es un proceso muy relativo porque si el día de la prueba, la becerra está en celo, le podría más el instinto de madre que el de pelea y entonces, no nos serviría. Creo que la tienta no es juzgar el comportamiento de la becerra con una nota, sino que antes de que salga el animal a la plaza, hay que saber qué se le puede admitir y qué no.

P. Entonces, ¿qué le exige usted a las becerras?

R. En mi ganadería aprobamos la becerra a partir del quinto puyazo. Si pasa justa en el caballo pero en la muleta se viene arriba, es decir, tiene fondo, prontitud y recorrido; eso es lo que cuenta.

P. ¿Cree que es fundamental el tercio de varas?

R. Sí, porque es donde realmente se mide la bravura del toro. El paso del animal por el caballo es necesario pero no me obsesiona porque la becerra no tiene porqué ser excepcional. La tienta, para mí, es retocar el conjunto de lo que le falte o le sobre a esa familia, es decir, pulir la condición de la reata de la becerra.

P. ¿Cuál es el matiz que más persigue Cuadri?

R. Una condición muy difícil en el toro de lidia como es la fijeza. La fijeza para mí es síntoma de casta y, hablar de casta es pensar en raza, bravura y nobleza. Si definiéramos la bravura para el aficionado, no coincidiríamos muchos, eso seguro.

P. ¿Qué es la bravura?

R. Existe la casta como afán de lucha, la bravura como manifestar ese afán de lucha embistiendo y la nobleza como la entrega a las cosas bien hechas por parte de los toreros. Para tener casta hay que tener fijeza y, a partir de ahí, el animal encastado aprende para bien cuando se entrega y para mal cuando se orienta.

P. ¿La fijeza cree que es sinónimo de obediencia?

R. La fijeza es cuando el toro se para y estudia su alrededor, aunque no se distrae y mira la muleta. Si el animal analiza el panorama, los toreros están obligados a hacerles las cosas bien porque va a aprender rápido.

P. ¿Cree usted que la nobleza es docilidad?

R. Creo que la nobleza es una condición que debe de ir acompañada de la casta y la bravura. Ser ganadero es un conjunto de ciencia, intuición y sentimiento y, por ello, lo primero que hay que tener es mucho respeto hacia los animales.