Historia y misterio se dan cita en los Premios Planeta

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Lucía Gómez / 4º Periodismo

Los ganadores del Premio Planeta 2017 se dieron cita el pasado 22 de noviembre en Valencia para presentar sus respectivas novelas. Esta vez el jurado premió la obra El fuego invisible, escrita por el periodista y autor de novelas de éxito internacional, Javier Sierra. La historia muestra el sello que caracteriza a Sierra, quien también en esta ocasión persigue dar respuesta a los misterios trascendentales de la vida humana, las ideas y el arte. Se trata de un viaje de autodescubrimiento que plantea el origen de la creatividad a través de David Salas, un joven profesor de Lingüística que se enfrenta a la revelación del verdadero significado del Santo Grial.
Niebla en Tánger, por su parte, fue la finalista en esta 66ª Edición de los Premios Planeta. Su autora, Cristina López Barrio, estudió Derecho y se dio a conocer en 2010 por la novela La casa de los amores imposibles, publicada en 22 países. Esta vez, López Barrio ha creado una historia circular híbrida entre realidad y ficción, en la que Flora, su protagonista, emprende un recorrido interior que la llevará a investigar el misterio escondido detrás de una novela con el mismo nombre.
Los premiados explicaron durante su estancia en Valencia la importancia de haber recibido el galardón. Para la autora de Niebla en Tánger, supone “un impulso y un honor” estar en la lista de finalistas, y aseguró que es una “gran oportunidad” para darse a conocer y fidelizar nuevos lectores. Según López Barrio, el premio es el resultado “de muchos años luchando por la vocación que yo quería, renunciando a mi carrera de Derecho y arriesgando”.
Del mismo modo, Sierra resaltó que el reconocimiento tiene para él el valor “mítico” de reunir a todas las “grandes firmas” que escribieron en español en los últimos 66 años. “Poder ver mi nombre en una lista en la que están Eduardo Mendoza, Vargas Llosa o Ana María Matute, para mí es espectacular”, aseguró. Sin embargo, reconoció que el Premio Planeta es una responsabilidad. “Da vértigo entrar en una librería y ver columnas de mis libros”, destacó.
Ambos escritores señalaron que sus respectivas novelas son las mejores de sus carreras literarias, aunque añadieron que nunca dejarán de aprender. “Con cada libro te transformas y lo notas cuando recibes las reacciones de los lectores”, expresó Sierra. Asimismo, tanto la finalista como el ganador valoraron de manera positiva la obra del otro. En esta línea, Sierra halagó la novela de su compañera, que destacó que contiene el elemento que más valora: el misterio. López Barrio también declaró que la novela premiada le pareció “apasionante” porque los dos comparten la misma inquietud, al tiempo que resaltó que le “fascinó” el misterio del Grial.
El fuego invisible pretende llegar a la “novela primordial”. Así lo explicó su autor, para quien la literatura se inventó con el objetivo de responder las preguntas profundas de la vida humana. Por ello, declaró que su obra busca recoger “el espíritu” de la novela como “mecanismo para enfrentarse a aquello que la razón es incapaz de responder”. No obstante, Sierra es consciente de que en la actualidad no triunfan las novelas de trascendencia, pero entiende que la lectura “es un acto tan íntimo, que si logras la comunión con el lector, puedes llevarlo hasta el número de cielo que quieras”, remarcó.
El misterio de la creación artística es una idea que comparten ambas novelas ganadoras. En este sentido, Niebla en Tánger, que está inspirada en autores como Oscar Wilde o Julio Cortázar, hace referencia según López Barrios a la creación literaria como “generadora de vida propia” y supone un “juego” para el lector, que lo asume como una herramienta para resolver el misterio policíaco. Según la escritora, su novela es fruto de la admiración por los autores que le enseñaron y ejercieron una influencia sobre ella como lectora que se plasmó a la hora de escribir.
Sierra también evoca en su novela a otros autores. De este modo, destaca el poeta medieval Chrétien de Troyes, al que utiliza para hablar del misterio del Santo Grial, que según la visión histórica se mencionó por primera vez en el cuento del trovador en 1180. En este sentido, la novela de Sierra confronta las dos versiones del grial, la mítica, como elemento que sirvió de copa en la Última Cena, y la histórica, que afirma que la primera referencia del grial de Valencia apareció en 1300. Además, en opinión de Sierra, el producto posee un significado simbólico, ya que en él “se cruzan lo divino y lo humano”. Para el escritor, los lugares sagrados son las “escaleras naturales que utilizamos los hombres para estar más cerca del mundo superior”.
Otro de los símbolos presentes y que da nombre a la novela de Sierra es el llamado “fuego invisible”, entendido por el autor como un “instante de revelación” que se siente en algún momento del proceso creativo. “De repente, sin saber por qué, las piezas se giran de una manera que no esperabas y se convierten en un resultado deslumbrante; ese es el fuego”, proclamó el escritor.
Por otra parte, López Barrio subrayó que la historia de amor dentro de la novela la utiliza como un desencadenante para iniciar el viaje interior de la protagonista, a quien define como un “héroe en el mundo ordinario” que encuentra un desencadenante que inicia su transformación. Para López Barrio lo esencial de la novela es el camino que recorre la protagonista a Tánger en busca de su libertad para reencontrarse a sí misma. “Muchas veces perdemos nuestra identidad, hasta el punto de que no sabemos si vivimos la vida que esperan de nosotros o la que queremos vivir”, declaró la finalista del Premio Planeta 2017.