Richy Gnutti: «La renta básica ya no sólo es justa, ahora también es útil»

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Javier Haya / 2º Periodismo

“La humanidad es por primera vez en la historia una realidad, todos estamos en el mismo barco, pero faltan los remos y los motores que lo lleven a buen puerto”, reflexionaba el filósofo polaco Zygmunt Bauman cuando lo entrevistó Gnutti hace tres años para un documental. De eso trata, ‘In the same boat’, una pequeña pero profunda reflexión sobre la globalización, sobre el desarrollo de la tecnología y los mercados y la consiguiente situación del trabajo mundial que el cineasta presentó recientemente en los cines Albatexas en València.

Por los setenta minutos de documental desfilan las declaraciones de diversos personajes del mundo de la sociología, la economía y la política: Tony Atkinson, Mariana Mazzacutto, Serge Latouche, Daniel Reventós… Uno de los protagonistas esenciales es José Mújica. “Como consecuencia de la globalización, los presidentes de los países deberían gobernar tres o cuatro días para sus países y dos o tres para el resto del mundo”, opina el ex presidente uruguayo. Esta tendencia a la conexión de mercados, junto con los avances tecnológicos, han causado la pérdida de muchos puestos de trabajo, sobre todo en los países más desarrollados, lo cual ha llevado a economistas y pensadores a plantearse posibles salidas a esta disyuntiva. La solución parece estar en la redistribución de la riqueza.

“La balanza entre capital y trabajo se decanta cada vez más hacia la primera”, decía el recién fallecido Tony Atkinson. El economista británico era, como la mayoría de los testimonios del documental, partidarios de experimentar con una renta básica universal o directamente implantarla. De hecho, según el propio director, la tesis principal de su documental es la que en cierto momento del metraje pronuncia Bauman: “Hay que aceptar que la redistribución de la riqueza vía salario es ineficiente, hay que buscar otras formas. El trabajo tiene que dejar de ser el medio de la supervivencia porque este ya puede asegurarla”.

A Bauman le encantó el documental de Gnutti, tanto es así, que viajó a Barcelona desde Leeds (siendo ya nonagenario) para presentar la película. En el coloquio, el premio Príncipe de Asturias, se refirió a la renta básica como algo utópico, pero no inalcanzable, ya que opinaba que era casi más utópico pensar que todo iba a continuar igual que creer en las propias utopías. La situación actual requiere un cambio natural, ya que no hay futuro con la actual distribución de la riqueza, es algo que no convine a nadie, ni tan siquiera a los ricos. Empresas de Sillicon Valley como Amazon también buscan un reparto más igualitario de los bienes, ya sea mediante una renta básica o una mejor distribución del trabajo, “si no hay una clase media fuerte estas empresas pierden consumidores potenciales, sin clientes no hay negocio”, afirma el director italiano afincado en Barcelona, lo cual le ha llevado a admitir que “la renta básica ya no es solamente justa, sino también útil”.

El coloquio posterior en los Albatexas también se centró básicamente en el tema de la renta básica, aunque la obra de Gnutti muestra que no sería la absoluta panacea, ya que existen otros desbarajustes en el sistema. Por ejemplo, el que sostiene la economista Mariana Mazzucatto, experta en innovación: “A diferencia de lo que la opinión colectiva afirma, el sector público tiene mucho que ver en la inversión de innovaciones tecnológicas claves como el sistema GPS o la navegación por internet, el problema es que los beneficios de la inversión van a parar en su mayor parte al sector privado, lo que no permite reinvertir los riesgos tomados o redistribuirlos entre la población”.

Tanto Gnutti como Josevi Marco, profesor de Periodismo en la Universidad de València que acompañó al autor en el debate, coincidieron en que aunque los testimonios de la película son preocupantes. “El trabajo tiene que dejar de ser el centro de la vida social y psicológica de las personas, en Italia, por ejemplo, antes del nombre está la etiqueta de tu profesión, sin ella no eres nadie”. Marco precisa lo que una renta básica universal e incondicional supone, “no se trata de una subvención, sino de un derecho que todos poseen, una trampa a la pobreza discriminadora. Pero debe estar supeditada a una mejor distribución de la riqueza”.

Marco recalca además que una renta básica universal e incondicional supondría una “revolución absoluta”, no solo de los roles sociales, también de los domésticos, ayudaría a una mayor igualdad entre hombre y mujer. Cierto es que tanto en el documental como en el coloquio ha faltado la otra cara de la moneda, los argumentos en contra a este método de redistribución, entre los que se encuentra la pérdida de competitividad o la inflación desmedida o los riesgos que supone caer en los errores de siempre: el hiperconsumismo, la deuda o la insostenibilidad ecológica.

A modo de conclusión cabe citar a John Maynard Keynes, que es quien pronunció la expresión que da título al documental. El celebérrimo economista auguró hace casi un siglo que a estas alturas de la historia todos estaríamos conectados entre nosotros, aunque erró en una predicción, él pensó que los seres humanos a estas alturas trabajaríamos unas quince horas semanales, y es que él creía que las personas trabajan para vivir, no viven para trabajar.