Sara Peris / 4º Periodismo
Confianza, atentas miradas de voluntarios. Sonrisas agradecidas de los beneficiados. Así es el clima que se respira en La Casa Grande de Valencia. La asociación, declarada de Utilidad Pública por la Generalitat Valenciana, cuenta con múltiples reconocimietos a su labor solidaria. “En La Casa Grande cabemos todos. Somos una familia”, afirma Jaime Barrón, presidente de la asociación. Según Barrón, no existe un patrón determinado de personas que acuda a solicitar ayuda. “Los beneficiarios son de cualquier etnia, sexo o edad”, constata el presidente.
‘El Puchero’. Así se llama el comedor social situado en la localidad de Beniparrell. “Está sufragado 100% con presupuesto privado a cargo de la empresa San Lucar”, declara el presidente. “Desde luego no mira de brazos cruzados las consecuencias de la crisis. Hace una gran labor”, manifiesta César Barrón, vocal de la asociación. En ‘El Puchero’ no hay ni mesas ni sillas. Los voluntarios preparan la comida en tuppers y los que la necesiten se llevan la comida a casa para evitar pudores o incomodidades y, a la vez, poder ofrecer más cantidad a más personas. Los menús que preparan Antonio, Daniel y Vicente, cocineros de ‘El Puchero’, varía todos los días: paella, pasta, verdura, pescado… Además, cada comida está acompañada con una fruta de temporada. “Tal vez puede ayudar una comida caliente y sabrosa para recuperar los ánimos”, declara Antonio. “Es algo más que un comedor social. Aquí se hace un poco más sostenible la situación de muchas familias en Valencia”, manifiesta Daniel.
Por otra parte, la asociación, cuenta con 25 contenedores distribuidos por Valencia para depositar ropa y zapatos. La Casa Grande, junto con Cáritas y El Rastrell, son las únicas ONG que cuentan con contenedores legales en la ciudad y que garantizan la llegada de lo depositado en ellos. Con la ropa que recogen visten a una gran parte de personas que buscan ayuda en la asociación. Y no sólo eso. Parte de la ropa que se recoge es vendida a la industria textil para su exportación, reciclaje y reutilización.
Un gran programa
El ‘Programa de Familias y Menores’ tiene como objetivo “mejorar la calidad de vida de las familias con las que convive el menor y que se encuentran en situación de dificultad socioeconómica o en riesgo de exclusión social”, constata César Barrón, vocal de la organización. Este plan incluye desde talleres de ocio y tiempo libre u orientación sobre recursos para adolescentes, hasta talleres formativos para madres y padres o formación para voluntarios que participen en este programa como monitores de refuerzo socioeducativo.
“En La Casa Grande consideramos a las personas no solo como entes individuales sino como personas multidimensionales con variedad de roles y responsabilidades dentro del sistema familiar, donde cada uno de sus miembros juega un papel importante en su sostenimiento”, garantiza José Emilio Ramón Llácer, vicepresidente de la asociación.
Otras grandes acciones
La asociación también imparte cursos y talleres diversos como el ‘Curso de Habilidades y Técnicas que fomentan el empleo para empleadas de hogar y cuidadoras’. Va dirigido a mujeres que se encuentren en situación de vulnerabilidad. “Motivamos a las mujeres en su búsqueda de empleo y además se les asesora para superar una entrevista de trabajo”, testifica una de las voluntarias. Pero eso no es todo. Para mujeres cuentan, además, con un grupo de encuentro: ‘Entre mujeres’. Aquí, aprenden deportes desde yoga o pilates hasta defensa personal.
Con el ‘Programa de alfabetización’ se pretende mejorar el nivel académico y potenciar el desarrollo personal y competencia sociolaboral de los participantes. Se imparten cursos de español, valenciano, inglés y hasta informática. Y con el ‘Programa de apoyo estudiantil’, se ayuda a los niños con sus tareas escolares. “La idea es ser algo así como profesores particulares para aquellos niños que en casa no puedan recibir ayuda a la hora de hacer sus deberes”, manifiesta un voluntario de la asociación.
