La hemodiálisis, compañera de un niño de 6 años que espera un riñón

0
1378

Debido a una enfermedad en el riñón, Isham vive entre médicos y hospitales

Isham, nombre figurado, tiene seis años y una mirada profunda, penetrante y llena vida que esconde tras ella el abandono de una madre y una enfermedad en el riñón que arrastra desde el día en el que nació. Tras tres intentos fallidos de trasplante, las esperanzas de conseguir un riñón nuevo van desapareciendo.

Isham invierte su tiempo libre en jugar a tocar el piano. / BSL
Isham invierte su tiempo libre en jugar a tocar el piano. / BSL

Isham se somete cuatro días a la semana a una hemodiálisis, y como consecuencia, sus venas y arterias están demasiado desgastadas como para poder soportar cualquier operación quirúrgica. Las Hijas de la Caridad, encargadas de su educación desde que Isham tenía tres años, intentan que este niño de tan corta edad viva con la mayor felicidad y plenitud posible ante un futuro incierto.
Son las siete y media de la mañana. En los pasillos de la residencia y colegio de Isham, todavía fríos, a lo lejos se oyen unos pequeños pasos que, arrastrándose, van a toda velocidad hacia la puerta principal del centro. Es Isham, que acompañado de sor Catalina, corre orgulloso al encuentro de su amigo “el ambulanciero”, como él le llama.
En la puerta del centro, como siempre, ya está la ambulancia esperando a que su único pasajero tome asiento hasta llegar al hospital La Fe, donde Isham se somete a su hemodiálisis. “En ese momento se le olvida todo, porque para él es Jorge, su amigo que le espera siempre con los brazos abiertos”, explica sor Joaquina, la religiosa encargada de dirigir la residencia del niño.
Todos los lunes, miércoles, viernes y sábados por las mañanas, Isham tiene una cita con las enfermeras y médicos del hospital. Allí recibe tanto asistencia sanitaria como educativa, pues, tal y como relata el profesor y tutor del niño, Fernando Gil, “el pequeño posee una escolarización compartida”. De esta manera, los profesores y educadores del niño son conscientes de la situación. “Es imposible seguir una programación escolar ordinaria porque estamos siempre supeditados a su estado de ánimo, y por eso lo único que intentamos es que sea un niño feliz”, expresa Gil.
Debido a la deficiencia de sus riñones, Isham posee una severa y controlada dieta que no se puede saltar. Sin embargo, como casi todo en su vida, no se trata de una dieta usual, puesto que el mayor riesgo para él es también su mayor deseo: el agua. El pequeño de seis años sobrevive con seis centímetros cúbicos de agua después de las comidas, y a base de enjuagues bucales el resto del día. Ante esta situación, y a pesar de su edad, Isham es consciente de su enfermedad. “Por las mañanas me voy a La Fe para ponerme bueno”, comenta, y sonriente expresa su mayor deseo: “Tener un trasplante y poder beber agua como mis amigos”.
Educadores, profesores, religiosas y todo el mundo que comparte tiempo con él coincide en que Isham constituye un ejemplo de superación para todos, una fuerza que te enseña a aprovechar y saber valorar cada segundo. Porque, como explica sor Joaquina, con él se ve “el verdadero valor de vida y la necesidad de aprender de cada momento”. “Por eso es paradójico que seamos nosotros los que estemos aprendiendo de un niño de seis años”, afirma..

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí