Juan Ramón Barat: “Jaime I tiene todos los elementos para ser el héroe de una superproducción dirigida por Ridley Scott”

0
192

Información: Gonzalo Escrig / Imagen cedida

El conocido autor valenciano Juan Ramón Barat vuelve a las librerías con una epopeya, dividida en dos volúmenes, centrada en la vida del rey Jaime I el Conquistador. La trama de la novela se despliega más allá de la figura del monarca, abarcando otros personajes cruciales de la época y proporcionando así una visión panorámica del siglo XIII. Barat detalla el fascinante proceso de descubrimiento de personalidades de primer nivel que desconocía previamente, rescatando y otorgando nueva vida a las historias valencianas. Barat se zambulle en el desafío de armonizar hechos reales con elementos fabulados, destacando la importancia de la fabulación como herramienta para ahondar en la humanidad de personajes históricos. EL ROTATIVO ha entrevistado al novelista para intentar desvelar el proceso intuitivo y de aprendizaje que yace detrás de esta tarea delicada, donde la mesa de trabajo se satura con crónicas, estudios y tesis doctorales.

¿Qué le inspiró a escribir sobre la vida de Jaime I el Conquistador? ¿Qué aspecto particular de su historia le llamó más la atención?

La idea surgió de mi antiguo editor en Carena, una editorial valenciana que ya no existe. Hace unos 14 o 15 años propuso que escribiera dos novelas sobre temas valencianos. La primera era una obra sencilla y didáctica, dirigida a jóvenes, sobre Jaime I. La segunda abordaba la batalla de Almansa y la Guerra de Sucesión de 1700. Estas novelas fueron publicadas por Carena, pero la editorial desapareció con el tiempo. Algaida, una nueva editorial, me propuso rescatar y expandir las obras. Recuperé la novela de 1707 tal como estaba, pero con la de Jaime se planteó un proyecto más ambicioso pensando en un público adulto. Así que me senté a trabajar en la ampliación de Jaime, inicialmente pensada para unas 180 páginas, pero finalmente creció hasta alcanzar las 500 o 600. Esta versión más extensa aborda no solo a Jaime I, sino también a otros personajes históricos importantes de esa época. La novela se divide en dos tomos y abarca prácticamente todo el siglo 13. Fue un proceso fascinante que me permitió descubrir personajes de primer nivel que no conocía previamente. Algaida ha hecho posible rescatar y dar nueva vida a estas historias valencianas.

En su novela, destaca el «lado humano» de Jaime I. ¿Cómo abordó la tarea de equilibrar los hechos reales con las partes fabuladas para ofrecer una visión más completa y auténtica del monarca?

La labor más delicada e importante de un escritor de novela histórica es determinar el límite entre lo histórico y lo fabulado. La fabulación implica un equilibrio difícil, pero es esencial. La mesa de trabajo se llena de crónicas, estudios, tesis doctorales y novelas, sin embargo, la tarea más difícil es decidir hasta dónde llega la historia y a partir de dónde comienza la ficción. Es un proceso intuitivo y de aprendizaje con el tiempo. Se seleccionan los datos cruciales, fechas y personajes, y el resto se recrea con la imaginación, especialmente en la dimensión humana. Se trata de explorar cómo hablaban, sentían o negociaban los personajes en situaciones íntimas. La clave está en fabular y sumergirse en el corazón y el alma de los personajes, capturando cómo podrían haber pensado en esa época. Mi enfoque se centra en profundizar en el lado humano, manteniendo presente la necesidad de equilibrar la historia con la ficción para ofrecer a los lectores una experiencia atractiva y auténtica.

“La labor más delicada e importante de un escritor de novela histórica es determinar el límite entre lo histórico y lo fabulado”

Jaime I vivió en una época llena de conflictos y complejidades, como la Reconquista y las luchas entre los reinos cristianos. ¿Cómo influyó este contexto histórico en la personalidad y las decisiones del rey?

El siglo XIII es esencial, no solo en lo que hoy entendemos como España, sino en el contexto europeo y global de la época. América aún no existía y el mundo se centraba en el Mediterráneo y sus alrededores, heredando la influencia del Imperio Romano y el Bizantino. Jaime I nace en 1208 y fallece en 1270, abarcando prácticamente todo el siglo, siendo protagonista desde antes de su nacimiento, con el conflicto entre sus padres. Este siglo destaca por la Reconquista en España, culminando en las Navas de Tolosa en 1212. En 1213, tras la muerte de su padre, Jaime queda huérfano. La lucha contra moros y cristianos, enfrentamientos entre Aragón y Castilla, la disputa con los francos (actual sur de Francia), y la confrontación con el Sacro Imperio Germánico y el papado, marcan su reinado. Jaime I se encuentra en el centro de este huracán, y sus acciones condicionan el futuro mapa de España y Europa. Su protagonismo es fundamental en un período marcado por guerras y conflictos generalizados.

En el libro destaca que Jaime I quedó huérfano a una edad temprana y enfrentó muchos peligros. ¿Cómo influyó esta experiencia en la formación de su carácter, y cómo se refleja esto en la trama de la novela?

La influencia de su infancia fue determinante. Al quedar huérfano a los cinco años en 1213, como heredero de un vasto reino que abarcaba Aragón, Cataluña y parte del sur de Francia, Jaime I sufrió varios intentos de asesinato. Para protegerlo, el Papa y su madre lo confinaron en el impenetrable castillo de Monzón, gobernado por los monjes templarios, quienes forjarían su carácter. La educación con los templarios marcó a Jaime I con valores como la templanza, sobriedad, justicia y un profundo amor por el cristianismo. A lo largo de su vida demostró ser un paladín de la cristiandad, fundando iglesias y monasterios en los territorios conquistados. A pesar de su apasionamiento, su carácter templario lo inclinaba hacia la moderación y la prudencia, creando un hombre de notables contrastes y contradicciones.

Jaime I es descrito como un hombre de contrastes, fue impulsivo, temerario, tenaz, generoso y enamoradizo. ¿Qué desafíos encontró al retratar la complejidad del personaje?

Efectivamente Jaime I tenía muchas contradicciones en su carácter. Como hemos hablado, emerge como un hombre apasionado en todas sus empresas. En el campo de la guerra era enérgico y valiente, enfrentándose a los musulmanes y, sobre todo, a los castellanos por cuestiones de fronteras. En el ámbito amoroso también era apasionado y enamoradizo, involucrándose con muchas mujeres y dejando una estela de hijos bastardos por todo el reino. Esta faceta amorosa le acarreó numerosos problemas con esposas, nobles del reino, sus propios vasallos nobles, los ricos hombres, e incluso con la Iglesia que le reprendía por su conducta. La situación generaba conflictos testamentarios y modificaciones constantes en sus disposiciones, convirtiendo cada ajuste en una historia por sí misma. Me lo imagino como un hombre increíble con todos los elementos para ser el héroe de una superproducción, al estilo de Napoleón en Estados Unidos, tal vez dirigida por Ridley Scott. Una figura digna de una epopeya cinematográfica.

“La tarea más difícil es decidir hasta dónde llega la historia y a partir de dónde comienza la ficción”

La vida de Jaime I está entretejida con realidad y leyenda. ¿Cómo separó la realidad del mito para presentar una historia fiel a la historia, precisa y atractiva?

Su nacimiento, incluso antes, a finales del siglo 12, alrededor de 1200, es una época escasa en crónicas históricas y documentos escritos. La información de esa época proviene mayormente de la tradición oral, como los relatos de juglares y trovadores, con versiones variadas de los hechos. Aunque existe el ‘Llibre de Fets’ (Libro de los Hechos), un cuaderno de viaje de Jaime I, es selectivo y parcial en el que solo se registra lo que le interesaba, a veces exagerando. En mi novela, los primeros años de Jaime I abarcan su nacimiento e infancia y se basan en leyendas y relatos populares. Sin embargo, a partir de su pubertad y adolescencia, alrededor de los 12 o 13 años, los datos son más confiables, respaldados por crónicas y registros históricos. Jaime I fue armado caballero, proclamado rey en las Cortes de Lérida y casado con Leonor de Castilla a una edad temprana. Estos eventos, junto con estudios modernos y documentos de archivos, como los de Sijena y Poblet, permiten una reconstrucción más fiel de su historia a medida que la realidad supera la leyenda.

Menciona la documentación extensa sobre Jaime I, incluido el Llibre dels Fets. ¿Cómo ha sido sumergirse en ese proceso de investigación y seleccionar los eventos clave para dar forma a la trama de la novela?

En la era actual iniciar una investigación es sencillo gracias a Internet. Y, además, la búsqueda de información histórica es accesible con libros, especialmente aquellos que son tesis doctorales o estudios académicos que proporcionan bibliografía. Compro muchos libros basándome en las recomendaciones de otras lecturas, lo que a veces se convierte en un problema de espacio en casa. Asimismo, las redes sociales pueden ser una fuente útil, aunque es necesario ser cauteloso porque hay información creíble y falsa. Al leer tesis doctorales publicadas por universidades y contrastar datos, se puede discernir la veracidad de la información. Al final, el sentido común desempeña un papel crucial en distinguir entre lo auténtico y lo dudoso.

Finalmente, ¿cuál es la percepción que tiene sobre el legado de Jaime I? ¿Cómo espera que los lectores vean al monarca después de leer su novela?

Vale la pena recordar que Jaime I dejó una huella profunda en el mapa político y geopolítico de lo que ahora conocemos como España y Europa. Sin su intervención, la configuración actual sería considerablemente diferente. Sus conquistas, desde Mallorca hasta Valencia y Murcia, hasta más allá del Mediterráneo, así como sus pactos con los castellanos, jugaron un papel crucial en la formación de la actual geografía. Su influencia se extendió incluso a Italia, donde el Reino de Sicilia y Nápoles estuvieron bajo su corona. Nuestra identidad actual está intrínsecamente vinculada a figuras como Jaime I. Aunque no siempre podemos decir «gracias» por ello, definitivamente seríamos algo distinto. La Reconquista, que culminó con los Reyes Católicos en 1492, fue moldeada por figuras como Jaime I y su ausencia habría alterado significativamente nuestra historia. La presencia continua de Jaime I en nuestras vidas, como evidenciado en celebraciones como el 9 de octubre en Valencia, demuestra su impacto duradero en nuestra cultura y sociedad, para bien o para mal.