Paula Hernández: “Una buena fotografía es aquella que, sin explicaciones ni palabras, consigue transmitir un mensaje o llevar a la reflexión”

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Una entrevista de Gonzalo Escrig / Imágenes: Cedidas por Paula Hernández

Con autenticidad como su brújula, Paula Hernández, estudiante de Periodismo en la CEU UCH, ha alcanzado el reconocimiento como una de las jóvenes promesas del fotoperiodismo, siendo seleccionada para la publicación de sus trabajos en la edición impresa y digital de la destacada revista internacional, Docu Magazine. Desde sus referentes como Vivian Maier hasta su sólida creencia en el poder del fotoperiodismo, Hernández nos guía en esta entrevista a EL ROTATIVO a través de su viaje de aprendizaje y anticipa su próxima odisea visual.

Paula, ¿cómo descubriste el concurso?

Curiosamente lo descubrí de la forma más inesperada. Ya me había presentado anteriormente a algún concurso que descubrí tras verlo publicado en una revista de fotografía pero, en este caso, conocí el de Docu Magazine por un anuncio que me apareció al deslizar las historias de Instagram. Precisamente, el premio de este concurso era que publicasen las fotos en el libro digital y algunas en la revista física. Docu Magazine se enmarca dentro de la fotografía documental y la de calle, dos de mis modalidades preferidas, con lo que vi una oportunidad para mostrar mis imágenes. Así, seleccioné varias de entre las que escogieron dos para publicar.

¿Qué sentiste al ser seleccionada?

Que seleccionasen dos de mis fotos para aparecer en una revista internacional entre grandes profesionales de la fotografía me ha servido como motivo para confiar en mí. Muchas veces, aunque seamos conscientes de que nuestro trabajo vale la pena, nos visita un gran enemigo: el llamado síndrome del impostor. Aparecer tanto en la edición impresa como en la digital de Docu Magazine ha supuesto para mí el impulso necesario para tomar conciencia de que mi trabajo es válido, ya sea por la claridad de las imágenes escogidas como por su impacto emocional.

¿Qué te atrajo de la fotografía? ¿Por qué decidiste ser fotógrafa?

Desde muy pequeña siempre tuve una preciosa conexión con mi abuela. Me cuidaba y jugábamos juntas a lo que se nos ocurría. Poco a poco, algo en ella comenzó a cambiar. Primero se le olvidaba dónde había dejado objetos que acababa de mover, después se le comenzó a emborronar la ruta hacia su casa… hasta que dejó de reconocer y asociar los nombres y caras a las personas importantes de su vida. No tardaron mucho tiempo en diagnosticarle la enfermedad de Alzheimer. Siempre me ha apasionado tomar fotos, pero, a partir de ese momento, cada una de las instantáneas que tomaba comenzaron a cobrar sentido. El poder de la fotografía se encuentra en su capacidad para inmortalizar un instante y evitar que caiga en el olvido. Así, puede que inconscientemente, un trocito de ese recuerdo siga presente en mí

¿Qué buscas en una fotografía? ¿Cómo consigues contar una historia?

Creo que la autenticidad detrás del objetivo, la capacidad de transmitir mensajes, emociones o contar historias, son las características esenciales para que una imagen se convierta en algo más que un simple registro visual. La fotografía tiene el poder de trasladar respuestas, provocar pensamientos y establecer distintas conexiones emocionales en cada persona. Eso es lo que busco. Además, una de las grandes características de la fotografía es la diversidad de interpretaciones que surgen a partir de una sola imagen. Lo que resulta significativo y conmovedor para un fotógrafo resuena de manera diferente en cada espectador, que las verán a través de sus perspectivas y experiencias propias.

Actualmente estudias periodismo: ¿Te gustaría ser fotoperiodista?

Creo, cada vez más firmemente, que mi lugar está en el fotoperiodismo. Siempre he pensado que tanto los periodistas como los fotógrafos tenemos un don. Hacemos magia con las palabras y con las imágenes para contar hechos, acontecimientos y testimonios, visuales o escritos, con una mirada consciente y despierta. Tenemos un gran poder, a la par que responsabilidad, para servir de altavoz a la sociedad. Siempre me han fascinado estos dos mundos, pero en la unión de ellos he encontrado una verdadera pasión.

“El poder de la fotografía se encuentra en su capacidad para inmortalizar un instante y evitar que caiga en el olvido”

¿Quiénes son tus referentes?

Creo que tener referentes en la fotografía es fundamental para aprender inspirándonos en sus técnicas y trabajo. Hace años descubrí e investigué la historia y fotografía de Vivian Maier, una niñera apasionada, en secreto, de la fotografía de calle. El carácter costumbrista de sus imágenes, rebeladas post mortem, me apasiona. Dentro del fotoperiodismo es inevitable nombrar verdaderos comunicadores como Dorothea Lange, quien capturó el sufrimiento humano durante la Gran Depresión, o James Nachtwey, que ha convertido su cámara en testigo de sufrimiento humano en medio del caos de conflictos y la crisis. Si me centro en España, algunos de mis referentes son Emilio Morenatti, fotógrafo documental que ha cubierto el desastre de la guerra de Ucrania y el del coronavirus, y Joana Biarnés, que fue la primera mujer española considerada fotoperiodista.

¿Qué es lo que has aprendido de la fotografía?

La fotografía me ha enseñado que con tan solo un disparo tenemos la capacidad de convertir lo efímero en algo eterno. Me ha permitido también tomar conciencia sobre que «lo que no se ve, no existe». Al fin y al cabo, es un arte de selección y revelación, donde el poder de contar una historia parte de la habilidad para mostrar lo esencial. Pero, aún así, lo que queda fuera del objetivo, puede ser tan relevante como aquello que se muestra. Creo que la lección más importante para un fotógrafo es aprender a ver de manera diferente y prestar atención a los detalles que a menudo pasan desapercibidos para transmitir y contar con imágenes.

¿Qué hace que una fotografía sea buena?

Una buena fotografía debe tener verdad, intención y entrega. Es aquella que, sin explicaciones ni palabras, consigue transmitir un mensaje o llevar a la reflexión. Puede ir desde un paisaje hasta un retrato, pasando por todo tipo de paisajes y ambientes. Lo más bonito es que la apreciación de la imagen, al ser subjetiva, siempre variará según la forma de ser y las experiencias de cada persona.

¿Crees que el fotoperiodismo se encuentra en un buen momento actualmente?

Hoy en día todo el mundo tiene una cámara, o si no un teléfono. Así es como la exclusividad de las fotografías, en todo tipo de eventos y ambientes, se vuelve cada vez más inalcanzable. Además, el impacto significativo que tienen las redes sociales sobre este ámbito es indiscutible. Si hoy capturo una imagen de un gran acontecimiento, seguramente haya presentes cientos de fotógrafos más con la misma intención. Pero pienso que, como todo, será el cómo utilicemos los nuevos materiales para contar historias lo que determinará si suponen un problema o una herramienta. No creo que el fotoperiodismo esté en su mejor momento, pero puedo asegurar con rotundidad que una imagen única nunca va a perder su poder. Una vez leí una frase que se me quedó grabada para siempre: “Las imágenes no son solo fotografías; son testigos silenciosos de la historia, fragmentos de la realidad suspendidos en el tiempo”.

Finalmente, ¿estás trabajando en algún nuevo proyecto?

Hace unos días me presenté a la beca Joana Biarnés dedicada a jóvenes fotoperiodistas. Para participar había que enviar un proyecto completamente desarrollado sobre una temática de necesaria difusión y reflexión social. En el documento expliqué mi idea de representar la dependencia intrínseca del ser humano respecto a diferentes ámbitos y relaciones. En caso de no ser seleccionada, si que me gustaría llevarlo a la imagen. Así que, a parte de continuar presentándome a los concursos que surjan, ese sería probablemente mi próximo proyecto.