Max Verstappen gana el bote del GP de Las Vegas

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Análisis de Javier Cuñat / Imágenes: F1

Hace seis años se les preguntó a Fernando Alonso, Lewis Hamilton, Sebastian Vettel y Daniel Ricciardo cuáles eran sus deseos para la Formula 1 del futuro. Alonso respondió que quería los mismos motores para todos los pilotos, el británico quería una carrera en Miami, el alemán quería correr en Alemania y el último quería correr en el circuito que albergó el penúltimo Gran Premio de la temporada: Las Vegas. De esas cuatro propuestas solo se cumplieron tres porque si la de Alonso se cumpliera no tendrían nada que hacer contra él. En aquel momento corría para McLaren, uno de los peores, si no el peor coche de la parrilla que le sumó años perdido en el desierto y no victorias sabiendo el piloto que era y es.

Correr en Las Vegas ha sido todo un quebradero de cabeza para la organización que arriesgaría su capital por construir un circuito con todas las garantías e infraestructura. Este era el primer Gran Premio promovido por Liberty Media, la dueña de los derechos de la Formula 1. Debían tener en cuenta el tráfico, porque qué sería el GP de Las Vegas si no pasan los monoplazas por la calle principal de la ciudad. Con sudor y lágrimas se logró construir el circuito, en tan solo un año, para hacer uso de él tres días por cada temporada que tiene de contrato.

Luego, los equipos debían pensar en sus coches porque, una vez llegaron a Las Vegas se encontraron con un clima muy diferente al que suelen experimentar. La temperatura ambiente no subía de los diez grados, y la pista, por tanto, no se acercaría ni a treinta grados, lo que podría ser una temperatura aceptable para que los neumáticos se calienten y rindan. Los entrenamientos libres estaban para ello, sin embargo, los Libres 1 no duraron ni diez minutos ya que una alcantarilla desapareció cuando Carlos Sainz pasó por encima de ella.

Un mar de chispas abarrotó la recta por la que pasaba el Ferrari, y tras ver los daños, Sainz retiró el coche y sacaron la bandera roja. No se reanudó la sesión, por lo que se restaba práctica a los pilotos dentro de un circuito totalmente nuevo para ellos. Más tarde se observó que el coche de Carlos Sainz pudo haber terminado peor, pues incluso se produjo una apertura en el asiento del Ferrari, además de daños en el motor eléctrico. Podría haber más daños, menos mal que solo fue una pieza la que resultó damnificada, pero fue suficiente para sancionar con diez posiciones de carrera al madrileño. Se apeló la sanción porque realmente por culpa del circuito un coche resultó dañado, no por culpa del piloto. Incluso los demás equipos apoyaban a Ferrari ya que no tenía sentido la sanción, pero, lo hecho, hecho estaba.

El preámbulo del GP de Las Vegas daba muy mala imagen, pero, lo siguiente fue el colmo, no solo para los equipos, sino para la afición. Los Libres 2 fueron de una hora y media, pero, tras varias horas revisando cada alcantarilla, se iniciaron a las dos de la madrugada del horario de Las Vegas. Las autoridades del circuito prohibieron la entrada a los aficionados que gastaron hasta diez mil dólares por un asiento dependiendo la zona y les tiraron a patadas del circuito una vez se sentaron en sus localidades.

A partir de ese momento la carrera ya iba a quedar en un segundo plano pese a ser lo más importante porque los escándalos y los problemas que tuvieron fueron de gran tamaño. Incluso desde organizaciones locales se pensó en boicotear el Gran Premio por esta serie de sucesos. En la clasificación todo fue muy diferente ya que Charles Leclerc logró la pole, por detrás Carlos Sainz, que sin la penalización muy seguramente hubiera subido al podio, y en tercer lugar Max Verstappen.

La carrera arrancó de manera desastrosa ya que casi todos los pilotos se pasaron de frenada en la primera curva, provocando un accidente masivo en el que se vieron entremetidos, entre otros, Carlos Sainz y Fernando Alonso, que salió décimo. Salió el coche de seguridad, lo que les ayudó a cambiar de ruedas y probar otra estrategia. Momentos después, Lando Norris, que junto a McLaren estaban cumpliendo un fin de semana horroroso, se estampó contra el muro de manera muy fuerte, suerte que la escapatoria era muy amplia y pudo frenar su monoplaza y reducir momentáneamente su velocidad. Volvió a salir el coche de seguridad y Max Verstappen lideró hasta el final de carrera.

Salvando las distancias, Leclerc pudo dar más batalla, pero Sergio Pérez también fue muy listo y ascendió hasta la tercera posición cuando salía duodécimo durante la segunda mitad de la prueba. Pérez se colocó segundo por el final de esta, pero Leclerc no quería dejar escapar los tres puntos de más que obtienes por ser segundo. En el último punto de adelantamiento Pérez dejó totalmente libre el interior ya que pensaba que Leclerc no tendría espacio para tirarse. Finalmente, Leclerc, que perdió la segunda posición vueltas antes, adelantó al Red Bull y Sergio Pérez dejó escapar la segunda posición.

Sin embargo, al mexicano no le importó mucho porque el mundial estaba decidido desde hace unos meses y su segunda posición en el Mundial de Pilotos ya estaba garantizada. En cambio, Leclerc aún tiene por delante la posibilidad de terminar cuarto, por delante de Carlos Sainz y Fernando Alonso, y un piloto siempre quiere acabar por delante de su compañero de equipo. Carlos Sainz remontó hasta la sexta posición para terminar por delante de los dos Mercedes y así afianzar más puntos para el Mundial de Constructores. Solo les separan cuatro puntos del equipo alemán y todo se decide en la última carrera en Abu Dhabi. Aunque el mundial esté decidido, aún quedan muchos frentes abiertos que seguro que dejarán a la afición con la mirada enganchada a la pantalla de sus dispositivos