Past lives: cuando el deseo pierde ante las circunstancias

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Un análisis de Francisco Alfonso Álvaro / Imágenes: Archivo

Los seres humanos pecamos en ocasiones de supersticiosos, tenemos la necesidad de que nuestro futuro deba de consistir en algo prefijado que podamos leer mirando a las estrellas, porque nos asusta enfrentarnos a lo desconocido. ¿Pero qué ocurriría si existiera el destino? Si existieran personas que estuvieran hechas la una para la otra y tuvieran encuentros en distintas formas y tiempos. Desde esta premisa podemos comenzar a indagar en “Past lives”.

La nueva película de la innovadora e inconfundible productora A24, nos presenta a los personajes de Nora (Greta Lee) y Hae Sung (Yoo Tae-o), amigos de la infancia que se ven distanciados por el viaje de Nora al extranjero, a lo largo de los años irán teniendo encuentros paulatinos y ligeros roces que irán acercándolos, mientras que su distancia física les irá separando cada vez más.

La directora Celine Song, tiene claro de lo que trata su historia, un amor imposible, e irá haciendo saber al espectador que la propia película es consciente de ello, a través de casi meta conversaciones de los personajes. Al final es una narrativa que habla de ella misma, y aunque sepamos como va a terminar el relato, nos sigue impactando su final.

El filme esta dotado de un buen ritmo, con algunas escenas que nos hacen recordar a películas como “Tienes un email” de Tom Hanks y Meg Ryan. Estas partes más ligeras consiguen acrecentar los magníficos silencios que son un punto clave en la película, escenas de casi dos minutos en las que el silencio se hace protagonista en la pantalla y la tensión se puede cortar con un cuchillo.

En cuanto a aspectos técnicos es una película bastante redonda, destacando ante todo la magnífica dirección, con un uso de planos quietos y duraderos que nos hacen centrarnos en las conversaciones, pausas del guión y las remarcables interpretaciones desde los personajes principales hasta los icónicos y memorables secundarios que consiguen guardarse un importante lugar en la película.

En el caso de que viviéramos en un mundo donde existieran nuestras almas gemelas, estas serían casi imposibles de encontrar, sería peor que encontrar una aguja en el mayor pajar existente. Pero si ocurriera el milagro tampoco sería algo sencillo, quizá solo hablaras dos palabras con esa persona, o podríais tener un mal encuentro, quizá cada uno tendríais ya unos planes de vida diferentes, destinos prefijados y tan solo fuerais un ligero encontronazo en un mar de experiencias. Pero quien sabe si solo tenemos una vida, quien sabe si dentro de millones de posibilidades no existe una donde dos mismas mitades se encuentren, aunque fuera una vez cada mil años, ¿valdría la pena tanta amargura por una ligera experiencia? Puede que este no sea el momento o la oportunidad perfecta, pero dentro de unos años, o incluso siglos, siempre puedes tener un pequeño encontronazo con un compañero que te resulte más familiar de lo ocurrente.