Guillem Santacruz: “Vivimos en una especie de burbuja de la inmediatez”

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Informa: Blanca Illán /// Imágenes de Sara Pastor y Ana Daganzo

CUERPO DE LA INFORMACIÓN

´La Conjetura de Reiner´ es la nueva novela del joven escritor Guillem Santacruz, galardonado con el 26º premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla. Publicado por la editorial Algaida narra la historia de un científico loco que ha buscado durante toda su vida un conocimiento prohibido: descubrir la fecha de nuestra muerte. De su obra y de literatura habló Santacruz con EL ROTATIVO.

¿Qué le supone haber recibido este galardón?

Escribir es una tarea muy solitaria, y cuando recibes algo de reconocimiento es muy especial. Envié la novela pensando que no iba a ganar, yo quería que me leyeran y probar suerte. Cuando estás empezando y te faltan contactos, los premios son un buen sitio para conseguirlos. El plazo de entrega se cerraba el once de marzo y terminé la novela cinco o seis días antes, la mandé casi sin corregir y, conforme iban saliendo las listas, veía mi nombre y el último día, en el que te tienen que llamar estuve en tensión hasta que por fin sonó el teléfono.

¿Qué le ha aportado esta novela?

Gracias a este premio puedo empezar a hacer una carrera en editoriales y crear una red de contactos. 

¿Cuál fue la idea inicial que le impulsó a escribir esta historia?

Siempre me ha interesado mucho la ciencia y la historia. Leyendo encontré ‘El enigma de Fermat’ y pensé en hacer una novela sobre un problema matemático. Suelo comparar el acto de escribir con una bola de nieve, empiezas, tienes un buen ritmo y la historia va cogiendo forma sola.

¿Es de los escritores que lo tienen todo planeado o los personajes son los que dictan la historia?

Se podría decir que hay dos escuelas. Almudena Grandes solía coger una libreta y hacer una descripción muy somera de la trama, detallaba los personajes y, sobre eso, iba añadiendo. Pero la de Enrique Vila o Roberto Bolaño es más experimental y esa forma de escribir se basa en que, a medida que vas trabajando, la historia va fluyendo sola y la novela va creciendo. A mí me gusta más esta última escuela. Trabajo a partir de una idea, se concretiza mucho en las primeras páginas porque creo que el principio es muy importante. Luego me dejo llevar hasta que, poco a poco, la trama y los personajes se van cerrando.

“Hay un sistema oculto de referencias escondidas en la historia”

¿Qué es ‘La conjetura de Reiner’?

‘La conjetura de Reiner’ es la excusa para que empiece la novela. Es una fórmula matemática que permite descubrir la fecha de nuestra muerte. Esta fórmula, al principio de la historia, hace que Reiner se vuelva loco antes de poder escribirla, por lo que, a través de su discípulo Boris Keller, intenta reconstruir esa teoría con el problema de que alude a traumas y recuerdos familiares. Yo comparo a Reiner con el estilo de científico que fue Oppenheimer. Cuando. Él se dio cuenta de que hizo la bomba atómica y enloqueció, de hecho en youtube hay vídeos suyos recitando versos hindúes completamente loco.

¿Dónde piensa que la novela encajaría mejor? ¿Entre jóvenes o adultos?

Depende de la persona. A quién le encante la filosofía, le va a gustar el libro. Creo que depende más de los gustos de la persona y de lo que haga con su tiempo. Si le gusta un poco la filosofía creo que le puede gustar la novela aunque no tenga este tipo de formación, además, tiene diversas lecturas, se puede leer solo como una historia de intriga o si conoces de filosofía o historia, se puede disfrutar de otra forma.

En ese sentido, ¿qué parte de la novela cree que destacaría más? ¿La filosófica, la científica o la historiográfica?

La filosófica. Al final la parte científica de la historia son excusas como para sacar las ideas de fondo, por ejemplo, de como las épocas están conectadas. Nosotros vemos la historia como una progresión, nuestro tiempo tiene muchos puntos en común con el barroco. No tenemos nuestro origen, por ejemplo, en el siglo veinte, sino quehay un sistema oculto de referencias escondidas en la historia.

El hilo conductor de la novela es la muerte. Reiner desea desesperadamente saber cuál es su fecha de defunción: ¿Por qué piensa que el ser humano se fija tanto en la muerte?

Antes hablemos de filosofía. Si miras a grandes filósofos del siglo veinte como Sartre, todos tienen la filosofía de vivir siendo consciente de la muerte y yo lo contrasto con la visión mediterránea de la sensualidad, la belleza, la vida… que es otro tipo de reacción ante la muerte. Saber que nos vamos a morir no significa que tengamos que vivir tristes y eso, que parece muy obvio para los filósofos, es muy difícil de encontrar.

La novela contiene partes que se desarrollan en la primera guerra mundial, en una Europa en ruinas y desolada. ¿Es una metáfora que quiere trasladar a los lectores?

Sí, es una metáfora sobre lo que un momento puede hacer en la historia. Si analizas la Europa de antes y después de la Primera Guerra Mundial te das cuenta de que ese conflicto marca un antes y un después en el continente, tanto a nivel cultural como sanitario, sobre todo con las enfermedades de tipo psicológico que antes de la guerra eran desconocidas. Por ejemplo el shock, cuando los soldados de las trincheras veían caer las bombas y de los nervios se bloquean y no sabían que hacer. Ahí es cuando nace la conciencia del individuo y empieza  una nueva historia, el mundo modern, y por eso es muy importante destacarla.

En unas declaraciones durante los premios Ateneo Joven de Sevilla afirmó que “la sociedad siempre ha tenido la tentación del demonio”: ¿A qué se refiere?

En el arte, en la filosofía y la ciencia siempre hay un punto de no retorno. En el caso de un escritor es querer escribir algo que no se puede, por ejemplo Foster Wallace con su última novela. Enfocado en lo social, cuando Nietzsche pierde la cabeza y abraza al caballo y lo mismo podríamos decir de Oppenheimer, gente que ha traspasado la frontera en sus profesiones y ha caído en la tentación del demonio.

Como sociedad, ¿por qué cree que nos puede fascinar más el mal que el bien? ¿Es normal que nos llame más la atención?

No lo sé. En individuos aislados parece que prefieren el mal al bien, hablando en términos morales pero yendo a lo esencial puedes vivir una vida mustia o vivir contento. Hay quien escribe desde la angustia y cada palabra parece que les cuesta y luego puedes escribir de forma más efectiva, creativa, jugando con lo que quieres. Al final uno pasa por diversas fases en la vida. No siempre puedes estar feliz.

La novela plantea problemas del siglo XX y del actual, ¿en qué cree que se relacionan? Esos problemas, ¿podríamos estar condenados a repetirlos?

Si hablamos en lo respectivo a Ucrania, no ha salido todavía el tema del uso de la energía nuclear, pero está claro que el descubrimiento de armas atómicas ha marcado para siempre el destino de las guerras y desde que nosotros tenemos la capacidad de auto destruirnos supone un antes y un después. Durante la guerra se construyeron búnkeres para aguantarlas y, aunque actualmente, las armas nucleares han quedado un poco apartadas, vivimos con una especie de burbuja de la inmediatez de la que nos dejamos llevar, pero en el fondo, lo esencial sigue estando ahí.

“Querría ser considerado un escritor literario y no con etiquetas de mercado como Arturo Pérez Reverte que es más comercial”

Hay quien dice que la forma de escribir a nuestro protagonista es lo que nosotros queremos ser, pero no nos atrevemos”, ¿está de acuerdo con la afirmación?

No lo sé, es posible que sí. Al final, como la literatura es un juego… Es interesante ver cómo algunos escritores releen sus novelas de hace tiempo y se sorprenden de lo que encuentran, han pasado muchos años y se conocen mejor así mismos y se dan cuenta de que eso que creían que era nuevo… ya estaba allí desde el principio. Yo creo que a veces, inconscientemente, protagonistas son lo que les gustaría ser y no lo admiten. Aunque en esta novela, el personaje de Reiner está construido desde filósofos como Nietzsche y conocidos míos como un profesor mío de filosofía. 

¿Qué hay de Guillem Santacruz en la novela? ¿Con qué personaje se siente más identificado?

Creo que el personaje que más se parece a mí es Gabriela, por su curiosidad y por la forma que tiene de gestionar el conflicto. Pero ni con Reiner ni con Boris me siento identificado, éste último no entiende el mundo y no es capaz de ponerle orden.

Para usted, ¿cuáles han sido sus referentes literarios?

Te diría que Thomas Mann por su novela ‘Doktor Faustus’; Luis Cortis, también me gusta mucho; Agustín Fernández Mallo con ‘Trilogía de la guerra’;  y Juan Gómez Bárcena y Mónica Ojeda, aunque el tema no tenga nada que ver lo mío con lo suyo, se me han quedado muy grabadas la lectura de sus novelas.

Finalmente, ¿cómo se definiría como escritor?

Yo no me describo ni como un escritor experimental, ni tradicional, ni realista. Cada libro salió con un estilo distinto y me gusta explorar cosas nuevas. Querría ser considerado un escritor literario y no con etiquetas de mercado como Arturo Pérez Reverte que es más comercial.