“Ir a África es algo especial, sólo se comprende estando en el lugar”

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Blanca Martí- Nerea Gil / Periodismo 1º

Viviendo con intensidad y pensando en la ayuda a los demás, así es como el profesor de la UCH-CEU de Elche, Manuel Pastor, emprendió un viaje a Gambia durante sus vacaciones de verano.

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Manuel Pastor posa en una foto de grupo en Gambia. / Foto: M.P

Pregunta. ¿Cómo se definiría?

Respuesta. Me defino como un chico joven, inquieto y con los valores cristianos que mis padres me han transmitido. Soy el mayor de siete hermanos, algo que me enorgullece, y hoy en día trabajo como profesor e investigador. Busco el aprendizaje en contacto con los demás; en mi familia, en mis alumnos, en mis compañeros de trabajo, en mis profesores y en cualquier persona que se cruce en el camino.

P. Dónde diría que encuentra la felicidad?

R. La felicidad la encuentro a través de mi vocación, que es estar al servicio de los demás y compartir todo lo que soy con el otro, recibiendo con este intercambio mucho más de lo que yo humildemente puedo ofrecer. Gracias a Dios mi profesión me lo permite y me siento muy afortunado.

P. Lleva años en la docencia, ¿cómo describiría la figura del profesor?

R. Llevo 4 años como docente y puedo afirmar con rotundidad que ser profesor es mucho más que una profesión. En mi opinión el profesor es aquel que, desde su posición, abre las puertas de su conocimiento a los demás, descubre horizontes nuevos en el alumnado, les hace crecer, les cuida y les acompaña, todo ello con un gran sentido de la responsabilidad. Debemos mucho de lo que somos a cada profesor que con este ánimo ha pasado por nuestra vida. Creo importantísima e insustituible la gran labor que se realiza a través de la enseñanza.

P. Amanecer en Gambia podría ser el título de un libro o de una película, pero fue su experiencia vital durante unos meses de verano. ¿Cómo lo recuerda?

R. Es cierto, Gambia para mí ha sido una experiencia inolvidable, llena de momentos que han marcado mi vida y de los que nunca ya podré prescindir. Recordaré siempre este país como el lugar donde crecí un poquito más como persona, maduré en muchos aspectos, afronté miedos y me hice más fuerte. Experimenté una forma de vivir muy distinta de la que estaba acostumbrado y descubrí que para ser feliz no se necesita tanto, que estas personas tienen mucho que enseñar a todos los que vivimos cómodamente.

P. ¿Por qué decidió viajar al continente africano?

R. Viajar a esta zona geográfica fue providencial. Mis inquietudes eran ver mundo y conocer otras formas de vivir diferentes. Cualquier lugar me hubiera parecido bien pero me pusieron en contacto con una chica de Madrid con experiencia en África que deseaba volver a vivir otra experiencia. Ella me habló de las Hermanas Misioneras de la Caridad y centramos nuestra atención en ellas. Buscando centros donde estuvieran trabajando, Gambia fue el destino elegido. Nos fuimos juntos. Quería ayudar, quería darme a los demás, quería poner a prueba mis capacidades, quería encontrarme conmigo mismo, en definitiva, buscaba hacer algo distinto que me desinstalara de mis hábitos y rutinas.
Por otro lado, conozco a misioneros que han ofrecido su vida a los demás y sé de primera mano que esta labor les llena. Además, algunos amigos me habían comentado que ir a África era algo muy especial que solamente se podía comprender estando allí, y hoy les doy toda la razón.

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Niños de un centro de acogida en talleres de pintura. / Foto: M.B

P. ¿Cree que en España tenemos muchas asignaturas pendientes respecto a nuestro compromiso con países de África?

R. Los lazos con África deberían ser más fuertes ya que este continente necesita de mucha ayuda. Nunca es suficiente. Es cierto también que hay muchas personas ayudando, desde sus casas de forma anónima y en los propios países. Nuestro país es muy solidario.

P. Cuando emprendió el viaje ¿sentía que iba de vacaciones o con la idea de ser parte activa en la mejora de las cosas?

R. Desde el primer día, nada más pisar suelo africano, sentí que llegaba a un mundo totalmente desconocido, un lugar donde no iba precisamente a pasarlo bien. Sabía que me encontraría con dificultades, que iba a vivir condiciones muy precarias, pero nada de esto me impidió disfrutar de todo lo que estas personas podían enseñarme.

P. Ha estado en un centro de día en Banjul ¿cuál fue su labor?

R. En ese centro viven niños que están enfermos y cuando se recuperan vuelven a sus hogares, niños de familias sin recursos que permanecen durante más tiempo y otros huérfanos, que se encuentran a tiempo completo hasta que las hermanas encuentran familia de adopción. Las tareas que he realizado han sido muchas, principalmente cuidar a los niños, jugar con ellos, enseñarles hábitos de higiene y de salud, darles de comer, etc. También acompañábamos a las hermanas en la compra de alimentos y en todas las tareas que nos encomendaran.

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Niños del centro de acogida. / Foto: M.P

P. ¿Qué les diría a los estudiantes con ganas de ayudar y cooperar en el exterior?

R. Que no lo piensen, que lo hagan, que busquen enriquecer su vida a través de la cooperación, que se atrevan a vivir una experiencia como esta, que no se arrepentirán nunca, que todo es ganancia.

P. ¿Ha pensado en organizar algún viaje de cooperación?

R. Lo he pensado y sería una idea estupenda. Habrá que ver si es factible y qué pasos dar.

P. Otros destinos que le despierten interés…

R. Cualquier país de África sería bueno. Mi próximo viaje será China, donde pasaré unos días con un grupo de misioneros que se encuentran allí.

P. ¿Cómo se ve en un futuro próximo?

R. Quién sabe, me gusta vivir en el presente y con la vista puesta en objetivos a corto plazo. Lo que sí tengo claro es que la ayuda a los necesitados será siempre en mi vida algo muy importante y de las acciones que más me van a enriquecer en el día a día, así que pienso seguir en la ruta de la ayuda a los demás.

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