Valentín Fuster: “En España se está recortando en el futuro de la economía, que es la ciencia y la universidad”

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Valentín Fuster, durante la entrevista / Foto: Gonzalo de la Hoz.
Valentín Fuster, durante la entrevista / Foto: Gonzalo de la Hoz.

Recién nombrado Doctor Honoris Causa de la Universidad CEU Cardenal Herrera, el cardiólogo Valentín Fuster defiende el valor de una buena divulgación científica

La Universidad CEU Cardenal Herrera está de enhorabuena. Desde el pasado día 22 de marzo, el eminente cardiólogo Valentín Fuster ha pasado a ser miembro de la comunidad universitaria gracias a su nombramiento como Doctor Honoris Causa. Fuster, quien además es premio Príncipe de Asturias en Ciencia y Tecnología, es el único cardiólogo que ha recibido los máximos galardones de las cuatro principales organizaciones internacionales de cardiología: Asociación Americana del Corazón, el Colegio Americano de Cardiología, la Sociedad Europea de Cardiología y la Sociedad Interamericana de Cardiología. Pese a la gran cantidad de nombramientos, menciones honoríficas y premios cosechados durante su carrera, el doctor Fuster se define como una persona “con mucha suerte y con ganas de contribuir de una manera u otra a la sociedad y sobre todo a la gente joven”.

Pregunta. Le acaban de nombrar Doctor Honoris Causa por la Universidad CEU Cardenal Herrera, ¿qué supone este nombramiento?

Respuesta. El contexto de mi vida es la universidad y los tres aspectos en los que yo básicamente trabajo son salud, ciencia y educación. Francamente, todo honor que viene de la universidad tiene el filo de la ciencia y la educación y es donde yo trabajo. Tengo una fundación que se llama SHE (Science, Health & Education) donde están presentes la ciencia, la salud y la educación y para mí es un orgullo siempre recibir un premio o un reconocimiento que venga de la universidad.

P. ¿Cómo se define Valentín Fuster?

R. Me defino como una persona con mucha suerte y con ganas de contribuir de una manera u otra a la sociedad y, sobre todo, a la gente joven.

P. Parece que España solo triunfa en deporte, pero tenemos buenos profesionales en el campo de la ciencia, aunque pasan desapercibidos. ¿Por qué razón?

R. La razón es cultural. Es decir, en España, la ciencia ha sido tratada como de segundo rango. Sí es verdad que ha habido cada vez más sensibilidad por parte los gobiernos en los últimos 10 años, pero, en el momento actual, la ciencia se recorta como cualquier otra cosa. Sin embargo, aquí estamos recortando lo que es precisamente el futuro de la economía de un país, que es la ciencia y la universidad. A mí me preocupa lo que está pasando. La ciencia es una inversión relativamente pequeña en un país en comparación con otros sectores, pero, si lo cortamos más, estamos cortando una generación y, francamante, siempre he tenido la impresión de que la ciencia ha jugado un papel secundario, lo que no significa que no haya mejorado la situación últimamente, pero, ciertamente, la situación es preocupante.

P. ¿Recortar en ciencia es derivar hacia una peor sociedad?

R. Se lo defino en una palabra: es un suicidio. El problema de recortar en investigación es un asunto muy difícil de explicar porque no es un presupuesto tan alto como para que la economía de un país en crisis tenga que acudir a la investigación como uno de los primeros grifos que cortar, poque ese presupuesto es relativamente bajo y mantenerlo sería lo ideal. El problema es que bajar el presupuesto de investigación corta una generación de investigadores y eso tiene un impacto importantísimo en la economía de un país en un futuro.

P. Ha dicho usted que el problema puede ser cultural. ¿Qué papel desempeñan los medios de comunicación en esta tarea?

R. Cuando los medios en España dicen al final de cada año quiénes son las 100 personas que más han contribuido al país, busque usted un científico con lupa, porque no lo va a encontrar. Y a esto es a lo que llamamos cultura: lo que se manifiesta a nivel de población y los medios no es más que una representación de lo que realmente es el país. Y esto es una realidad que no podemos olvidar.

“Recortar en ciencia es un suicidio, puede significar romper una generación de investigadores”

P. ¿No hay una contradicción entre los valores en los que se pretende educar con los que promueven algunos medios de comunicación como la televisión, por ejemplo?

R. Este es un problema del mundo de consumo que vivimos. A mí no me parece una televisión sana con respecto a la salud. De entrada, la gente joven está varias horas al día frente al televisor y esto supone un sedentarismo absurdo. Uno no ve en la televisión programas encauzados a la prevención de la salud por lo que si me pregunta si la televisión influyente positivamente en la conducta hacia la salud en los niños y en los jóvenes, le diré que no.

P. Ante los hábitos de consumo que rigen la sociedad actual, ¿nos encaminamos hacia una población cada vez más enferma en términos de alimentación?

R. Primero hay que hablar de dos aspectos que han influido en la sociedad. Por una parte, ha habido una recesión económica importante y, por otro lado, está el aspecto profesional. El problema económico lleva a la gente a comer más barato y aquí hay una percepción equivocada porque se consumen hidratos de carbono pensando que son más baratos, algo en lo que estoy en desacuerdo a pesar de que sea una realidad palpable. Además, profesionalmente, hay cada vez menos tiempo para dedicarse a cocinar una alimentación apropiada, lo que nos lleva a la ingesta de alimentos denominados “comida rápida” que no dejan de ser comida basura. Esta es una de las razones por la cual cada vez la obesidad infantil está más presente, especialmente en los últimos diez años.

P. ¿Hasta qué punto juega un papel influyente la crisis y la educación de los padres en el aspecto alimentario?

R. Ambas cosas juegan un papel fundamental, pero la sociedad de consumo en la que se come cada vez más rápido y, por tanto, de peor calidad, también influye. Es decir, el problema de la obesidad no es solo de España porque esté sufriendo una importante crisis económica, sino que es a nivel general de muchísimos países. Tenemos que luchar con todos estos factores y desde la plataforma contra la obesidad infantil en la que estoy, estamos trabajando en un doble objetivo: por una parte, apoyar a los niños y, por otra, orientar a los padres para que tengan la suficiente información para realizar una correcta instrucción.