La ESET construye un futuro desde hace 25 años

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El título de Diseño cumple un cuarto de siglo en la universidad CEU Cardenal Herrera de la mano de Arquitectura, que alcanza una década llena de  proyectos de éxito a nivel global

Los estudiantes de arquitectura durante su visita a los contenedores marítimos. / CEU
Los estudiantes de arquitectura durante su visita a los contenedores marítimos. / CEU

La Escuela Superior de Enseñanzas Técnicas (ESET) del CEU está de celebración. Los pasillos de su edificio se han llenado de maquetas y pósters realizados por antiguos alumnos para exponer el nivel que han alcanzado después de pasar por las aulas que hoy ocupan los estudiantes del Plan Bolonia. Hace 25 años, en el curso 1987-1988 se ponía en marcha el título de Diseño a iniciativa de “un grupo de gente que pensaban que merecían una buena formación”, afirma la subdirectora de la ESET, Sara Barquero. 15 años después, en 2001, surgió la licenciatura de Arquitectura como consecuencia de “una evolución natural de la escuela y por la mano de su director, José Luis Ferrer, que observó una creciente demanda de arquitectos”, reconoce Alfonso Díaz, subdirector de la titulación.

Desde entonces, la evolución de ambas carreras ha tenido de todo: cambios en el plan de estudios, proyectos ilusionantes, pero, sobre todo, futuro. “A los alumnos les estamos enseñando que la arquitectura no es solo crear edificios. Va desde el diseño de una ciudad hasta el del picaporte de una puerta. Desde ese punto de vista se muestra que el campo de actuación es muy amplio”, afirma Barquero, que añade que el diseñador, por muy creativo que sea, debe “trabajar por la sociedad y cubrir necesidades no solo estéticas, sino que faciliten la vida; esa es su verdadera función”.

Las implicaciones sociales de ambas profesiones son claves, aunque no siempre están reconocidas. “En el caso de la ESET, su impacto es medible casi como con un termómetro. A través de la Asociación de Diseñadores de la Comunidad Valenciana se puede ver cuántos exalumnos son miembros, cuántos son directivos y cuántos han sido profesores aquí. Diría que cerca de un 50% del colectivo de diseñadores valencianos ha tenido relación con nosotros”, afirma el que fue jefe de estudios de Diseño entre 1993 y 2000, quien opina que ambas carreras tienen la ventaja de ser profundamente vocacionales: “Te pueden obligar a estudiar Derecho, pero Diseño y Arquitectura nace de uno mismo y eso se ve en la pasión con la que se trabaja en las aulas”.

A nivel visual, el director del Instituto de Diseño, Investigación y Tecnología (IDIT), Ricardo Meri, cree que la sociedad ve en el arquitecto “una figura a la que no queda más remedio que acudir”: “Parece que todos saben algo de arquitectura porque todos tenemos una casa a nuestro gusto, pero la responsabilidad del profesional es muy fuerte”. Por ello, Meri considera que hay que potenciar esa idea, “porque al igual que el error de un medico puede costar una vida, el de un arquitecto se paga muy caro”.

Internacionalización
Con respecto al futuro, la titulación de arquitectura lleva varios años apostando por la internacionalización de sus estudiantes. “Ahora se potencian idiomas y se enseñan los sistemas de trabajo y gestión en el extranjero. Aunque no es lo deseable, muchos se ven obligados a emigrar y de la ESET salen preparados para enfrentarse a esta realidad”, explica Díaz. Además, para el subdirector, la profesión siempre tendrá futuro, pues el arquitecto “construye el mundo en el que vivimos”.

En el ámbito del Diseño, Barquero asegura que la internacionalización “ha existido siempre de forma natural”. “Desde hace 25 años ha habido un porcentaje de gente que se marcha. En este caso la emigración no viene motivada por la huida de una crisis, pues el diseño se entiende como algo global”. En ese sentido, la subdirectora cree que los egresados de su titulación “buscan sus propios proyectos para tener independencia y libertad o se incorporan a pequeñas empresas”.

Sin embargo, esta última posibilidad se ha visto algo truncada con la crisis de numerosos sectores relacionados con el diseño. “El 90% de empresas son PYMES donde tan sólo necesitan a uno o dos diseñadores. Culturalmente, en España, esta profesión se adhiere a las empresas, pero en otros países es parte fundamental de cualquier desarrollo y cuentan con ellos incluso en municipios para generar ideas. Aquí estamos a años luz para llegar a ese nivel”, asegura la subdirectora de la ESET.

Pese a ello, Barquero cree que la esencia de la escuela nunca se va a perder. Ella inició sus estudios en 1988 y empezó como profesora en el año 2000, por lo que ha estado presente en el proceso de crecimiento y conoce mejor que nadie la evolución de la escuela. “Cuando yo estudiaba, era sólo un titulo sin reconocimiento que se imprimía aquí mismo. En aquel momento era todo nuevo y ahora muchos dicen que ha cambiado mucho, pero yo veo que la esencia de la escuela sigue intacta. Es verdad que ha habido cambios porque primero costó que se reconociera el diseño como título universitario; luego se pasó de licenciatura a diplomatura, y ahora llega el grado, que recupera un año fundamental”.

Por ello, la subdirectora se muestra entusiasmada con la adaptación al Plan Bolonia: “Me alegra mucho que se reconozca que diseñar es igual de serio que un abogado o un farmacéutico. Este cambio tiene connotaciones sentimentales, pero también a nivel operativo se ha crecido mucho en las aulas”.

En cuanto a la evolución de Arquitectura en estos diez años, el subdirector también es conocedor de todo el proceso, pues aterrizó el primer año que empezaron las clases. “La demanda de 2001 y la de ahora ha variado mucho, pero desde el primer momento la escuela ha tenido una actividad potente y continúa en todos los ámbitos, sobre todo a nivel cultural”.

Plan Bolonia
Respecto a la adaptación al Plan Bolonia, Díaz recuerda que Arquitectura es de las pocas que mantiene los cinco años, aunque han perdido horas. “Ha habido un descenso de créditos, pero se han creado grupos reducidos y hemos decidido ser prácticos y enfocar la carrera a lo que el estudiante quiera dedicarse luego profesionalmente. Aunque parezca que el grado podría parecer un problema al principio, le hemos dado la vuelta para crear un plan en el que el alumno trabaja como en un estudio”, se complace.
En cuanto al perfil del estudiante, Sánchez reconoce que en 1993 “eran más activos y abrían caminos”, pero que la juventud actual “tiene menos iniciativa y espera que le resuelvas las cosas”.

Transformar contenedores en casas

Si por algo se caracteriza la ESET, es por la continua apuesta por proyectos que terminan siendo un éxito. Después de triunfar con el coche de hidrógeno y con la casa solar, el último convenio que ha firmado la universidad busca convertir contenedores marítimos en casas habitables o puntos de venta. El proyecto lo dirige el director del IDIT, Ricardo Meri, quien explica que desde el instituto se quiere empezar a dar opciones a la escuela para abrir proyectos de investigación. “Por ello no se dudó cuando surgió la posibilidad de colaborar con una serie de empresas que vinieron a buscarnos porque trabajan en el tema del reciclaje de contenedores. Consideramos que era buena idea y se ha montado un concurso buscando un tema que ha sido el de una residencia intergeneracional solidaria para estudiantes, discapacitados y personas de la tercera edad. Los estudiantes se han agrupado en equipos y presentarán sus propuestas en una primera fase en abril de las que saldrán las tres mejores según un jurado. Y luego esos tres harán una maqueta y en septiembre se dará el premio definitivo”, explica.
Por su parte, José Luis Ponz, gerente de Nueva Gestión de Espacios, empresa que firma el convenio, considera que este acuerdo permite “que ambas partes transfieran conocimientos en un proyecto magnífico”. Además, Ponz cree que los conceptos empresa y solidaridad “casan”. “Una de mis máximas es ayudar a que se produzca ese plan renove de nuevos valores en el planos de la industria”, reconoce.

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