Max Verstappen, récord de victorias en México con Hamilton y Leclerc en el podio

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Una crónica de Javier Cuñat / Imágenes: F1

Aunque no lo parezca, México es un país muy grande, no solo por su geografía, sino por su gente. Cada año se reúnen miles y miles de aficionados en el Autódromo Hermanos Rodríguez de Ciudad de México solamente por ver los coches más rápidos del mundo durante tres días. Como siempre, las gradas estaban a rebosar, no cabía un alma dentro del circuito porque al igual que el año anterior, se volvieron a ocupar todas las localidades disponibles. Foro Sol es la grada más grande e impresionante que puede haber en cualquier circuito del mundo, un lugar por donde transcurre el sector más lento del circuito, por lo que los monoplazas se ven a la perfección.

El Gran Premio de México fue, sin inventos como el formato Sprint, es decir, tres entrenamientos libres, una clasificación y la carrera, como toda la vida. Tras la primera toma de contacto del viernes, los simuladores de rendimiento daban muy malos presagios de Aston Martin, y no estuvieron equivocados, para nada. La marca inglesa sería, según el simulador, el noveno coche de la parrilla. La caída a plomo de Aston Martin se veía desde hace unas carreras, pero, en EE. UU. parecía que remontaban. En cambio, a Ferrari lo situaban como el cuarto mejor coche, lo que daría más trabajo a Carlos Sainz, que se mostró inferior a Charles Leclerc, pero no por mucho. Como siempre, Red Bull estaría al frente de la situación, aunque no en la clasificación. Charles Leclerc lograría la primera plaza de parrilla, y en segunda posición, Carlos Sainz, completando la primera línea de salida de toda la temporada para la Scuderia Ferrari. Ahora sí, en tercer lugar, clasificó Max Verstappen.

Sin embargo, faltaba alguien. Cómo no, el piloto local, Sergio Pérez. Siempre es emocionante correr en casa, pero cuando eres mexicano, corres con tu familia, que es lo que demuestra año a año el público azteca. Cada vez que el Red Bull de Pérez pasaba por la grada los gritos de ánimo se escuchaban más que el motor de los coches, y seguro que, aún con tanto ruido dentro del cockpit el piloto de Guadalajara consiguió escucharlos. Clasificó quinto, una posición que no está mal realmente porque la larga recta principal es perfecta para coger rebufos y avanzar posiciones en la salida. Pero, alguien fuera de lo normal clasificó cuarto, y ese fue Daniel Ricciardo. Sí, el que decidió hacer un año sabático como piloto reserva de Red Bull y que a dos carreras del descanso de verano volvió a pilotar un Formula 1. Aquel que ha estado cinco carreras sin poder correr tras una rotura de su muñeca derecha logró colocar un Alpha Tauri en la cuarta plaza. Eso sí, sin muchas aspiraciones de llegar al podio.

Max Verstappen, nuevo podio

El domingo pintaba muy bien. Los Ferrari saliendo primeros, Verstappen que iría al ataque, Ricciardo que podría asombrar, y Sergio Pérez que saldría a ganar la carrera. La salida fue muy mala por parte de Leclerc, y pese a ello solo perdió una posición, pero, el que salía a ganar, terminó su estancia en México en la primera curva. Sergio Pérez salió muy bien, cogió el rebufo de Sainz y se colocó a la izquierda de Leclerc, pero, Verstappen estaba ya emparejado con el monegasco, formando un sándwich Pérez, Leclerc, Verstappen. Pérez alargó la frenada que dirigía a una curva de noventa grados a la derecha, pero no se esperaba que Leclerc también lo hiciera al estar en el medio. Ambos impactaron, saliendo el mexicano por los aires y dañando gravemente su monoplaza. Parecía que podría continuar, pero, una vez entró en boxes, decidieron que no podía continuar, y el mar de lágrimas de Sergio Pérez fue una realidad.

Pese al gran choque, Leclerc solo tuvo dañado una pequeña parte de su alerón delantero, lo que no le impidió continuar, y en tercera posición se mantuvo Carlos Sainz. Ante el ritmo de Carlos Sainz, que era más lento que el de su compañero, Lewis Hamilton, que salía sexto, consiguió adelantar a Ricciardo tras bastantes vueltas ahorrando neumáticos y gasolina. Llegó a Carlos Sainz, pero el matador logró aguantar los intentos del británico hasta que el piloto de Mercedes entró en boxes a por el neumático duro, la opción de neumático por unanimidad. Ya que Sainz no era tan rápido y sabía que si paraba el Mercedes le adelantaría, decidió continuar estirando al máximo sus gomas medias. Vueltas después paró, y obviamente fue adelantado por Hamilton mediante la técnica del undercut.

De repente todo se paró. Kevin Magnussen, piloto de Haas, se acercaba al sector entrelazado, pero, la suspensión trasera izquierda se rompió sin quererlo ni beberlo. Impactó duramente contra el muro, dejando su monoplaza para el desguace. Afortunadamente no sufrió daños, pero ante la magnitud del choque se tuvo que sacar la bandera roja. Tiempo después se relanzó la carrera desde la parrilla, es decir, como una salida normal, pero con las posiciones en las que estaba cada piloto antes de la bandera roja. Las primeras cinco posiciones no se movieron salvo que Hamilton adelantó a Leclerc, pero, el que realmente aprovechó todo este barullo fue Lando Norris. Salía décimo séptimo tras una clasificación horrenda, que sin duda lamentó porque su ritmo era para podio. Consiguió adelantar hasta el final de la carrera y llegar hasta la quinta posición, una proeza del piloto de McLaren.

Hasta aquí pasó toda la acción, y aunque parece mucha, realmente fueron picos climáticos del relato. La carrera fue muy lenta, ritmos de carrera muy lentos, y tras casi dos horas después, la carrera finalizaba con Max Verstappen igualando a Alain Prost en victorias con 51. Solo le quedan por delante Sebastian Vettel con 53, Michael Schumacher con 91 y Lewis Hamilton con 103. El británico terminó en una más que merecida segunda posición y Leclerc cerrando el podio. Gracias a su cuarto puesto, Carlos Sainz iguala en puntos, 183 unidades, a Fernando Alonso, que abandonó y estuvo gran parte de la carrera en las últimas posiciones. Así acabó, otra vez, el fin de semana de Alonso, recordando tiempos oscuros de su segunda etapa en McLaren, con un coche muy nervioso y poco dócil a las exigencias de un piloto campeón.