Mucho ha llovido desde aquella ambiciosa Declaración de Bolonia de finales de los 90. Un proyecto que establecía un espacio común europeo en el ámbito de la educación superior con el objetivo de hacerla inclusiva, accesible, atractiva y competitiva. Un proceso vivo que ha ido avanzando a través de Comunicados y Conferencias celebrados en los países miembros de la Unión en materias como la movilidad y la homologación, pero que sigue planteando un desafío a los formadores: el aprendizaje por competencias.

“El objetivo de este aprendizaje, explica Rosa García Bellido, es contar con ciudadanos competentes en su profesión, que es lo que nos va a permitir adaptarnos a esta sociedad del conocimiento que avanza y cambia rápidamente, y en la que los datos y la información están al alcance de todos con un solo clic”. “Por eso, prosigue la vicedecana de los Grados de Educación de la Universidad CEU Cardenal Herrera, las universidades deben cambiar de un modelo transmisor del conocimiento a otro diferente, en el que se enseña a los estudiantes a utilizar ese conocimiento o, dicho de otro modo, a adquirir las competencias que precisa la nueva realidad en la que vivimos”. 

‘Las empresas buscan profesionales con gran adaptación al cambio, pensamiento crítico, reflexivos y abiertos a la innovación’

¿Por qué son necesarias? 

Las competencias son la base para desempeñar cualquier profesión. Ante este reto pedagógico, algunos docentes advierten de que las universidades no son centros de formación profesional, pero ¿acaso no estamos formando profesionales? Yo diría que sí”, asegura García. 

“No se puede formar, y lo aterrizo en una titulación universitaria concreta, a un maestro/a que domina la teoría y luego no sabe cómo enfrentarse a una clase real. Algunos podrían decir que el título universitario ya incluye prácticas en colegios, pero conviene recordar que en ellas los estudiantes están con un maestro-tutor que les forma en algunas competencias, pero no en todas las que necesitan para su desempeño profesional. Esto es algo que han vivido los propios maestros que acogen a los estudiantes en prácticas, que nos cuentan que en la Universidad no los prepararon para, por ejemplo, atender las tutorías con familias o que les faltaban estrategias para atender las necesidades de los alumnos o que no han tenido la oportunidad de experimentar trabajo colaborativo y gestión de conflictos entre colegas… En definitiva, es necesario ir más allá de la adquisición de conocimientos, se trata de saber aplicarlos, de aprender por competencias”. 

‘No se puede formar, y lo aterrizo en una titulación universitaria concreta, a un maestro/a que domina la teoría y luego no sabe cómo enfrentarse a una clase real’.

Profesionales del futuro 

“El perfil que buscan las empresas es un profesional con gran adaptación al cambio, con una competencia desarrollada de aprender a aprender, con un pensamiento crítico, que sea reflexivo, que esté abierto a la innovación, además de todas las competencias necesarias para el desarrollo de su labor”, continúa la experta.  

Y, sin duda, la clave de todas es la capacidad para seguir aprendiendo, la competencia de aprender a aprender, porque en unos años aparecerán nuevas profesiones y habrá que adaptarse a estos cambios. Si sabes cómo acceder al conocimiento y, sobre todo a manejarlo, será más fácil esa adaptación”, subraya Rosa García Bellido. 

‘El docente tiene que lograr que el estudiante sea competente, y para ello debe estar dispuesto a abrirse, seguir aprendiendo y cambiar de modelo’

¿Aprueban las universidades?  

“El aprendizaje por competencias que promueve Bolonia no debería ser una quimera”, asegura la experta. “Al contrario, este Proceso es una muy buena oportunidad para que las universidades rompan con un modelo que se ha quedado obsoleto”.  

“Algunas se han tomado muy en serio el trabajo por competencias, porque asumen que esta es la realidad que se debe afrontar y empiezan a notar en las aulas un cambio en los estudiantes que provoca que el profesorado se cuestione nuevas formas de enseñar”, afirma García. “Sin embargo, reconoce la docente, “a muchas universidades les cuesta salir de la zona de confort, y se resisten al cambio del modelo de aprendizaje”. 

La realidad es que los cambios asustan, sobre todo cuando se ha estado enseñando del mismo modo durante muchos años”, explica Rosa García Bellido. “Tendemos a quedarnos con lo que nos da seguridad, continúa la docente, pero la realidad es que esto ya no funciona, y los alumnos desconectan rápidamente”. 

No obstante, optar por el aprendizaje por competencias no implica renunciar a las clases magistrales, aclara García: “Claro que son necesarias, pero también lo es una parte más práctica en la que los estudiantes entiendan para qué sirven esos conocimientos y, sobre todo, aprendan a aplicarlos en un escenario profesional”. 

‘Para alcanzar el desafío de instaurar el aprendizaje por competencias en la Universidad lo primero es la disposición del profesor a perder el protagonismo y cedérselo al estudiante’

Salir de la zona de confort 

“Para alcanzar el desafío de instaurar el aprendizaje por competencias en la Universidad lo primero es la disposición del profesor a perder el protagonismo y cedérselo al estudiante”, asegura la experta. “El docente tiene que lograr que el estudiante sea competente, y para ello debe estar dispuesto a abrirse, seguir aprendiendo y cambiar de modelo. Debe empezar de nuevo, aprendiendo nuevas formas de enseñar más adaptadas a las nuevas necesidades. Y eso exige voluntad”, advierte. 

García se declara optimista en la consecución de este reto: “La pandemia ha logrado que muchos docentes que se negaban al uso de las tecnologías, en la mayoría de los casos por desconocimiento y en otros por esas resistencias que mencionaba, se hayan tenido que actualizar en tiempo récord, algo que de otro modo no hubiesen hecho”.  

“Esta situación, añade la vicedecana, les ha demostrado que pueden, que sí tienen esa capacidad de adaptación”. “Yo he visto cómo compañeros que eran anti-tecnología antes de la Covid, ahora están encantados con las posibilidades didácticas de las TIC. Y es que, ante lo nuevo, nuestro miedo hace que magnifiquemos las cosas, pero cuando las conocemos, todo cambia, pues nuestra valoración se ajusta más a la realidad”, destaca. 

Proyectos de aprendizaje por retos y colaborativo, como Simulator Project, permiten que los estudiantes interioricen las competencias que precisarán en su inminente ejercicio profesional

¿Cómo subirse a la rueda? 

 “Una vez nos decidamos por este cambio necesario, afirma Rosa García Bellido, podemos optar por diferentes metodologías que pueden ayudarnos al desarrollo de competencias de nuestros estudiantes”.  

“Lógicamente, hay que implementar de modo sistematizado, en todas las asignaturas, el aprendizaje basado en competencias, pero también el aprendizaje cooperativo y el aprendizaje basado en problemas, en proyectos o en retos”, continúa la docente. “Todos ellos son métodos que promueven que el estudiante active sus conocimientos y busque nuevas estrategias para lograr su meta. Por otro lado, implican muchos aprendizajes a la vez, tanto de forma individual como cooperativa”, continúa la docente.  

“Además, advierte la vicedecana de los Grados de Educación de la Universidad CEU Cardenal Herrera, también es importante la forma de evaluar. Las evaluaciones de competencias son aquellas que se aproximan más a la realidad profesional, porque ofrecen escenarios propios de la profesión, en los que los estudiantes tienen que demostrar que saben aplicar sus conocimientos, como las simulaciones o las pruebas ECOE en cualquier área de conocimiento. “Ahora ya no sirve una evaluación teórica solamente”, concluye la experta. 

‘Hay que implementar de modo sistematizado el aprendizaje basado en competencias, pero también el aprendizaje cooperativo y el basado en problemas, en proyectos o en retos’

Una apuesta decidida 

La Universidad CEU Cardenal Herrera tiene el firme compromiso de formar los profesionales que demanda la sociedad del conocimiento. Y lo hace incluyendo, de modo sistematizado y en todas las titulaciones, el aprendizaje por competencias a través de las metodologías que se han demostrado más eficientes. Y, además, las certifica a través de un precursor ecosistema de microcredenciales, en el que cuenta con partners del prestigio de Microsoft, que acreditan las competencias adquiridas y aportan visibilidad a los futuros profesionales en el ámbito laboral.

Pruebas ECOE que trascienden el ámbito de la carrera de Medicina y se implantan de modo pionero en los Grados de Magisterio, Publicidad, Fisioterapia, Farmacia o Enfermería; proyectos de Aprendizaje y Servicio que permiten poner a prueba las competencias de los estudiantes mientras contribuyen al progreso social; simulacros muy realistas en los que han de afrontar complejos retos; atractivos programas de aprendizaje cooperativo internacional a través de los COIL, inversión en espacios avanzados de aprendizaje… son solo algunos ejemplos del firme compromiso de la Universidad CEU Cardenal Herrera para formar a los profesionales competentes que demanda esta sociedad del conocimiento.

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