Formada en la CEU-UCH, Amelia Perea trabaja ya en uno de los estudios más prestigiosos del momento: Wiel Arets Architects, en la capital holandesa
La arquitecta valenciana Amelia Perea Almenar finalizó sus estudios de Arquitectura en la CEU-UCH en 2014. Como estudiante realizó unas prácticas internacionales en el estudio Cruz y Ortiz de Ámsterdam, a través de la Bolsa de Prácticas Europeas BEPAD del Grado en Arquitectura de la CEU-UCH. Actualmente sigue trabajando en la capital holandesa, en uno de los estudios más prestigiosos del momento: Wiel Arets Architects.
La distancia no ha desvinculado a Amelia de la arquitectura valenciana, ni mucho menos. Junto a los arquitectos Álex Etxebarría y Eduardo Landia, ganó hace ahora un año el concurso para reformar la sede del Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia, en su 50º aniversario. 2.700 arquitectos valencianos colegiados votaron su propuesta entre las 60 presentadas: este mes de marzo ha venido a inaugurarla. Y solo unos días antes regresó también a Valencia, esta vez a su “casa” académica: su Escuela Superior de Enseñanzas Técnicas del CEU, donde se formó. En la International Week of Architecture en la CEU-UCH, junto a su compañero José García Alamar, que trabaja en el estudio Foster + Partners, en Londres, compartió con los actuales estudiantes su forma de entender la arquitectura, en Amsterdam, en Valencia… en el mundo.
¿Qué crees que es esencial para ser un buen arquitecto?
En mi opinión, hay que ser comprometido tanto con tu propio trabajo como con los clientes, que al final serán los que lo hereden. Cada pequeña parte de un proyecto importa, no hay que dejar nada al azar, es necesario ser meticuloso. Ser crítico contigo mismo de una manera constructiva y, desde luego, ser una persona curiosa, buscar el sentido y la naturaleza de las cosas para así aprender a usarlas.
Es imprescincible cuestionarse todo, preguntarse el por qué de las cosas para entender los motivos por los que son así, no dar nada por sentado
¿Qué consejos darías a los estudiantes actuales?
Viajar, viajar y viajar otra vez. Visitar las obras de arquitectura que estudiamos en los libros, ya que sentir un espacio es algo que no se puede experimentar en un libro, pero tampoco quiero restarle importancia a éstos. También es imprescincible cuestionarse todo, preguntarse el por qué de las cosas para entender los motivos por los que son así, no dar nada por sentado. Hablar, contrastar opiniones y discutir con los amigos, compañeros y profesores. Podemos aprender y enseñar mucho a otras personas contrastando ideas y, también, afianzar las propias.
¿Qué es lo que más valoras ahora de tu etapa universitaria en el CEU?
Lo que más me marcó durante la carrera fue el primer curso de verano que hicimos unos cuantos compañeros y yo, entonces desconocidos, y que a día de hoy somos grandes amigos. Fue un viaje a Finlandia para descubrir la obra de Alvar Aalto de la mano de los profesores Nacho Fos y Nacho Juan. Fue un viaje totalmente inesperado, que me hizo comprender lo que estaba estudiando. Mi motivación hacia la arquitectura dio un giro radical, desde entonces creo que es cuando realmente empecé a estudiar Arquitectura. Ir a ese viaje fue la mejor decisión que tomé cuando estaba estudiando.
A largo plazo me gustaría liderar mi propio equipo. También me encantaría poder enseñar. Y profundizar en más aspectos de la Arquitectura. Nunca hay que dejar de formarse
Después de todo lo que has logrado durante estos primeros años de ejercicio profesional, ¿cuáles son los retos o proyectos que son ahora tu desafío?
A largo plazo, o no tan largo, me gustaría trabajar para mí misma y liderar mi propio equipo. También me encantaría poder enseñar algún día a otras personas lo que pueda aprender en estos años, pero para ello también me gustaría profundizar en más aspectos de la Arquitectura desde un punto de vista más teórico. Nunca hay que dejar de formarse.