Belén Grau Contreras / 1º de Periodismo
Profesor de economía, investigador en el campo empresarial y compositor, Elías Azulay ha desarrollado una nueva estrategia que está revolucionando el mundo de la selección de personal. Está basada en el análisis del “ADN emocional” de cada individuo a través de un test de 57 preguntas.
P. ¿Qué es exactamente el “ADN emocional” y qué relevancia tiene en el desarrollo de la persona?
R. El “ADN emocional” es un patrón que todos poseemos en nuestra código genético, formado por siete elementos. Estos siete rasgos articulan la personalidad del individuo según el grado de intensidad en el que se presenten originalmente en la persona y su posterior desarrollo a lo largo de la vida. Es por ello por lo que tiene una gran relevancia, ya que condiciona nuestra manera de sentir, reaccionar a estímulos, enfrentarnos a problemas, relacionarnos… Resumiendo, es la base de quiénes somos.
«A través del “ADN emocional” las personas pueden encontrar su sitio en el mundo»
P. ¿Podría explicar cuáles son esos siete rasgos presentes en el “ADN emocional”?
R. Primero encontramos el aspecto relacionado con la capacidad de tener una visión y lenguaje objetivos. El segundo rasgo sería el asociado con el ámbito de la protección, el paternalismo, la generosidad. El tercero consiste en la capacidad de análisis, la parte más adulta e inteligente. El cuarto correspondería a la naturalidad y transparencia. El quinto hace referencia a la capacidad de aprendizaje, sumisión, estar al servicio de los demás. El sexto muestra la parte de rebeldía, ego, autoestima, incluso el egoísmo y agresividad. Por último, el séptimo se basa en la capacidad de influir en los demás y la manipulación. Por tanto, dependiendo de qué aspectos se potencien más o menos, obtendremos reacciones y capacidades muy diferentes entre las personas.
P. ¿En qué medida y de qué forma pueden influir y condicionar dichos rasgos la organización y éxito de un proyecto empresarial?
R. Las empresas pueden mejorar su productividad y eficiencia notablemente. Ahora conocemos el auge del trabajo en equipo y la dirección participativa. Mediante esta técnica podemos formar grupos homogéneos, es decir, capaces de trabajar de una manera complementaria, ya que cada persona aportaría al conjunto aquello que falta, formando “un todo” equilibrado y eficaz. De hecho, al contrario que en la selección de personal clásica e individual, que valora los estudios o la experiencia, aquí no se busca al mejor, sino “lo mejor” para el conjunto.
«Esta técnica puede mejorar la crisis como una tecla de un piano, aunque ojalá tuviésemos el piano entero»
P. ¿Cómo pueden tan solo 57 preguntas ser suficientes para plasmar la complejidad de la persona, y al mismo tiempo predecir con certeza sus futuros patrones de conducta?
R. Este test puede marcar las tendencias de comportamiento, valdría para saber qué esperar de cada persona, pero no para definir con exactitud cómo es. En este sentido, el test tiene dos aspectos claves para garantizar su fiabilidad. Por un lado, debe realizarse en un ámbito de relajación y estabilidad emocional; por otro, posee un sistema de control que desmiente y anula las preguntas que usted puede falsear. El hecho de que sean 57 preguntas responde a que seguimos el mismo sistema que en un control de calidad de un producto terminado; con una muestra del 5% alcanzamos una veracidad del 98%.
P. ¿Qué metodología ha utilizado para la elaboración de su test?
R. Realmente este sistema proviene de los años 50, de una técnica de psicología humanística, consensuada y aprobada, que se llama el análisis transaccional y que la gente en principio abandonó. No se ha vuelto a utilizar hasta que la he retomado yo, pero ya existía. De hecho, el pensamiento y conocimiento humano tuvo un momento de ebullición en esos años y todo lo que se descubrió no ha progresado excesivamente. Lo mismo ocurre con la psicología en la que nos basamos hoy en día y con esta técnica. Simplemente hemos aportado dos cosas: el enfoque al ámbito empresarial y económico, y la conjunción con la Teoría de los juegos, un sistema predictivo de acción-reacción, en el que se basa la inteligencia artificial o los ordenadores.
P. ¿Cree que alguna persona podría sentirse excesivamente analizada o ver invadida su intimidad personal?
R. Realmente no, ya que el test no profundiza en aspectos comprometidos de la vida personal, subjetivos, religiosos o sensibles.
P. ¿Podría esta estrategia ser aplicada a otros campos? En el caso del marketing, por ejemplo, ¿podría desproteger al consumidor volviéndolo más vulnerable a sus estrategias?
R. Los campos son infinitos: gente que ha acabado la carrera y desea buscar trabajo, estudiantes que necesitan conocerse mejor y orientar su vocación, la elección de personal muy concreto que requiere perfiles especiales, la aplicación a equipos de élite deportivos… En el caso del marketing y del estudio del consumidor, esa reflexión es tentativa, pero vamos a intentar pensar al revés, que lejos de que la empresa me vaya a manipular, yo puedo elegir mejor ya que me conozco más y sé ante qué estímulos reacciono. Además, las empresas no pueden utilizar el “ADN emocional”, ya que se trata de información subjetiva e individual y eso hace que no se pueda trabajar con tendencias de grupo, ni con generalizaciones, ya que cada ADN es único, como una huella dactilar.
«De hecho, al contrario que en la selección de personal clásica e individual, que valora los estudios o la experiencia, aquí no se busca al mejor, sino “lo mejor” para el conjunto»
P. ¿Qué beneficios se han detectado en empresas que han aplicado ya este método?
R. Algunos beneficios que se han comprobado son la mejora de la productividad y de la relación persona-máquina-producto; se ha conseguido que las personas no tengan tiempos muertos y que no vayan en contra del objetivo de la empresa; se han eliminado las disputas entre los compañeros y los enfrentamientos. Ahora los empleados exigen a sus jefes las prioridades en las que tienen que trabajar. En definitiva, un entendimiento superior, de asumir la total responsabilidad y compromiso.
«Condiciona nuestra manera de sentir, reaccionar a estímulos, enfrentarnos a problemas, relacionarnos… Resumiendo, es la base de quiénes somos»
P. ¿Podría este método ayudar a mejorar la grave situación económica de España?
R. A través del “ADN emocional” las personas pueden encontrar su sitio en el mundo, un lugar donde a largo plazo poder contribuir a solucionar esta crisis. Creo que un error que se ha tenido a nivel empresarial es que en las escuelas de negocios se inculca una idea equivocada de que todos tienen que llegar a ser líderes. De ahí nace un modelo de ganar dinero rápido, de liderazgo equivocado, de poder, en vez de uno que se centre en mejorar el conocimiento humano y el talento. Por ello hay que intentar formar personas, no líderes. Resumiendo, esta técnica puede mejorar la crisis como una tecla de un piano, aunque ojalá tuviésemos el piano entero.