Pablo Díaz, profesor de Magisterio de la Universidad CEU UCH, participa en el VII Congreso Internacional de Creatividad Educativa y Estrategias de Dirección con una propuesta innovadora para el sistema educativo
En el reciente VII Congreso Internacional de Creatividad Educativa y Estrategias de Dirección, organizado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Pedagogos y Psicopedagogos de España, el profesor Pablo Díaz, docente de Magisterio en la Universidad CEU Cardenal Herrera de Elche, presentó una ponencia provocadora y reveladora titulada «El propósito de la educación desde Educación Infantil». Su discurso no solo captó la atención de los presentes, sino que también sembró semillas de cambio en la percepción de la educación contemporánea.
Con una trayectoria de más de 15 años en el ámbito educativo, incluyendo 10 años dedicados a la formación en metodologías activas de aprendizaje y 8 años de vinculación con el ámbito universitario, Díaz ha experimentado de primera mano las diversas realidades que conforman el sistema educativo actual. Su ponencia se basó en un análisis crítico de estas realidades, enfocándose en lo que él describe como «Hidden Assumptions» o suposiciones ocultas: “conceptos inamovibles que subyacen en nuestro subconsciente y dictan la forma en que percibimos y administramos la educación”.
Hacia un nuevo paradigma educativo
Díaz criticó abiertamente el paradigma educativo mecanicista que impera actualmente, caracterizado por su enfoque homogeneizador, su obsesión por las respuestas correctas en detrimento de la pregunta y reflexión crítica, y su estructuración rígida en asignaturas y evaluaciones. Según él, este modelo, heredado de la revolución industrial y arraigado en el enciclopedismo francés y el conductismo clásico, no solo limita la creatividad y la curiosidad innata de los estudiantes, sino que también falla en atender las necesidades individuales de aprendizaje.
A través de ejemplos personales, incluyendo la experiencia educativa de su hijo Miguel y de Judit, una estudiante con TEA (Trastorno del Espectro Autista), Díaz argumentó que el sistema actual no solo es incapaz de reconocer y valorar la diversidad en el aula, sino que, en muchos casos, actúa como un obstáculo para el desarrollo pleno de las capacidades cognoscitivas de los alumnos.
La propuesta de Díaz radica en una reevaluación fundamental del propósito de la educación, comenzando por la Educación Infantil. Sostiene que esta etapa temprana ofrece una oportunidad única para desarrollar destrezas y habilidades críticas para el futuro, sin las restricciones impuestas por los modelos educativos tradicionales. Al centrarse en el desarrollo integral del individuo, la Educación Infantil puede servir como un modelo para la reforma educativa en todas las etapas, promoviendo una enseñanza centrada en el aprendizaje y no en la instrucción.
“Encender una chispa en el alumnado”
Según Díaz, el verdadero propósito de la educación debería ser fomentar la activación de capacidades cognitivas en los alumnos, alejándose del modelo de «llenado de un recipiente» hacia uno que «enciende una chispa». Esta visión constructivista implica un cambio radical hacia una «educación líquida» que se adapta a las necesidades individuales y promueve un aprendizaje significativo y duradero.
La intervención de Díaz en el congreso no solo fue una llamada a la reflexión sino también un desafío a las convenciones establecidas. Su mensaje es claro: para enfrentar los desafíos del futuro y aprovechar al máximo el potencial de cada estudiante, es necesario replantearse y, en última instancia, transformar el sistema educativo desde sus cimientos. El camino hacia este cambio radical no será fácil, pero, como argumenta Díaz, es absolutamente necesario si queremos preparar a nuestros alumnos para un mundo en constante evolución.
El enfoque disruptivo y constructivista “es una llamada a la acción para educadores, padres, y políticos, instando a una reimaginación colectiva de nuestros espacios de aprendizaje para abrazar la diversidad, la curiosidad, y la capacidad cognitiva como pilares de la educación del futuro”, asegura Díaz. Esta ponencia, más que ofrecer respuestas definitivas, abre un diálogo crucial sobre el propósito fundamental de la educación y cómo este se puede alinear mejor con las necesidades del siglo XXI.