Lo lleva siendo casi 40 años, desde que comenzó a trabajar en el CEU de Valencia. Y ahora ha recibido ese reconocimiento institucional, gracias a la iniciativa de sus colegas de Secretaría General, que la nominaron para el premio “Personas Excepcionales” que promueve la Fundación San Pablo entre todas las personas que la integran. Para realizar esta entrevista, ha vuelto a hacer gala de su compañerismo y generosidad. A pesar de su talante discreto, se ha dejado poner un rato bajo el foco sin perder su característica media sonrisa. Mari Colomina es excepcional. 

Mari, sabemos que te nominaron «a traición». Y hasta hubo que hacer alguna escaramuza para mandar tu foto al Premio «Personas Excepcionales» del CEU… 

Sí. La verdad es que nunca me pasó por la cabeza que alguna de mis compañeras me nominara. Cuando lo hicieron, no dije nada, hasta que nos enteramos de que una compañera de otro servicio también había sido nominada y entonces salió el tema…

Y sí, cuando llego el momento foto, fue Pilar quien, con su “tesón”, logró hacerla y mandarla. 

Aparte de esa sorpresa y ese apuro iniciales, ¿cómo te sientes al constatar los sentimientos que generas en las personas que comparten tu día a día?  

Estoy muy contenta, las palabras que Silvia me ha dedicado son preciosas y despiertan un sentimiento de gratitud inmensa, ha sido una sorpresa muy agradable después de tantos años trabajando en esta casa. 

Tus compañeras y el CEU te consideran excepcional. ¿Tú cómo te ves? 

Yo veo a la misma persona que en 1985 llegó a Valencia para empezar a trabajar en el CEU, ahora con unos cuantos años y canas de más. No me veo excepcional, en mi trabajo hago lo que cualquiera haría. 

Es tu ocasión para dirigirte públicamente al equipo…

Secretaría General está en primera línea, recibimos a los alumnos en su primera matrícula, les tratamos de resolver sus dudas y problemas y los despedimos con un título de nuestra Universidad cuando terminan sus estudios.  

Todo esto no sería posible sin el equipo humano que la forma. Un equipo lleno de trabajadoras incansables y compañeras inigualables, también algún compañero. Pero no solo las compañeras de Secretaría General; en los momentos de más trabajo (junio, julio, septiembre), las de las distintas Facultades tratan de ayudar en todo lo que pueden. Por todo ello, gracias.  

Silvia fue la compañera que nominó a Mari

Llevas casi 40 años en la casa. Has crecido junto a esta institución y la has visto crecer…  

Sí. Empecé trabajando en Moncada, sustituyendo a la secretaria de Don José María Espinosa por baja maternal, y después me fui a Barón de Cárcer con la primera promoción de Periodismo.  

En aquel entonces se hacía de todo: matrículas, fotocopias, archivabas…Incluso, si se salía el agua en los lavabos, la recogías. Recuerdo que los exámenes los hacíamos a multicopista y salías de tinta hasta las cejas. Todo se hacía a mano y a máquina de escribir, los ordenadores llegaron más tarde. 

‘Se dice muchas veces, pero es verdad: lo mejor que tiene el CEU son las personas que lo forman’

¿Cuáles han sido, en tu opinión, los grandes cambios destacables en este periodo?  

La llegada de la informática ha sido un cambio que nos ha facilitado y complicado la vida, como todo cambio. Hay otros que saltan a la vista: el Campus que tenemos, que yo no pensaba que podría llegar, la internacionalización, un PAS cada vez más especializado… Pero lo que no cambia es el compromiso de cada persona que forma el CEU. Se dice muchas veces, pero es verdad: lo mejor que tiene el CEU son las personas que lo forman. 

Mari no podía imaginarse los grandes cambios que iba a experimentar aquel CEU en el que entró a trabajar en los ochenta

Sin duda. Mari, ahora que ha pasado el tiempo, y siempre con la discreción que te caracteriza, nos comentabas que desempeñaste un pequeño e inesperado papel en la gestación de uno de nuestros hitos. 

Sí. Cuando yo empecé a trabajar éramos muy pocas personas, y siempre solía ser la más novata (en este caso yo) la que subía a las reuniones para escribir a máquina lo que se le dictaba. Una tarde se me llamó para subir a la sala de reuniones que se encontraba al lado del despacho de Don José María Espinosa en el edificio Seminario. Años después, entendí que en aquella reunión se empezaron a gestar los cimientos de la actual Universidad CEU Cardenal Herrera. 

Es evidente que eres una compañera excepcional, pero no lo serías si tu trabajo no lo fuera también. ¿Qué te aporta y cuáles son tus desafíos? 

Mi trabajo me gusta, sería imposible estar haciendo 37 años el mismo trabajo sin que te agradara lo que haces. Parece un trabajo rutinario, pero la informática se encarga de darnos desafíos día a día y cuando se logra algo, te aseguro que te llena de satisfacción. Estamos en contacto con muchos alumnos a los que tratas de ayudar y resolver dudas en todo lo que se puede. 

Muchas gracias, Mari. Por tu tiempo, por ponérnoslo tan fácil y por ser como eres. 

A vosotros. 

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