Gloria Garcia Blay, profesora de Magisterio en el CEU de Elche, edita un relato sobre el ciclo del agua como parábola para educar a los niños en los sentimientos de miedo, angustia y felicidad
“Es un cuento que inventé cuando mi hija era pequeña para que comiera”. A partir de esta premisa, tan habitual en muchos hogares con niños y niñas de corta edad, Gloria García Blay elaboró una historia que contaba a su hija y que conseguía su propósito: entretenerla mientas comía. Pero esta profesora de Magisterio llevó este relato más allá y ahora ha editado «La goteta d’aigua», ilustrado por Mariluz Roca, otra docente de Magisterio. El motivo, un cuento para educar a los niños, que “aprendan el ciclo del agua a través de una historia con unos personajes con los que empatizan”.
El cuento, que se encuentra disponible en Amazon, utiliza como recurso narrativo el ciclo del agua, pero con algún que otro personaje: un delfín y una tortuga. Así, la protagonista es una gota de agua que cae de su mundo y tiene que volver siguiendo el ciclo natural del agua. “No tiene nombre porque es para todas las gotas de agua, es decir, es un fenómeno general”, apunta Gloria.
Un cuento para educar a los niños
Además, con el relato, aprovechando las distintas fases por las que pasa la «goteta» los niños se enfrenten a sus sentimientos de miedo, angustia y felicidad. “Es una manera de aprender que no hay ningún problema si se siente miedo ante una situación o si se quiere expresar alegría. Se puede llorar y se puede reír, sin que nadie nos juzgue por ello”, recalca Gloria. Y no sólo eso. Con el relato también introdujo unas actividades de comprensión y expresión escrita en las que se trabaja el vocabulario y las estructuras lingüísticas.
Y todo ello pese a que durante muchos años Gloria aparcó el texto y no salió del ámbito familiar. “Todos mis sobrinos conocen la historieta de «La goteta d’aigua», advierte. A partir de ahí se le ocurrió que lo mejor era ilustrarlo y regalarlo a su familia. Para ello contó con la ayuda de su compañera Mariluz Roca, profesora de Plástica en el CEU de Elche, que quedó atrapada desde el inicio. “Los niños nos sacan al niño que fuimos, es bonito jugar juntos, son momentos mágicos. Yo con la historia me lo ha pasado muy bien ilustrándola y también se la he contado a mis hijos. También hemos jugado”, reconoce Mariluz.