fernando sanchez y dolsa garcia ceu uchIngeniería y Marketing hablando de “marca CEU”… ¿Se habrán entendido?

Un café a media mañana. Ella, que no tiene miedo a los retos, le pide metáforas al ingeniero. Él, que lleva afrontados unos cuantos, se lanza, también sin miedo: en eso del comentario de texto sacó notaza en el selectivo, así que adelante.
Ella pregunta por lo bueno, los momentos felices y el “con qué te quedas”. Él se atreve también con lo menos bueno, incluso con lo que a veces llega a doler y que no ha de olvidarse para seguir pensando en el futuro.
Ella, Dolça García, responsable de Marketing. Él, Fernando Sánchez, director de la Escuela Superior de Enseñanzas Técnicas.
Entrevistadora y entrevistado hallan su punto de encuentro: la “marca CEU”. Mezclan el café con comunicación y enseñanzas técnicas para reflexionar un rato, mirar al frente y ver adónde vamos.

-Eres doctor ingeniero industrial, ¿lo tuyo fue vocación, tradición familiar…o quizás llegaste huyendo de las letras?

Vocación, supongo. Aunque tengo varios familiares ingenieros, la verdad es que siempre me ha interesado la parte técnica de las cosas, no las letras. Y eso que Filosofía me gustaba. Y en el comentario de texto del selectivo me salí. Quién lo hubiera dicho…

-Has cumplido cuatro años al frente de la Escuela Superior de Enseñanzas Técnicas. Enfoque político aparte, ¿qué valoración haces del mandato?

He tenido que hacer balance justo ahora, para el libro del 25 aniversario de la Escuela, y creo que mi principal objetivo siempre ha sido que fuéramos capaces de generar conocimiento, no sólo de transmitirlo. Que los profesores no sólo nos dedicáramos a dar clase, sino que nos involucráramos en proyectos que plantearan un conocimiento que únicamente nosotros pudiéramos crear como Universidad. Proyectos que nos permitieran, además, tener una mayor y mejor relación con las empresas y posicionar la “marca CEU” en torno a nuestros profesores y su relación estrecha con los alumnos.

-Nada más llegar al cargo pusiste en marcha dos grandes proyectos para la Escuela y la Universidad: la participación en el Solar Decathlon y en la Shell Eco Marathon. El año pasado llamaste a mi puerta para embarcar al CEU en la First Lego League. No paras de viajar, ampliar red de colaboradores, acudir a ferias… ¿Haría bien en afirmar que ‘te va la marcha’?

Sí (rotundo). La idea de estos proyectos es materializar el objetivo del que antes hablaba: generar conocimiento, en colaboración con empresas y en equipo, con un mismo calendario, con un rumbo al que todos se suman, de modo interdisciplinar (como es la Escuela), pero con un argumento común. La parte negativa es el mayor desgaste del grupo humano que se compromete a ese nivel, pero… ¡a muchos nos va la marcha! El requisito para trabajar así es estar motivado, sentirse involucrado, ser generoso y tener actitud, además de capacidad técnica. Los profesores de la Escuela que nos hemos implicado en estos proyectos comunes somos así.

-Y para compensar tal nivel de actividad… ahora me deberías confirmar que tus aficiones fuera del trabajo son la filatelia y la petanca.

El problema de todo esto es que te consume más allá del espacio estrictamente laboral: estos proyectos te involucran como persona, no sólo como profesor universitario. Por eso, para encontrar un hueco, normalmente tenemos que hacer un planning antes (risas). Ese hueco, en mi caso, siempre que existe es para la familia. No tengo otras aficiones que requieran tiempo, ni tampoco las he tenido antes.

-Si tuvieras que elegir el momento de mayor satisfacción hasta la fecha como director de la Escuela, ¿cuál sería?

Quizá cuando nos seleccionaron por primera vez para el Solar Decathlon, con universidades como Virginia Tech… Otro nivel. Eso era otra liga y ¡estábamos dentro! Cuando ganamos el primer récord con el coche, en Alemania, después de dos meses sin dormir… O cuando ganamos la primera prueba del Solar Decathlon. ¡Todos casi llorando! Bueno, llorando… Cuando conseguimos el CEUlab… También la ilusión por mi nombramiento, la sensación de recompensa por el trabajo anterior… Todos los momentos en los que he sentido que la Universidad ha respaldado a la Escuela. Pero también ha habido momentos malos. ¿No me preguntas por el peor momento?

-Como yo pregunto, te lo pregunto. ¿Cuál ha sido?

Tener que asumir la contracción de la plantilla y el daño a las personas que asumimos a final del curso pasado. Eso es dolor físico, que se siente sin poder mostrarlo. Cuando los números, el proyecto empresarial, rompen el proyecto universitario, la decepción es muy dura.

-Lo cierto es que aunque las ingenierías siguen teniendo una amplia demanda social y laboral, no pasa lo mismo con la arquitectura, que sufre la devastación del sector de la construcción. ¿Se atisba luz al final de túnel? ¿Cuál es la visión que transmites a la Escuela? ¿Qué les recomiendas a los alumnos que están saliendo ahora de nuestras aulas?

Que hay luz para todos. Las ingenierías tienen el grado de empleabilidad más alto del mercado. Pero la CEU-UCH no es percibida aún por la sociedad como una institución académica a la última en lo tecnológico. En Diseño sí tenemos una imagen de marca consolidada. Pero el mercado aquí no da más de sí, la dimensión es casi correcta. Y tenemos un problema de mentalidad con esto. En Estados Unidos estudias en Boston y trabajas en Los Ángeles, y eso es como estudiar en España y trabajar en Ukrania. Pero ese concepto social americano no es español. Yo sí creo que vale la pena sacrificar todo lo necesario para tener un buen trabajo donde sea, porque eso es lo que te va a dar el bienestar a ti y a tu familia.

Pero antes tenemos que abrirnos culturalmente como no lo hemos hecho nunca. Y para eso tenemos que trabajar desde la Universidad por enlazar a nuestros alumnos con el mercado laboral internacional, con los idiomas, con prácticas en el extranjero… Especialmente con Arquitectura pero con cualquier titulación técnica. Esa es mi prioridad ahora: que nuestros alumnos sean competitivos en un mercado laboral internacional.

-¿En qué se diferencia a priori un alumno que sale a ese mercado laboral desde las aulas de la ESET frente a uno de la UPV?

Lo que mejor hacemos en el CEU es provocar la actividad conjunta entre alumnos y profesores, involucrarles (a todos los que se puede) en proyectos con un grado extremo de participación y de roce entre profesor y alumno. En eso, la pública no nos supera. Hay que seguir en esta línea, lograr la implicación máxima del profesorado en el encuentro con el alumno a través de proyectos compartidos.

-Has apuntado antes a la internacionalización como un objetivo prioritario, pero ¿cuáles son las líneas de trabajo principales de este año de la ESET?

Los objetivos a corto plazo son reforzar nuestra oferta académica con propuestas más flexibles: cursos online, de especialización, de formación continua, además de los grados y posgrados oficiales. Estamos trabajando en formalizar este tipo de enseñanzas y títulos propios, flexibilizando contenidos y módulos que ya impartimos.

-Todos los que trabajamos en esta institución compartimos un cierto código genético común, lo que llamamos “marca CEU”. Aunque se dice, se comenta, que la ESET tiene sus matices, su propia identidad, que es un poco un mundo aparte… ¿Qué y cuánto hay de cierto en esa afirmación? ¿Cosas de la descentralización geográfica de edificios?

Creo que esa identidad propia de la ESET va vinculada a las personas que trabajan en ella, al perfil más autónomo de los arquitectos, más inconformista de los diseñadores… Los perfiles técnicos somos esencialmente independientes, quizá por eso parecemos ir más por libre.

Somos autónomos por vocación, pero también sabemos ser y somos disciplinados. Aunque la consecuencia de ir por libre es que a veces tenemos que recordar que también existimos. Hasta ahora no hacía falta que se nos hiciera mucho más caso desde la Universidad en sus políticas de actuación. Pero ahora lo necesitamos. A veces creo que somos como el hijo pequeño de la casa, que vive más libre, a su aire, pero que también necesita la protección de “papá CEU”, igual que los demás hijos, llegado el momento.

-De las facetas que te ocupan, ¿cuál disfrutas más? ¿Docencia, gestión o investigación? (Y toca mojarse)

Estoy a gusto en la docencia, pero la mantengo reducida, por el trabajo que implica la gestión del grupo humano y de los proyectos, que es la que yo hago, la que me gusta (la de los papeles del día a día la comparto con un buen equipo, Sara, Víctor, Alfonso, etc.). Pero lo que de verdad me ha motivado siempre es la investigación. En los últimos años, esa faceta la he canalizado al grupo, a través de los proyectos de innovación de Escuela de los que hemos hablado.

-Ayúdame a describir a la CEU-UCH. Si fuera una persona, ¿cuál sería su cualidad más destacable? ¿Y su mayor defecto (confesable, o no)?

Sería una persona generosa y con capacidad de entrega, pero no tan flexible ni ágil como parece… (A veces nos pasamos de rígidos).

-Y si fuera una marca de coches, ¿qué coche sería la CEU-UCH?

Un Alfa Romeo. Pero que aspira a Toyota, como referente.

-Ahora una personalidad histórica para definir a la CEU-UCH.

Bueno, difícil, ya te he dicho que no soy muy bueno en Historia. En un guiño a la Ingeniería, me gusta Henry Ford que sin inventar nada cambió el sistema productivo e innovó en el método de fabricar coches en cadena. Todo este siglo sus fábricas se han identificado y compiten por sus niveles de calidad.

-¿Y un músico o grupo de música? ¿A qué te suena la CEU-UCH?

Esta también es difícil… Me suena a música predecible, de calidad y valorada, tipo Julio Iglesias o Frank Sinatra (risas). Pero creo que nuestros alumnos y la sociedad la escuchan cada vez más como valor seguro en permanente renovación tipo U2 o Alejandro Sanz.

-Acabemos mirando hacia delante. ¿Cómo ves a la ESET y a la CEU-UCH en general dentro de diez años? ¿Y a ti mismo?

Veo una ESET pequeña pero bien posicionada, con muchas capacidades que la mantendrán como alternativa formativa en la Comunidad Valenciana. Veo una Universidad más flexible y ágil, también alternativa a los “gigantes” de las universidades públicas. Y me veo a mí mismo disfrutando en ellas, Universidad y Escuela, del trabajo con mis compañeros, de la docencia y de la investigación.

-Pues podemos dejarlo aquí, con este buen panorama.

Pues pago el café y vamos a por él.

Dolça García y Fernando Sánchez CEU-UCH

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