El ex director del IVAM imparte en la CEU-UCH una confrencia sobre vanguardias y políticas

Juan Manuel Bonet, junto al profesor Manuel Menéndez, en el inicio de la conferencia.

Juan Manuel Bonet, crítico de arte y ex director del IVAM, ha afirmado que durante los años 20 hubo un entendimiento entre todas las vanguardias artísticas españolas hasta que la política “truncó esa convivencia con la Guerra Civil que derivó en la Dictadura de tantas décadas y las heridas que provocó ese proceso todavía siguen abiertas”.
 El ex director del IVAM ha realizado estas declaraciones durante el transcurso de la conferencia Vanguardias y Política realizada ayer en la Universidad CEU Cardenal Herrera dentro del Seminario Estética y Política dirigido por el profesor CEU-UCH Manuel Menéndez Alzamora.
 Bonet hizo un recorrido por las vanguardias artísticas españolas existentes en la segunda década del siglo XX cuyo objetivo era “reconstruir el mundo en claves nuevas” como el Surrealismo cuyo máximo representante fue el pintor Salvador Dalí, el Ultraísmo con Guillermo de Torre o Juan Larrea como integrantes del mismo o el Cubismo con Picasso como exponente español del movimiento.
El crítico de arte situó en la ciudad de Barcelona el origen de las vanguardias en España, con una segunda oleada en Madrid. Asimismo señaló que el anarquismo es la principal ideología política que impregna a la gran mayoría de éstos artistas debido al “fuerte arraigo que esta filosofía política y social tenía en la zona del Levante y Cataluña”.
El ex director del Museo Reina Sofía explicó que las revistas de la España de los años 20 aglutinaban a los artistas de todas las vanguardias existentes con un “entendimiento” entre ellos. En este sentido, destacó La Gaceta Literaria como la publicación de referencia donde “coexistían todas las ideologías y cuyos autores se dispersan con la República”.

Escuela de Vallecas

El crítico de arte resaltó la Escuela de Vallecas como un grupo artístico fundado por el escultor Alberto Sánchez y el pintor Benjamín Palencia en 1927, cuando se proponen renovar el arte español mediante la revitalización del paisaje castellano como respuesta al movimiento de vanguardismo internacional. A esta escuela perteneció la pintora Maruja Mallo o los escritores Rafael Alberti o Federico García Lorca.
Bonet concluyó su intervención resaltando que fueron unos “años difíciles” en los que las ideologías políticas tenían “un gran peso en las vanguardias y que los artistas que se quedaban en medio solían ser arrastrados hacia una u otra”.

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