Marina Leal, profesora de Enfermería en la Universidad CEU UCH y experta en lactancia materna, reflexiona sobre el síndrome de confusión tetina-pezón

El ser humano nace con un reflejo innato que nos permite alimentarnos desde el mismo instante en el que nacemos. Los bebés saben lactar del pecho materno combinando el reflejo de succión, que se caracteriza por movimientos ondulatorios de la lengua hacia el paladar duro ordeñando el pezón materno, a la vez que sincronizan la deglución de la leche y la respiración. Es una compleja combinación coordinada que el niño sabe ejecutar a la perfección, si su desarrollo y madurez son los adecuados para su edad y no hay interferencias que lo confundan. Para que todo funcione, el bebé necesita seguir con facilidad el olor materno mediante el contacto piel con piel con su madre de forma ininterrumpida y sin barreras, y que le faciliten la labor dejando espacio y tiempo suficiente sólo en brazos de su madre para que todo salga bien.

Esta habilidad innata nos ha permitido lactar en el primer minuto de vida y perpetuar la especie, nada menos. Pero siendo tan importante y valioso, le prestamos poca atención, incluso lo ponemos en riesgo en algunas ocasiones de forma injustificada. En la actualidad, es relativamente sencillo influir de forma negativa en este reflejo hasta el punto de confundir al bebé y hacer que lo olvide.

Y, ¿qué podría alterar esta forma ideal de alimentarse el ser humano? Pues algo tan sencillo como un chupete o un biberón dado en un momento precoz o bajo unas condiciones inadecuadas o injustificadas.

Una confusión habitual

Por situar un poco la cuestión de la posible confusión, pueden darse algunos que casos que no permitan una instauración de la lactancia humana de forma directa del pezón, tanto por circunstancias adversas de la madre como del bebé, y que tengamos que recurrir a otro método alternativo para alimentar o suplementar al bebé cuya madre desea lactar de forma natural. Algunas de esas situaciones son, por ejemplo: la madre no está presente por complicación de su salud, el bebé no puede alimentarse por sí mismo por inmadurez o prematuridad, o hay que suplementar las tomas de forma transitoria por razones justificadas debido a una instauración de la lactancia accidentada, que haya impedido la producción de leche de forma regular y suficiente en ese momento puntual, como el caso de las grietas del pezón, dolor, anquiloglosias o frenillos, complicaciones con el sangrado posparto, etc…). Otras menos justificadas proceden de falsas creencias y mitos, como el de no tener suficiente leche, no reconocer las primeras señales de hambre y pensar que el bebé no se sacia porque llora mucho, o pierde peso y le asesoran con la temida y devastadora “ayuda con biberón”. A veces, cuando los profesionales no sabemos asesorar en estos casos, tendemos a meter la pata y suplementar de forma inadecuada confundiendo al bebé. Por eso es tan importante esta cuestión, para proteger todo lo posible la elección materna de lactar.

¿Y qué haremos cuando el bebé no pueda alimentarse por este medio natural? Por regla general, el lector estará pensando en el biberón como única alternativa. Y nada más lejos de la realidad. Si la madre desea mantener la lactancia para retomarla en el momento en el que la situación lo permita hacer de forma directa de su pezón, debemos utilizar algún método de alimentación que respete el reflejo innato que el bebé trae de serie. Es cierto que ellos, si prueban las tetinas de un biberón, se adaptarán rápido y sabrán succionar, pero lo harán de forma distinta al pezón, ya que son muy distintos los movimientos que hará el bebé con su boca, y ya luego les será más difícil reconocer de nuevo el pezón y recuperar lo que habían desaprendido. Es el temido fenómeno que estamos exponiendo, el Síndrome de confusión tetina-pezón.

Consejos para evitar la confusión

¿Cómo podemos entonces evitar el síndrome de confusión tetina-pezón? Existen otros dispositivos, distintos a las tetinas, que permitirán que el bebé no olvide o confunda la forma de succión y por lo tanto, pasado el evento que le aleja del pezón de su madre, podrá volver a comer sin dificultad añadida. Son muy sencillos de usar, como utilizar un vasito gracias al cual el bebé usará la lenga para lamer el contenido desde su borde, no siendo esto forma de confusión posible. Podemos usar también nuestro dedo en su boca, estimulando su paladar y a la vez aplicando una cánula fina por la que administraremos la leche materna, previamente extraída, ayudados de una jeringa, para que penetre por la comisura del labio. Este mecanismo permite así la succión utilizando la lengua en la misma posición y esfuerzo que con el pezón materno y evita confundir al bebé.

Como profesionales tenemos la obligación de conocer el Síndrome y los elementos que nos protegen de él. Depende de todos nosotros, los bebés y sus madres no siempre pueden decidir, si antes no se lo hemos enseñado.

Es sencillo aprender cómo funcionan estos métodos, son baratos, fáciles de conseguir, y no necesitan más que un pequeño entrenamiento para quien los use. Están comprobados mediante evidencia científica, esa que existe para aplicarla y ponerla en práctica en favor de la mejor salud de las personas. Es por ello, que en la Asignatura de Ciclo vital 2 o Enfermería Infantil del Grado de Enfermería de la Universidad CEU Cardenal Herrera, hemos querido sensibilizar en las interferencias que hacemos por falta de formación y respeto a la decisión materna, y ampliar esta información, dotando a los estudiantes de conocimientos teóricos y en esta cuestión.

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