Exprimir sus posibilidades pedagógicas es un auténtico desafío para los futuros maestros, como también lo es para las universidades que estamos formando a los nuevos docentes. Así lo recuerda en este artículo Francisco Pardo, profesor de Magisterio del CEU de Castellón

La sociedad ha cambiado y, en consecuencia, también lo está haciendo el modelo pedagógico. Nos hallamos inmersos en un mundo tecnológico y digitalizado que ha revolucionado el modo de aprender. Y, en este contexto, Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) como la robótica, la realidad aumentada y la realidad virtual están demostrando su gran potencial educativo. Siempre, eso sí, que se combinen con las metodologías docentes adecuadas.  

Pero ¿qué aporta cada una de estas TIC al aprendizaje? La robótica educativa permite que, mientras juegan con robots, los niños, adolescentes y jóvenes adquieran numerosas competencias científico-técnicas sobre todo tipo de temas, además de entrenar habilidades sociales claves para su futuro, como el trabajo en equipo, la creatividad y el emprendimiento.  

Contra lo que pudiera pensarse, no se trata de prepararles para ejercer como programadores informáticos, ni de allanarles el camino para que se conviertan en ingenieros de Telecomunicaciones, sino que la robótica educativa, cada vez más presente en el aula, persigue que los estudiantes aprendan de forma interdisciplinar, motivados y a través de metodologías activas como el aprendizaje basado en problemas, el aprendizaje basado en proyectos o el trabajo cooperativo. 

‘Todas estas herramientas tecnológicas están llamadas a enriquecer el proceso de enseñanza-aprendizaje para esta generación de nativos digitales’

Francisco Pardo. Doctor en Ciencias Aplicadas.
Profesor de Magisterio en la Universidad CEU Cardenal Herrera en Castellón

Enriquecer el proceso de enseñanza-aprendizaje

Por su parte, la realidad virtual, que genera escenas y objetos de apariencia real mediante tecnología informática, posibilita que los alumnos se sumerjan completamente en situaciones que pueden “vivir”, y les anima a tomar decisiones como si de un videojuego se tratara, lo que les aporta un aprendizaje especialmente valioso y significativo.  

Como ocurre con la robótica, las posibilidades didácticas de esta tecnología también son infinitas, ya que los alumnos pueden experimentar desde recorridos históricos hasta viajes al espacio, pasando por todo tipo de situaciones cotidianas de la vida real con el objetivo de adquirir habilidades prácticas… Sin duda, se trata de una herramienta que aumenta la motivación y el interés de los estudiantes porque transforma su aprendizaje en un reto interactivo y divertido.  

Finalmente, la realidad aumentada, como añade información realista a lo que está viendo el estudiante de modo natural, le facilita comprender conceptos abstractos y complejos. Por aterrizarlo en un ejemplo que todos podemos entender: no es lo mismo comprender y asimilar una lección tradicional sobre los órganos del cuerpo humano que “verlos” en un compañero.

En definitiva, todas estas herramientas tecnológicas están llamadas a enriquecer el proceso de enseñanza-aprendizaje para esta generación de nativos digitales. Exprimir todo su potencial pedagógico es un auténtico desafío para los futuros maestros, como también lo es para las universidades que estamos formando a los nuevos docentes. La Universidad CEU Cardenal Herrera asume este reto a través de su Laboratorio de Innovación Didáctica, un espacio de aprendizaje avanzado en el que los estudiantes de Magisterio tienen la oportunidad de aplicar nuevas ideas, productos, conceptos, servicios y prácticas enfocados al proceso de enseñanza-aprendizaje en las aulas escolares. 

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