Ha explicado las singularidades del nuevo edificio de viviendas construido en la antigua cafetería Lauria, en pleno centro de la capital valenciana

El arquitecto Miguel Navarro, durante la clase impartida a los alumnos de la asignatura Construcción III, que imparte el profesor Vicente Blasco.

Los alumnos de Construcción III, asignatura impartida por el profesor Vicente Blasco en quinto de Arquitectura, han contado con la participación en clase del arquitecto Miguel Navarro, para explicarles el proceso constructivo que se ha seguido en la ejecución de un singular edificio de viviendas en la ciudad de Valencia: el que antiguamente albergaba en sus bajos la conocida cafetería Lauria  en la esquina con el Paseo de Ruzafa.
Según señaló Navarro, son diversas las circunstancias que convierten en singular a este edificio: por un lado, su situación en el centro de la ciudad en un entorno rodeado de edificaciones de alto valor arquitectónico, como el edificio de Correos recientemente restaurado; por otro, el estado de ruina en que se encontraba el antiguo edificio sobre el que se realiza la promoción y el grado de protección del mismo, que obligaba al mantenimiento de las fachadas existentes; por último, el tratarse de una promoción inmobiliaria de lujo con cuatro plantas de viviendas y seis plantas de sótano para aparcamiento y la pretensión de la propiedad de configurar una planta baja comercial lo más diáfana posible y exenta de soportes estructurales.
El proyecto del edificio es obra de los arquitectos Magín Ruiz de Albornoz y Miguel Navarro, quienes actúan también en la dirección facultativa de las obras, el primero en su calidad de arquitecto director y el segundo,  ponente de la conferencia, como aparejador por su condición de doble titulado.
Miguel Navarro explicó a los alumnos de Arquitectura los antecedentes del proyecto, el estudio que realizaron en un ámbito de un radio de 200 metros acerca de viviendas existentes, ocupaciones, plazas de aparcamiento, etc. La obra se inició con la estabilización de las antiguas fachadas del edificio original, en una vía de mucho tráfico, y el derribo interior y vaciado del solar. Posteriormente vinieron los trabajos arqueológicos para determinar la existencia o no de restos de interés.
Según el arquitecto, la mayor de las dificultades del proyecto fue la excavación de los seis niveles de aparcamiento, hasta unos 35 metros de profundidad, por debajo de una capa freática bastante superficial, a sólo unos 6 metros, aproximadamente, de la superficie.
Próximamente, una vez conocidas las dificultades técnicas que presentaba el edificio y sus procesos de ejecución, los alumnos de Arquitectura realizarán una visita a las obras para conocer en detalle y sobre el terreno los pormenores de la ejecución.

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