Un grupo de alumnas de Educación Primaria han recibido la visita de Belén, una persona con síndrome de Down, en la sede de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la CEU UCH.

“Necesitamos pensar qué es lo que valoramos: si la función instrumental de las personas respecto a la sociedad, o a las personas en sí mismas», señala Rocío López García, Directora del Departamento de Ciencias de la Educación.

Acompañada de un familiar, Belén ha venido a la universidad para contar la experiencia de su día a día con esta discapacidad y contestar todas aquellas preguntas que las alumnas considerasen oportuno. Se trata de una clase práctica que han preparado desde la asignatura «Tratamiento Educativo de las Necesidades Educativas Específicas relacionadas con la Discapacidad Mental y la Alta Capacidad» (del Grado de Educación Primaria, Mención «Educación Especial»), para abordar el tema «El síndrome de Down», sin eludir la delicada situación del aborto.

La invitada compartió con las estudiantes un espacio de tertulia distendida en el que se abordaron temas como el amor, la familia, las aficiones (le encanta la pintura), el cine… Todas merendaron juntas y, tanto ella como las alumnas, intercambiaron preguntas y respuestas en una muy agradable conversación.

Inclusión y diversidad

Esta actividad ha permitido a las alumnas reflexionar sobre la inclusión social y, sobre todo, apreciar el valor de la dignidad humana. Resulta una contradicción defender valores como la diversidad y la inclusión, para no reconocerlos a veces en las personas con síndrome de Dawn, incluso antes de nacer. En tiempos en que se protegen los Derechos Humanos, en especial los de los niños, el derecho a la vida de los niños con síndrome de Down no los sitúa en igualdad de derechos y oportunidades, ya que legislación permite en estos casos extender los plazos para realizar un aborto.

La profesora del Grado de Educación Rocío López explica que

«Existen muchos mitos que les califican con generalizaciones perjudiciales, pudiendo confundir a futuros padres y educadores; pero la realidad es que, por encima de los estereotipos, entre las personas con síndrome de Down se encuentra una rica variedad de personalidades. Belén por ejemplo es sociable, calmada, disfrutona, cariñosa… y tiene una vida emocional tan rica como los demás. Vive los afectos con igual o mayor intensidad, es muy empática y tiene una especial capacidad para captar el “ambiente afectivo”.

La sociedad en general tiende a asumir que la discapacidad intelectual es el gran obstáculo para una vida plena, aceptando de forma bastante natural que una persona con síndrome de Down en el fondo es una persona menos digna de vivir. Por lo que es necesario defender el verdadero principio de normalización para estas personas -también antes de nacer-, que tantos valores aportan a nuestra sociedad.

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