Los barcos diseñados responden a las necesidades de sus usuarios y se caracterizan por la óptima distribución de un espacio interior muy limitado

Los estudiantes han defendido sus diseños de embarcaciones recreativas ante los profesores del Máster

Un año más los estudiantes del Máster en Ingeniería del Diseño han cerrado su periodo de docencia con la presentación de sus proyectos finales. En esta edición, el tema escogido para los proyectos ha sido el diseño náutico. El objetivo del trabajo, dirigido por el profesor Enrique Miñarro y el asesor técnico Gustavo Parrabera, ha sido aplicar la metodología del diseño a un barco como objeto concreto, y observar cómo sus características y contexto condicionan el diseño y marcan las claves para aportar soluciones que satisfagan a los usuarios potenciales.
En la primera fase del desarrollo del proyecto, centrada en el concepto, cada alumno del Máster definió un perfil de usuario para el barco diseñado e identificó los valores emocionales-funcionales que el barco podría aportar a este destinatario del producto, de acuerdo con su forma de vida.
En una segunda fase, los estudiantes analizaron el barco como objeto de diseño y las características que lo diferencian de otros objetos, así como el medio en el cual se desenvuelve, sus dimensiones externas -mayores a las de otros objetos cotidianos-, el hecho de ser un objeto en el que se usa tanto el exterior como el interior, el reducido espacio interior disponible y la correspondencia entre forma exterior y forma interior. Se consideró fundamental, además, el componente emocional, de transmisor de sensaciones del barco, que no es un medio de trasporte más para el usuario.

Espacio y valores
Según indican los profesores responsables de esta asignatura del Máster, durante el proyecto los alumnos han sugerido nuevas posibilidades de uso del objeto, resolviéndolas funcionalmente. Se han ocupado de la integración del objeto en un medio natural, favoreciendo el contacto del usuario con el medio y su disfrute. Han trabajado la arquitectura del objeto, distribuyendo de la forma más inteligente el escaso espacio disponible y jugando con la percepción de ese espacio. Han tenido en cuenta requerimientos técnicos, de construcción y de navegación. Además, han sabido desarrollar un lenguaje formal coherente con los conceptos, la técnica y el uso, que comunica unos valores.
El resultado, expuesto ante compañeros y profesores en la Escuela Superior de Enseñanzas Técnicas, son unos objetos-barco que proponen una experiencia más agradable, interesante y placentera a sus usuarios y que se integran de forma coherente en un contexto particular y en el medio global.

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