Valencia celebra que las Fallas sean Patrimonio de la Humanidad

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Gema Marqués / 4º Periodismo

Foto: EFE

Las Fallas se convierten en Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Así lo ha determinado el Comité Intergubernamental de la Convención de la UNESCO, por considerar la fiesta de las Fallas como una expresión de “creatividad colectiva” del pueblo valenciano, en una unión de música, arte, literatura, indumentaria y pirotécnica. Un verdadero espectáculo que consigue “salvaguardar el arte y los oficios tradicionales”.

Y no es para menos, porque alrededor de un millón de turistas se trasladan año a año a Valencia para disfrutar durante cinco días de una fiesta que cada año es más universal, y que a partir de ahora gozará también del título de Fiesta de Interés Turístico Internacional. La magia del fuego, el olor a pólvora, el espectáculo de luces, de sonido, de música; una pasión fallera que ha conseguido conquistar también a los representantes de los 24 países que forman la Convención de la UNESCO, y que han hecho de las Fallas un bien social protegido.

Desde un primer momento, pudimos saber que la que fuera la única candidatura española para ser declarada bien inmaterial, las Fallas, satisfacía cinco criterios exigidos por la UNESCO.

En primer lugar el respeto y la compatibilidad de la fiesta con los derechos humanos, una fiesta abierta para cualquier grupo social, sin exclusiones, que pudieran seguir desde todas las culturas y procedencias del mundo. Además, las Fallas contaban con la figura de la mujer como parte indispensable de la fiesta. También, la UNESCO veía con buenos ojos que las Fallas formaran parte de esa lista de Festivales de fuego, tanto nacionales como internacionales, para que pudieran ser valorados y contemplados de igual forma que el resto.

La fiesta de las Fallas es indiscutiblemente un símbolo de arte y de oficio valenciano. Y por último, es  importante tener en cuenta la viabilidad de la fiesta, ya que se transmite de generación en generación, en el seno de las familias, y es un elemento de cohesión social que favorece la creatividad colectiva y la comunicación y el diálogo entre ciudadanos.

 

Un largo camino hasta el éxito

El reconocimiento de las Fallas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad es un objetivo que se persigue desde hace más de diez años. En 2003 se lanzó por primera vez la idea en la presentación de la que fue fallera mayor en ese año, Vanessa Lerma, pero no fue hasta 2010 cuando el entonces Concejal de Fiestas, Félix Crespo, anunció que empezaría los trámites para solicitar la declaración, y el año siguiente, se hace público el primer documento oficial de presentación de las Fallas al mundo.

Pero la primera apuesta clara por este proceso llega en 2012, cuando el Consell aprueba la declaración de las Fallas como Bien de Interés Cultural (BIC), y desde el Ministerio de Cultura se envía la proposición a la Unesco, que queda rechazada porque se escoge la propuesta de los Patios de Córdoba. Y la cosa se complica todavía más a finales de año, cuando la UNESCO cambia las normas, y tan sólo una propuesta sería presentada por cada país.

 En 2014 expertos de la Unesco visitaron Valencia, y se trató de aprovechar esa visita para apoyar la candidatura, pero no fue posible. El siguiente año, las llamadas “Fallas de los Pirineos” adelantan la candidatura valenciana, y fue la elegida para representar la candidatura española. Y cuando ya todo parecía perdido, en marzo de este año 2016, expertos de las UNESCO acuden a Valencia a visitar “la Ruta de la seda” y son a testigos de la semana fallera en su pleno apogeo. Y así, el 31 de octubre, la UNESCO confirmó que el expediente estaba completo y el pasado miércoles 30 de noviembre, las Fallas finalmente lograban ser declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

 

Las Fallas, el quinto bien protegido valenciano

 La relación de nuestra Comunidad con la UNESCO nació en 1996 cuando la Lonja de la Seda fue declarada Patrimonio Mundial en la categoría de Bienes Culturales, siendo esta era la primera vez que Valencia contaba con un bien protegido. Pero la tradición continuó en 2001 con el Misteri d’Elx, una obra de origen medieval que tuvo reconocimiento a nivel internacional.

En 2009 se incorporó el Tribunal de las Aguas de la Huerta de Valencia, la primera institución de justicia valenciana en ser cultura inmaterial. Y por supuesto la que hasta ahora había sido nuestra última incorporación: las Fiestas de la Mare de Déu de la Salut de Algemesí, en 2011, como tradición originaria española, un premio a nuestras tradiciones y costumbres, que se ha visto reforzado con el reconocimiento a la fiesta de las Fallas.

Ya son cinco los bienes protegidos en nuestra Comunidad Valenciana, y trece a nivel nacional, lo que demuestra la riqueza cultural, artística y social que tiene nuestro país.