Axelle Deltour, alumna internacional de Fisioterapia, ha pasado un mes en Togo como voluntaria con una ONG local en un hospital y un orfanato

Una vez acabó el segundo curso de Fisioterapia en la Universidad CEU UCH en Elche, Axelle Deltour pensó que era el momento de colaborar y ayudar a otros, a “gente con menos recursos”. Y no lo dudó. Durante sus vacaciones, en un periodo de un mes, se fue a Togo, donde no sólo ayudó con sus conocimientos de fisioterapeuta, sino que también trabajó en un orfanato. En esta entrevista nos cuenta su experiencia.

¿Qué has realizado en Togo y dónde lo has hecho?

Llegué a la capital, Lomé y el segundo día ya empecé con mi practica de fisio de tres semanas en un hospital que se encontraba en Assahoun, un pueblo a 70 kilómetros de la capital. De practica estaba de las 8:00 a las 17:00, por la mañana en el hospital de Assahoun, en una clínica con poco material y recursos y por la tarde al domicilio de la gente en el pueblo, sin nada sino lo más importante, nuestras manos.  

También los días en que había demasiada lluvia y los fines de semana daba clase a los niños del pueblo entre 6 y 14 años. Y los cuatro últimos días, cuando volví a Lomé, trabajé en un orfanato “Orphelinat Mother Charity” y ahí decidí cuidar a los bebes sobre todo porque me encanta, necesitan mucho cariño y los otros niños son más independientes y los voluntarios tienen tendencia a jugar muchos mas con ellos. Hice también otras pequeñas actividades tipo vender cereales con familias pobres en los mercados, ayudarlas para las cosechas de maíz, plantar limoneros con agricultores que no pueden pagar a empleados etc…

¿Por qué decidiste ir a esta actividad?

Desde siempre he sentido la necesidad de poder ayudar a la gente con menos recursos en los países subdesarrollados. Los niños abandonados y la falta de medios, en particular en el plano de la educación, pero también sanitario y médico. Valoro la suerte que tenemos de vivir en países occidentales, con mucha comodidad, aunque no es el caso de todos, incluso en Occidente.  Creo que todos tenemos algo que aportar a alguien y no hay necesidad de cruzar el mundo para ayudar a la gente, a veces el vecino necesita ayuda. He hecho este viaje porque creo que es la mejor manera de aprender en la vida, de ir al encuentro de otras culturas y darse cuenta de lo que existe en otros lugares.

¿Cómo se llama la ONG con la que has estado?

Fui a Togo con una ONG local, ADA Togo, pero existen muchas otras y también en otros países. Esto es importante, porque la fachada de una organización no siempre refleja lo que hay detrás y muchas veces, más de lo que creemos, las intenciones de las “ONGs” no son buenas. Muchas ONG utilizan a los occidentales como escaparates, especialmente en las redes sociales, para atraer a voluntarios y hacer dinero sin donar nada a las poblaciones necesitadas. Es una plaga y se ha visto mucho en las redes sociales como Instagram y Tiktok, con chicas que dan testimonio al volver de su misión y están muy decepcionadas por haber participado en este “business”. Creo que lo mas importante en esta decisión es la búsqueda de una buena organización, que te puede dar cuenta, mostrarte archivos, proyectos concretos, justificar los gastos que vas a pagar para unirte a ella.

Una bofetada de realidad

¿Cómo valoras tu experiencia?

Podría comentar durante muchas horas lo que he sentido después de esta experiencia. He compartido la aventura con voluntarios togoleses y franceses, he hecho muchos encuentros. Tenía una idea de lo que iba a experimentar y descubrir, pero en realidad estaba muy lejos de la realidad y hay una gran brecha entre las imágenes y lo que se vive. Fue la bofetada mas grande de mi vida. Es un retorno a lo esencial, a la felicidad simple, a las sonrisas, la alegría, la música, la vida social y sobre todo al intercambio. He aprendido a dejar ir y a dejarme llevar porque aquí se tiende a querer controlar todo para que todo vaya rápido, pero olvidamos lo esencial, disfrutar. Di todo lo que pude, con mis manos, mis conocimientos para los pacientes. Vi patologías que nunca veré aquí en España o en Francia como, consolidaciones de fracturas abiertas tratadas en casa por falta de recursos, lumbalgias, elongaciones del plexo braquial, hemiplejias, ACV, heridas, quemaduras, luxaciones, niños IMC, ancianos…… También llevé una maleta de 25 kg llena de ropa, zapatos, equipo médico, lápices, libros que ahí se quedaron.

Me alegro de haber podido ayudar, pero he regresado con el amargo sabor de haber concluido porque de un día a otro dejas un país con falta de recursos y una vida tan sencilla para recuperar tu comodidad, dejando a la gente necesitada y los niños del orfanato así. Pero nos consolamos pensando que durante todo el año hay voluntarios que ayudan y así nos pasamos el relevo.

¿Crees que es importante que los estudiantes universitarios hagan este tipo de actividades?

Creo que es esencial y todos debemos tener conciencia de lo que existe en el mundo, pero no tenemos todos los mismos recursos, oportunidades o simplemente deseos. Yo animo a todos los que quieran hacer este tipo de viaje, este tipo de acción, a que lo hagan en la medida de sus posibilidades. Incluso en sus propias ciudades, los enfermos, los sintecho, los niños en orfanatos, muchas personas necesitan ayuda. Da igual tu situación, tu edad, tus miedos, tú también tienes algo que aportar.

Una fisioterapeuta concienciada

¿Qué crees que te va a aportar a ti esta actividad como futuro fisioterapeuta?

La importancia del tratamiento centrado sobre la persona y no solo la patología como tal.  La comunicación y la cercanía hacia el paciente para mejorar la adhesión al tratamiento ya que representa una parte muy importante de la eficacia de este. Pero al mismo tiempo, tomar distancia para no quemarse y sufrir con el paciente porque debemos tener el buen equilibrio entre lo que damos y lo que no podemos dar. Un paso también hacia el razonamiento clínico y las técnicas como tal, pero eso se trabajará durante años y años.

¿Por qué decidiste estudiar fisioterapia?

Buena pregunta. He querido ser fisio desde la infancia. Creo que nací para ser útil y ayudar a la gente, para que se sienta mejor, para aprender juntos de la vida y dar un poco de felicidad a las personas con discapacidades o que encuentran un momento complicado en su vida, da igual el problema que sea. Soy una apasionada del cuerpo humano, de su funcionamiento, su constitución, su curación. Tratamos a todos, da igual la edad, el sexo, la cultura, los recursos o la fama.

Creo que es el trabajo más bonito del mundo, porque asocia relaciones sociales, comunicación, curación, psicología, conocimientos, amplia gama de áreas de trabajo. También para el vínculo con el paciente porque tenemos una cierta cercanía que nos permite adaptar nuestra atención.

¿Y por qué elegiste el CEU de Elche?

Por su localización, cerca del mar, por la reputación de la docencia, la calidad del profesorado, y también por la dimensión internacional.  

¿A qué te quieres dedicar cuando acabes la carrera? Siempre se planifican cosas, pero la vida está llena de sorpresas entonces me dejo llevar, mientras aprendo. Me interesan mucho la pediatría y la neurología, pero también la geriatría y muchas otras especialidades. Quizás me veo menos en fisio deportiva pero nunca se sabe de qué está hecho el mañana.

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