Para prevenir la violencia es necesario educar a los niños en la responsabilidad sobre las consecuencias naturales de sus actos

Los portavoces de las comisiones se han reunido, moderados por Vicente Navarro de Luján y Laura Valls, para consensuar las conclusiones presentadas al plenario.

La primera edición del Encuentro de Jóvenes Talentos Cerebration, que se ha celebrado entre el 3 y el 5 de julio en la Universidad CEU Cardenal Herrera, se ha cerrado con la presentación de las conclusiones alcanzadas en torno al tema de la violencia por los estudiantes participantes en el encuentro. Marta Pérez Gabaldón y Aurora Yánez han sido las encargadas de dar lectura a las conclusiones en el acto de clausura de Cerebration, que ha contado con la presencia del vicepresidente tercero del Consell de la Generalitat Valenciana, Juan Cotino, y del director del Centro Reina Sofía para el estudio de la violencia, José Sanmartín.
Dos han sido las conclusiones compartidas por las siete comisiones de trabajo en las que han participado los estudiantes de Cerebration. En primer lugar, la violencia es un problema de carácter transversal que precisa actuaciones desde todo los ámbitos; y en segundo, es necesario un compromiso personal para cambiar la concienciación social en relación con la violencia.

Comisiones de violencia y familia, maltrato psicológico y violencia y ciudad
Los integrantes de la comisión “Violencia y familia” han concluido que la familia es el ámbito en el que debe infundirse en los hijos el sentido de la responsabilidad sobre las consecuencias naturales de sus actos. Por ello, es necesario educar a padres e hijos en el respeto a la institución familiar.
Desde la comisión sobre violencia y maltrato psicológico se ha subrayado también la importancia de educar en valores y de predicar con el ejemplo en el ámbito familiar. La ayudad a las víctimas de este tipo de maltrato, caracterizado por el daño que provoca y por su carácter continuado, ha sido destacada también por los estudiantes: las instituciones deben trabajar por dotar de seguridad a las personas maltratadas y ayudar a las víctimas a salir de los focos de violencia en los que están atrapadas.
Junto a la familia, también se ha reflexionado sobre el papel educador del barrio, desde la comisión de violencia racial y ciudad. Como núcleo integrador y generador de identidad en el individuo, los barrios deben ser recuperados y aumentar su dotación de servicios.

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