Licenciada en Derecho por la Universidad CEU Cardenal Herrera en 2004, Lara Esteve Mallent es magistrada de Primera Instancia e Instrucción, con competencia exclusiva en Violencia de Género y Derecho de Familia. Y aunque solo esta tarea ya la coloca en primera línea en la lucha contra este grave problema social, su trabajo en este ámbito va más allá de aplicar la justicia, que no es poco. A ello suma la investigación para su tesis, la colaboración con los que fueron sus profesores en la publicación de libros sobre igualdad y erradicación de este tipo de violencia y su trabajo desde la Asociación de Mujeres Juezas de España, para formar en igualdad desde la justicia. Porque cuando uno de cada cuatro jóvenes sigue viendo “normal” la violencia de género, es necesario actuar y hacerlo cuanto antes.
¿Cuánto tiempo llevas trabajando como magistrada especializada en violencia de género? ¿Has percibido en este tiempo una evolución en este tipo de casos, en qué sentido?
Llevo trabajando como juez de Violencia de Género desde el año 2010, primero en Vinaroz y, desde 2012, en Carlet. Esta es una materia que siempre ha existido, aunque dependiendo de la zona puede tener unas particularidades u otras. Pero el núcleo del problema es el mismo: la situación de desigualdad y discriminación de la mujer por el poder que ejerce sobre ella el hombre que es o ha sido su pareja o cónyuge. No he percibido una disminución en los asuntos de violencia de género que me llegan al juzgado: os sorprendería saber la cantidad de denuncias que veo al cabo de la semana… Sin embargo, sí que he percibido, en estos años de profesión, que ha aumentado la preocupación por educar y enseñar en la igualdad de género, entre las personas menores de edad, pero también en las mayores.
Y he notado, además, cierta evolución en la posición de la víctima: antes las mujeres que padecían esta violencia a menudo eran estigmatizadas por su sola condición de víctimas, y sometidas a juicios paralelos, siendo así revictimizadas. Existe ahora, desde mi punto de vista, una mayor conciencia social sobre el tema, y una protección integral de la víctima en estos casos. También ha cambiado la situación de los menores: ahora se consideran víctimas directas de este tipo de violencia, con medias encaminadas a su protección.
«En violencia de género, a menudo las mujeres eran estigmatizadas; ahora hay una evolución hacia la protección integral de la víctima y también de los menores»
Por tu experiencia en esta materia, fuiste invitada como ponente en la subcomisión en Les Corts para el estudio sobre Erradicación de la Violencia de Género, en mayo 2016. ¿Cómo transmitiste a los políticos tu experiencia? ¿En qué consistió tu aportación?
La subcomisión era consciente de que la lucha contra la violencia de género era una cuestión transversal, que afectaba a un gran número de esferas públicas y privadas. Por ello, la subcomisión contó con personas expertas en psicología, judicatura, abogacía, asistencia social, medicina, etc. Cada una de estas personas aportaba ideas y propuestas desde su esfera profesional. Sobre mi intervención, aporté el conocimiento adquirido por mis años de experiencia, así como los estudios, estadísticas y análisis realizados en este tiempo, valorado desde la independencia que me da la profesión que ejerzo. Puse en valor el papel de las distintas profesiones que trabajan conmigo (funcionariado, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, Medicina Legal, asistencia social), y describí las dificultades y carencias que tenemos a la hora de abordar el día a día de los caos de violencia que se judicializan: falta de medios, de personal, de instalaciones, de cumplimiento de las medidas expuestas en la LO 1/2004 de protección integral contra la Violencia de Género y de las legislaciones autonómicas, etc.
También hice hincapié en la necesidad de contar con oficinas de atención a la Víctima en los juzgados, que la ayuden a “comprender” el proceso judicial y sus consecuencias; también indiqué la importancia de poner en valor la situación de los menores que sufren directa o indirectamente esta lacra, y mi preocupación por la situación en la que quedan en los casos de violencia de género.
Eres coautora de dos libros sobre igualdad y violencia de género, coordinados por dos de tus profesores en la CEU UCH. ¿Qué ha supuesto para ti trabajar con ellos en estas publicaciones?
Para mí es todo un honor trabajar con profesores e investigadores consagrados como Ruth Abril o como con Javier García González, que también fue mi profesor, y más tarde mi director de tesis. Fue un privilegio que quisieran contar conmigo para unas publicaciones de esta naturaleza: «Mujer e igualdad» y «La violencia de género en la adolescencia». Me gusta colaborar con ellos porque esta aportación me da la oportunidad de parar, centrarme en un tema y estudiarlo en profundidad, analizarlo y poder sacar conclusiones. Muy diferente del día a día del juzgado, donde llevamos un ritmo frenético que no nos permite parar ni un minuto.
Tu tesis, dirigida por el profesor de la CEU UCH Javier García González, aborda la violencia de género en el Código Penal español. ¿Es el derecho la esfera más importante en la que hay que actuar contra esta violencia?
La violencia de género es un mal que afecta a toda la sociedad y que penetra en prácticamente en todas sus esferas. Ya la ley orgánica 1/2004 ponía de manifiesto que la protección integral de la mujer contra la violencia de género requería de medidas en el ámbito social, político, económico, asistencial, médico, educacional, judicial… Incluso preveía medidas en el ámbito de la publicidad.
El derecho, y en concreto el derecho penal, es el medio para reprender penalmente las conductas de violencia de género. Se aplica cuando el mal ya está hecho. Es un recurso represivo. Desde mi punto de vista, la lucha contra la violencia comienza con la educación de todas las personas, desde la infancia, para evitar que reproduzcan roles y estereotipos que contribuyen a la creación de la espiral ascendente que es la violencia de género.
La lucha contra la violencia de género debe partir desde todos los puntos de la sociedad, hay que atacarla desde todos los flancos. Si luchamos desde multitud de esferas, podremos acorralarla y conseguir que su fuerza vaya debilitándose.
«La lucha contra la violencia comienza con la educación de todas las personas, desde la infancia, para evitar que reproduzcan roles y estereotipos contra las mujeres»
Formas parte de la Asociación de Mujeres Juezas de España, ¿es importante el asociacionismo de las mujeres en la carrera judicial? ¿Hay igualdad entre jueces y juezas?
La sociedad no es igualitaria, y tampoco la judicatura. Como jueza y como mujer, contemplo cómo la base de la judicatura está prácticamente colmada de mujeres, cuya presencia, sin embargo, disminuye conforme ascendemos en las escalas de poder. Prueba de ello es el escaso número de mujeres que hay en el Tribunal Constitucional (solo una), en el Tribunal Supremo (solo el 14 %), o en las presidencias de los tribunales Superiores de Justicia (también una solamente). Estas proporciones no son ni el reflejo de la sociedad, ni tampoco el de la carrera judicial. La Asociación de Mujeres Juezas de España (AMJE) parte de la necesidad de informar, concienciar y sensibilizar a la ciudadanía en general, y a los jueces y juezas en particular, sobre la necesidad impostergable de la defensa de los derechos humanos de todos y todas, pero en particular de las mujeres y las niñas, con el objetivo de ayudar a mejorar el nivel de vida de las mismas y la promoción y defensa de los derechos de las mujeres, ante la constatación de una generalizada situación de desigualdad por razones de género, y ante la existencia de violencia frente a las mujeres y las niñas.
Como miembro de esta Asociación, has colaborado activamente en el programa educativo “Igualdad desde la Justicia”. ¿Cómo valoras que uno de cada cuatro jóvenes considere “normal” la violencia de género? Si antes hablábamos del papel del derecho, ¿qué papel juega la educación?
Como decía, la educación es fundamental para acabar con la violencia de género. Es importante educar a los menores para que no reproduzcan patrones machistas enraizados en la sociedad. Pretendemos, con este programa, que los y las menores adquieran conciencia sobre la dimensión del problema que es la violencia de género, y que van a ser ellos y ellas los que tomen el relevo en esta lucha. Y hay que empezar explicando bien el concepto de “violencia de género”; por qué este tipo de violencia conlleva necesariamente una especial protección.
«El CEU me dio los medios académicos y humanos para desarrollar una profesión y un compromiso social en los que, con gran entusiasmo, estoy trabajando ahora»
Al grupo de personas voluntarias que hacemos posible este proyecto nos parece un privilegio tener la oportunidad de relacionarnos con chicos y chicas de 14 a 17 años; escuchándolos preguntar, opinar y compartir sus dudas, hacen que consigamos ver las cosas desde perspectivas distintas, aprendemos de ellos igual que queremos que ellos aprendan (espero) algo de nosotros y nosotras.
Has venido a presentar este programa a la CEU UCH, ¿cómo es volver como invitada a las que fueron tus aulas? ¿Qué recuerdos de tu etapa universitaria te trae volver? ¿Qué enseñanza quieres ante todo transmitir, desde tu experiencia profesional, a los que ahora son estudiantes?
¡Volver al CEU siempre es una buena idea! Me encanta volver a las aulas a dar clases, ya lo he hecho en alguna otra ocasión, y es emocionante estar en las clases donde pasé tantos años de mi vida… empecé en el CEU colegio, ¡imagínate! Recuerdo con mucho cariño los años de universidad; todavía me relaciono con profesores que tuve, y recuerdo cuando en nuestra última clase de la carrera, una profesora terminó diciendo: “Bueno, chicos y chicas, hemos llegado hasta aquí. La próxima vez que nos veamos será como compañeros”. Me embargó la emoción al pensar que, en efecto, el CEU me dio los medios académicos y humanos para desarrollar una profesión y un compromiso social en los que, con gran entusiasmo, estoy trabajando ahora.
A los chicos y chicas estudiantes, les diría que disfruten de esta etapa, que se están formando para todo lo que ha de venir. Y que los límites los ponemos nosotros, así que: ¡a soñar y a cumplir los sueños!