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El Dr. Mulet, a la izquierda, durante su participación en un Congreso sobre Historia de la Farmacia en Filipinas.

Doctor en Farmacia por la Universidad CEU Cardenal Herrera, Francisco Mulet colabora desde hace casi una década con la Dirección del Centro para niños abandonados con diferentes discapacidades (físicas y psíquicas) de la ciudad de Montalban (Rizal – Filipinas). Una labor que comenzó a través de los viajes junto a los profesores que forman parte del Grupo de Investigación sobre Historia de la Farmacia Filipina. Un equipo que lidera el profesor del CEU José Mª De Jaime, y del que también forman parte el Dr. Fernando Mud, la Dra. Marisa Luna, el Dr. Juan Ferrer, y el propio Dr. Mulet.

“En el año 2008, coincidiendo con el inicio de la labor de investigación en la Universidad Santo Tomás (UST), conocimos la tragedia de muchos niños y niñas en este país, especialmente después de algunos desastres naturales. El padre Julio Cuesta, un fraile de Burgos, me llevó un día a descubrir un mundo que no imaginaba, el gran problema oculto de este país, los niños abandonados que malviven entre las basuras. Pasé del estudio de los legajos, a colaborar en la búsqueda, recogida y atención a los menores abandonados”.

  • ¿Cuántos niños y niñas están acogidos en el Cottolengo Filipino?

Unos 60 menores, niños y niñas abandonados por sus familias con diversas discapacidades, físicas y psíquicas. Unas discapacidades que representan un coste que las familias, en la mayoría de los casos, no pueden asumir. Son personas que no están censadas. El padre Cuesta los recoge de la calle, les da un nombre y se ocupa de ellos. Viven gracias a las donaciones de todo tipo, sobre todo de las clases altas filipinas, sin embargo es muy grave el problema de estos niños abandonados.

«Desde el Grupo de Investigación sobre Historia de la Farmacia Filipina empezamos a recoger fondos y gestionar el envío de material sanitario al país»

  • ¿Cuál es tu labor de colaboración con este centro?

A través de la Universidad Santo Tomás, y con la colaboración de la farmacéutica COFARES, desde el Grupo de Investigación sobre Historia de la Farmacia Filipina empezamos a recoger fondos y gestionar el envío de material sanitario al país. Me encargo de supervisar este envío, y desde hace un tiempo aprovecho los periodos de vacaciones para viajar al país, colaborar en temas de asistencia, atención a los niños y formación a voluntarios.

– En este tiempo de colaboración, seguro que hay alguna historia, algún momento, que recuerdas especialmente

Recuerdo la recogida de niños y niñas de la calle. Con la colaboración de personal filipino, los recogimos y pudimos llevarlos al Cottolengo para que tuvieran un lugar seguro. Los controles sanitarios realizados a estos niños han puesto en evidencia que la mayoría son diabéticos y además padecen miopía. En Filipinas se come mucho dulce, mucho arroz…son fuente de glucosa que incide en el desarrollo de la diabetes.

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Francisco Mulet junto a algunos niños acogidos y los responsables del centro.
  • Debe ser duro, trabajar en un proyecto con niños y niñas abandonados…

Te endureces, aprendes a ver la realidad, y te gratifica ver que puedes ser útil, que puedes contribuir a disminuir el sufrimiento de estas personas, y a devolver la sonrisa a muchos niños. Este proyecto me ha permitido descubrir los graves problemas sanitarios a los que deben hacer frente los profesionales de estas instituciones, pero también a darme cuenta de la gran riqueza humana y profesional que existe en este país.

«Cuando ves cómo los niños han recuperado la sonrisa…te das cuenta que todo ha valido la pena»

  • Un reto de futuro

Continuar colaborando. En este momento, tengo toda la esperanza en “conseguir” un estómago para Niki, un chaval que recogimos de entre las basuras. No tenía estómago, necesitaba una operación de colostomía y traqueotomía, y gracias a la mediación del Padre Aparicio, regente y prefecto del Hospital UST, y con nuestra colaboración, ya puede comer, pero aún falta otra operación para que su recuperación sea completa. Cuando vives estas situaciones, cuando ves cómo los niños han recuperado la sonrisa…te das cuenta que todo ha valido la pena.

 

Enhorabuena al Dr. Mulet y a todo el Grupo de Investigación sobre Historia de la Farmacia Filipina por su colaboración en este proyecto.

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