Redacción Rotativo / Agencias
El Papa Francisco ha fallecido este lunes 21 de abril, a la edad de 88 años, en su residencia de la Casa Santa Marta del Vaticano, según ha informado Vatican News en su cuenta de X.
El Pontífice ha fallecido un día después de su última aparición en público coincidiendo con el Domingo de Resurrección en el que se asomó al balcón principal de la Basílica de San Pedro para impartir la bendición ‘Urbi et Orbi’.
“Hermanos y hermanas, buena Pascua”, dijo el Papa a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro desde su silla de ruedas. Francisco sufría diverticulitis, una enfermedad común que puede causar la inflamación o infección del colon y por la que le operaron en 2021 para extirparle parte del colon. En 2023, el Papa estuvo hospitalizado por una infección respiratoria y en junio del mismo año, fue sometido a una operación abdominal por una hernia incisional lacerada.
Con Francisco llegó el primer Papa de América, el primer Papa «latino». Eran las siete y seis de la tarde del 13 de marzo de 2013 cuando el cardenal protodiácono, Jean-Louis Tauran, anunciaba su nombre con la ancestral fórmula en latín, desde el balcón central de la Basílica de San Pedro. Tomaría el nombre de Francisco, por su cercanía a los pobres y tomaba así el relevo de Benedicto XVI tras la renuncia de este último. El cardenal Jorge Mario Bergoglio fue elegido en la quinta ronda de votaciones del segundo día del cónclave.
Francisco se presentó al mundo como el primer pontífice no europeo desde el año 74, cuando falleció Gregorio III, sirio de origen. También el primer papa en pertenecer a la Compañía de Jesús.Su carácter sencillo le llevó a renunciar a residir en el Palacio Apostólico, y hacerlo en la residencia de Santa Marta, donde están las habitaciones de los cardenales cuando visitan el Vaticano. Siempre prefirió estar en un ambiente sencillo y rodeado de personas, que la soledad de vivir en el Palacio Apostólico.
Francisco ha viajado durante su pontificado a 66 naciones. No lo hizo a Argentina, su país natal, y tampoco a España, donde sí tenía pensado venir a las Islas Canarias, foco de la inmigración en la frontera con África. «Pienso en Canarias. En ir a Canarias», dijo en una de sus comparecencias en el vuelo papal. En acompañar a los vecinos, los dirigentes que están viviendo una situación tan difícil con la inmigración.
La fe, la conservación del medio ambiente, la fraternidad humana y el Sagrado Corazón de Jesús fueron los temas principales de sus Encíclicas. Pero también nos dejó reflexiones sobre los jóvenes y sobre la Amazonia, una región del mundo que le preocupaba sobremanera.
Hijo de emigrantes piamonteses y técnico químico
Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en el seno de una familia numerosa. Bergoglio era hijo de emigrantes piamonteses. Su padre era empleado de ferrocarril y su madre se ocupaba de la casa y de la educación de sus cinco hijos.
Después de diplomarse como técnico químico, eligió el sacerdocio y entró en el seminario diocesano de Villa Devoto. El 11 de marzo de 1958 pasó al noviciado de la Compañía de Jesús y completó los estudios de humanidades en Chile y en 1963, regresó a Argentina y se licenció en filosofía en el Colegio San José, de San Miguel.
Antes de recibir la ordenación sacerdotal, fue profesor de literatura y psicología en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe entre 1964 y 1965. En 1966 enseñó las mismas materias en el Colegio del Salvador en Buenos Aires y de 1967 a 1970 estudió teología en el Colegio San José, y obtuvo la licenciatura.
El 13 de diciembre de 1969 recibió la ordenación sacerdotal de manos del arzobispo Ramón José Castellano. El Papa pasó por España entre 1970 y 1971, concretamente en Alcalá de Henares (España).
En 1973 fue elegido provincial de los jesuitas de Argentina, tarea que desempeñó durante seis años. Después reanudó el trabajo en el campo universitario y entre 1980 y 1986 fue de nuevo rector del colegio de San José, además de párroco en San Miguel.
Ya en los años 90, concretamente en 1992 Juan Pablo II le nombró obispo titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires hasta que en 1997 fue promovido como arzobispo coadjutor de Buenos Aires. En los 2000, Juan Pablo II le hizo cardenal y le asignó el título de san Roberto Bellarmino.
En los años 2000 su figura se hizo cada vez más popular en América Latina y de 2005 hasta 2008 fue elegido presidente de la Conferencia episcopal argentina.