Prevenir, educar y actuar: el camino del fútbol para frenar la violencia y el racismo abordado en la CEU UCH

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Informa: Inés F. Miró / Imágenes: CEU UCH

El esfuerzo y el afán de superación, el trabajo en equipo y el compromiso son algunos de los valores que transmite el deporte a la sociedad y de los que hay que tomar ejemplo. Sin embargo, también tiene una cara B que, paradójicamente, se compone de todo lo contrario, entre lo que destaca la violencia y el racismo. Siendo conscientes de esta realidad presente en el mundo del deporte, el Observatorio para la Prevención de la Violencia en el Fútbol, junto con la Unidad de Igualdad y Diversidad de la Universidad CEU Cardenal Herrera, en colaboración con la Asociación de Futbolistas del Valencia CF, han celebrado este martes la Jornada “Violencia y racismo en el deporte: acciones para su prevención”

El evento, cuyo principal objetivo era crear conciencia del problema existente en el mundo del fútbol y tratar de buscar soluciones para prevenir, reducir y erradicar la violencia en el deporte, se ha desarrollado a través de una mesa redonda. Moderada por Óscar Cortijo, Director de Personas de la Universidad CEU Cardenal Herrera, la sesión ha contado con la participación de diversos profesionales del mundo del fútbol y representantes institucionales, y todos han coincidido: la educación y la formación son fundamentales para combatir la violencia dentro y fuera de los terrenos de jugo.

Enrique Cantón, psicólogo deportivo, empezó insistiendo en que el fútbol es un reflejo de la sociedad, y un “elemento esencial” para la transmisión de valores y buenos comportamientos. Para ello, es esencial intervenir con información, formación y cambios estructurales. Destacó también la necesidad de no solo condenar el comportamiento violento, sino también premiar las conductas alternativas y positivas. “O somos capaces de educar, o nunca vamos a poder erradicar la violencia”, añadió Francisco Guillem, abogado experto en periodismo deportivo.

Los entrenadores tienen un papel clave en este proceso. Paco López, ex entrenador del Cádiz, subrayó que su responsabilidad es mucho mayor de lo que parece, especialmente en el fútbol base. En el ámbito profesional, advirtió: “No podemos confundir profesionalidad con que todo vale”. Además, recalcó la importancia de recordar que los y las futbolistas son, antes que nada, personas: “Nuestro vocabulario y nuestras charlas deben ir enfocadas a que el profesional sepa que debe ayudar”. Por ello, insistió en que todo entrenador debe plantearse preguntas fundamentales: “¿Qué tipo de jugador estoy formando?, ¿qué valores transmito a esos jugadores?” Porque si se les enseña a los niños y las niñas a competir, “¿por qué no enseñarles también a convivir?”

“Los entrenadores deben preguntarse qué tipo de jugador están formando y qué valores transmiten

Si hay un momento clave en el desarrollo del futbolista para intervenir y prevenir la violencia, es en el fútbol base, cuando los niños y niñas comienzan a crecer y a formarse una idea de lo que significa el deporte. Así lo destacó Santiago López Delgado, psicólogo deportivo. “Prevenir y erradicar la violencia pasa por una función pedagógica sí o sí; en casa, en los colegios y en los campos de fútbol”, subrayó Juan José Rodríguez, ex futbolista y ahora entrenador. Luis Milla fue más allá y propuso que los clubes formen a los padres, ya que su comportamiento influye directamente en la actitud de los jugadores en el campo. “El niño debe dedicarse a jugar y disfrutar, y los padres deben entenderlo e ir en este camino”, afirmó. En la misma línea, Ruth García, ex futbolista y Directora Deportiva y Consejera del Levante UD, insistió: “Se le debería preguntar al padre qué busca en su hijo o hija, y a ellos, qué quieren de sus padres”.

“El niño debe dedicarse a jugar y disfrutar, y los padres deben entenderlo”

El papel del periodismo deportivo también estuvo en el centro del debate. El periodista Paco Lloret alertó sobre la involución del sector y cómo, en ocasiones, se convierte en una herramienta que agrava el problema dependiendo de la víctima y del contexto en el que suceden los hechos.

Otro punto de discusión fue el papel de los árbitros y su falta de potestad para tomar decisiones en situaciones de violencia. Ruth García denunció que los árbitros son atacados y que muchos tienen miedo a seguir formándose. “Sin árbitro no hay partido, y no podemos seguir permitiendo que se conviertan en el blanco de los ataques”, insistió.

La ex futbolista del Levante UD y del FC Barcelona, destacó también las diferencias entre el fútbol masculino y femenino en términos de violencia: “El ambiente del fútbol femenino es mucho más relajado, no hay tanta agresividad”. “El fútbol masculino está endiosado, genera tantos intereses que parece que todo vale. En el femenino hemos crecido paso a paso, generando un proyecto cuidado con valores sólidos, y eso es lo que estamos trasladando a las nuevas generaciones”, concluyó.

“El fútbol masculino está endiosado; en el femenino, paso a paso, se ha generado un proyecto cuidado con valores sólidos”

Las intervenciones finales coincidieron en la necesidad de unir esfuerzos desde todas las áreas implicadas. Pedro Miralles, director de Deportes de la Universidad CEU Cardenal Herrera, insistió en que entrenar no es solo desarrollar habilidades técnicas, sino formar personas, y Enrique Cantón recordó que el fútbol no necesita la violencia para seguir siendo el deporte que es. Salvador Gomar Fayos, presidente de la Federación de Fútbol de la Comunidad Valenciana, anunció que se está trabajando en implementar un protocolo para formar entrenadores y delegados en la mediación de conflictos. “No erradicaremos toda la violencia de inmediato, pero sí mejorar. El fútbol tiene grandeza, pero hay que mimarla”, afirmó. El encargado de clausurar la mesa fue Fernando Giner, presidente de la Asociación de Futbolistas del Valencia CF.

El fútbol, como reflejo de la sociedad, tiene también la capacidad de transformarla. Desde la educación, el compromiso de los entrenadores, la responsabilidad de los medios de comunicación y la implicación de los árbitros e instituciones, el camino para erradicar la violencia y el racismo en el deporte pasa por un esfuerzo conjunto que no puede esperar más tiempo.