Brendan Fraser logra el Óscar al mejor actor tras 20 años olvidado por los focos y el establishment cinematográfico

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Una opinión de Francisco Javier Alfonso / Imágenes: Archivo

Si ha habido una nominación en los Óscar que ha dado que hablar ha sido la de mejor actor a Brendan Fraser por ‘The Whale’ la nueva película de Darren Aronofsky. Y no era de extrañar, ya que este protagonista de grandes comedias de los años noventa o clásicos familiares como ‘La momia’ llevaba casi veinte años fuera de la atención mediática. Ha sido por medio del papel más dramático de su carrera, como profesor de inglés con obesidad mórbida, que su nombre se ha encaramado al olimpo de los mejores al lograr el Oscar al mejor actor en la 95ª Edición de los Premios Óscar.

Incluso cuando su carrera estaba en un punto álgido, la crítica no le tomaba en serio. Siempre había sido protagonista de las mayores comedias familiares del momento, pero quedaba encasillado en el papel de chico guapo poco avispado. Pero eso sí, contaba con el respaldo del público.

En cuanto pasaron los noventa, como si se tratara de una película de Billy Wilder, tanto los papeles como los titulares fueron bajando el nombre de Fraser. El actor acabó pasando por una época muy delicada, en la cual incluso fue víctima de acoso sexual por parte de ejecutivos de Hollywood. Para añadir sal a la herida, los propios Globos de Oro dejaron de invitarle a la gala a partir del 2003.

Pero esto no ha detenido a Fraser, ya que después de veinte años, ha transformado su sufrimiento en arte y ha conseguido una gran estela de premios y nominaciones por ‘The Whale’ refrendados con la codiciada estatuilla que lo reconocer como Mejor Actor en los Óscar de 2023. Los ídolos duran poco, y las grandes estrellas acaban cayendo, al final lo único que queda en el actor, es el trabajo y la profesionalidad.

Fraser es un ejemplo de esto y durante el tiempo en el que ha estado fuera de escena ha ido haciendo pequeños papeles secundarios hasta que ha llegado la oportunidad de cambiar de registro y lucirse. En un mundo en el que parece que el cine está regido por estrellas jóvenes es muy placentero encontrarse con rostros como Brendan Fraser, Michelle Yeoh o Jamie Lee Curtis. Actores y actrices que llevan trabajando toda su vida, de papel en papel, hasta llegar al merecido reconocimiento.

Normalmente en el cine no suelen gustar las arrugas, se intentan maquillar o iluminar tenuemente, pero creo que es hora de empezar a valorar las arrugas que indican la experiencia vital y profesional de cada uno y que son testigos silenciosos del esfuerzo y sacrificio que asumen en un camino que en, ocasiones, no es fácil. Ojalá en un futuro no muy lejano las arrugas recuperen la delantera en el cine.