Dimas Prychyslyy: “Yo no hago doctrina, ni ideologías de género, ni activismo político, yo lo que hago es literatura”

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Dimas Prychyslyy Premio Primavera 2021

Informa María del Álamo / Imagen: Editorial Espasa

El escritor Dimas Prychyslyy ha sido galardonado con el Premio 25 Primaveras de Novela para novelas escritas por autores menores de treinta años. Todo ello, organizado por la Editorial Espasa y Ámbito Cultural de El Corte Inglés. Con esta nueva entrega, el escritor nos presenta su primera novela, No hay gacelas en Finlandia’, que refleja la sociedad hiperconectada en la que vivimos desde el humor y la ironía.

Es graduado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca y Máster en Escritura Creativa por la Universidad Complutense de Madrid. Recibió una beca en la Fundación Antonio Gala durante el curso 2016-2017 y ha sido galardonado en 2019 con el V Premio Logroño de Narrativa para jóvenes escritores por ‘Tres en raya’, y este año, con ‘No hay gacelas en Finlandia’, recibe el premio 25 Primaveras de novela. ¿Qué significa para usted recibir dicho reconocimiento?

Es un premio de alta categoría y una editorial de altura para mi primera novela. Por lo que, aunque con sus vértigos y temores, una gran alegría.

El título de la obra pretende simbolizar la búsqueda de la libertad. En primer lugar, ¿cómo nace la idea de este título?

Mi pareja y yo manteníamos una conversación completamente aleatoria, él me dijo: “No hay gacelas en Finlandia”, a lo que yo respondí: “Se acabó la discusión, ya tenemos título para la novela”. No habla ni de gacelas, ni de Finlandia, pero no deja de ser una metáfora. Simplemente se trata de un símbolo, y las gacelas en este libro lo es.

Terminó de escribir su novela en las semanas previas al confinamiento del año pasado. Sin embargo, y al tratarse de un retrato de la sociedad hiperconectada en la que vivimos, ¿se ve reflejado en la novela la experiencia del confinamiento en el que la conexión a la red se multiplicó?

No, pero es una lectura posible. Obviamente, al acabar la novela, antes del inicio de la pandemia, no me imaginaba lo que vendría. Pero sí es una lectura posible y, de hecho, es lo que se está viviendo. Mucha gente me comenta: “Es una novela que refleja muy bien el confinamiento y la forma en la que nos hemos relacionado en el último año”.

Enmarcados por la soledad en la que viven, ¿sus personajes encuentran el camino hacia esa libertad?

Sí. Es una novela que pretende que haya cierta reconciliación entre casi todos los personajes. Una reconciliación con uno mismo, pero también con el entorno de uno mismo y su familia, a pesar de que el final sea dramático para algunos.

Y usted, personalmente, ¿dónde encuentra la libertad?

Bueno, ahora está un poco complicado, pero en un libro, en una persona, en una conversación… Supongo que, salvando la calle, en todas partes.

‘No hay gacelas en Finlandia’, ¿se puede considerar una obra crítica?

Lo es, completamente. Me río de los aspectos absurdos de nuestra sociedad. Desde los carácteres hipócritas de los que todos nos vemos rodeados; uno ve la vida desde el ojo ajeno, pero no la ve desde el propio; los discursos de odio, que son cada vez más radicales y llamados libertad de expresión, pero luego no toleran las manifestaciones de amor “diferente”, etc.  Todo eso se ve reflejado en el libro. Por lo tanto, sí, es una crítica amable, llena de humor e ironía.

La novela se estructura en doce partes formadas por noventa y seis capítulos narrados en primera persona por los once personajes principales. Los personajes viven vidas independientes, pero ¿en qué se asemejan cada uno de ellos para que sus vidas se vean relacionadas?

El denominador común es esa rareza que les caracteriza. Se trata de personajes raros, pero sobre todo marginados. Viven al margen del mundo laboral, de la identidad sexual, de las relaciones familiares al uso, e independientemente de si son ricos, jóvenes, mayores, con estudios o sin estudios. Luego, lo que realmente les une es el hallazgo de una nota, detonante y desencadenante de la novela. A partir de ahí, se teje una tela de araña que provocará esos cruces entre los personajes.

La “lista de la última compra que uno hace en su vida”, que el personaje de Mario encuentra en el metro, es un elemento que participa de manera activa en la historia y que une, directa o indirectamente, al resto de personajes. ¿Por qué una lista o nota?

Ese papel es un guiño, como un manuscrito encontrado, pero a lo moderno. Los personajes tendrán que investigar de dónde viene y por qué.

¿Es casual este elemento? ¿Podría haber sido otro?

No, no es casual.

¿En que se inspira para conformar la personalidad de los personajes? ¿Se ha inspirado en alguien de su entorno?

Uno o dos personajes podrían tener algún rasgo de gente que conozco. Por ejemplo, Mario, es un personaje que estaba ahí y ha salido sólo. Me parece un personaje bastante redondo y creíble. Pero a veces recurro a recortes de prensa, anuncios u otros recursos. El personaje de Mar, cuya historia no voy a desvelar, salió en un telediario, y pensé que podría ser uno de mis protagonistas.

Y, ¿se siente identificado con alguno de ellos?

En la medida en que soy culpable de que existan, hay algo de mí en todos ellos y hay algo de todos ellos en mí.

Trece emails y veintiséis capítulos explican la historia de la familia Lehrer. ¿Qué papel juega esta familia?

Aquí sí te confesaré que es una historia real. Tampoco quiero entrar mucho en el asunto, prefiero que el lector descubra quiénes son. Pero la novela gira entorno a esta familia, personajes que hablan en primera persona y desencadenan la trama de la que son protagonistas, contextuándola en Canarias de los años 70.

El sexo y la identidad sexual, considerados tabú décadas atrás, son algunos de los temas que se trata en ‘No hay gacelas en Finlandia’. ¿Cómo se reflejan en la novela?

Yo ofrezco dos caras de la misma moneda: personas que enfrentan sus conflictos, incertidumbres o dudas, de una forma totalmente sana; y otros que no lo hacen tanto. Sin embargo, estos que no lo hacen tanto, son los que se atreven a juzgar. En la novela se da la situación entre una madre y una hija, cuyo conflicto es el mismo, pero la forma de afrontarlo es distinta. El lector deberá reflexionar sobre cuál de las dos es la correcta.

¿Considera, personalmente, que siguen siendo temas complejos de tratar libremente?

A mí no me parece que sean temas tabúes, pero quizá sí estén volviendo a serlo. Por ello y precisamente, es importante tratarlos con normalidad.

Finalmente, ¿cuál es el mensaje que intenta transmitir con esta novela?

Hay muchos y para cada persona será uno distinto. Existen tantas interpretaciones como lectores. Son muchos los temas que se tratan en el libro. Yo no hago doctrina, ni ideologías de género, ni activismo político, yo lo que hago es literatura. Por lo tanto, hay distintos niveles de lectura en función de la persona que se enfrente a esta novela.