La periodista Laura Ballester recuerda el accidente de metro en Valencia con ‘Lluitant contra l’oblit’

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Vicente Tafaner / 4º Periodismo

El 3 de julio de 2006, el subsuelo de Valencia vivía el peor accidente de metro de la historia de España. En las vías de la estación de Jesús, quedaron 43 personas muertas y 47 heridas de gravedad. La periodista de Levante EMV Laura Ballester cubrió la noticia desde el primer día y aún sigue informando sobre el proceso. Ahora ha presentado ‘Lluitant contra l’Oblit’, un libro que, según ella, es un homenaje a las víctimas del terrible suceso.

 Pregunta. ¿Cuántos años lleva dedicada al Periodismo y en qué parcela se sientes más cómoda?

Respuesta. Desde 1996, que empecé a trabajar como corresponsal en el periódico Levante EMV y hasta hoy. Yo estoy especializada en temas de infraestructuras y urbanismo, por lo que escribo sobre carreteras, del AVE, del Metro, de FGV, temas urbanísticos y la verdad es que me siento muy cómoda, aunque he hecho de todo: sucesos, tribunales, sanidad, educación, información municipal de Valencia ciudad, cultura, en definitiva, he tocado todos los palos.

P. ¿Cuáles son sus referentes como periodista?

R.-Kapuściński, porque además de escribir bien, tiene expresiones que son como mis frases de cabecera: “Los cínicos no sirven para este oficio”. También dice algo muy verídico, pues para poder informar bien, con honestidad, lo que has de intentar es ponerte en la piel de la persona con la que estás hablando, comprender su dolor para después también poder explicarlo bien.

P. Hablaba de dolor, ¿Qué actitud han tenido los familiares de las víctimas del metro respecto a todo lo acontecido hasta ahora?

R. Desde el principio, ha sido muy digna. Son el ejemplo perfecto de un concepto que ahora está muy de moda, que se llama resiliencia, que es el saber sacar de un hecho dramático y traumático, como ha sido perder a 43 familiares, algo bueno. Han luchado para que el transporte público sea seguro y para que no se crea la administración, que un accidente con un número tan elevado de muertos, puede saldarse sin ninguna dimisión. Después, han conseguido cosas para que no se repita la misma historia, como por ejemplo, se han instalado balizas, que no había en el túnel, después del accidente.

P. ¿Es cierto aquello que se ha dicho de que la Generalitat sobornó a las familias afectadas por dicha tragedia para evitar una querella contra ellos?

R. Compensación económica recibieron todos por el hecho de sufrir un accidente en un transporte público.  Lo que sí que les decía la Generalitat, cuando ellos comenzaron a movilizarse y a exigir explicaciones, era que si el problema estaba en el dinero podían darles más sin ningún tipo de problema. No era exactamente a cambio de, pero se entendía. Igual que en el tema de las visitas a familiares, en las que no se decía una cosa a cambio de la otra pero sí que se ofrecían trabajos y acto seguido, se preguntaba qué iban a hacer en la instrucción judicial. También hubo familias a las que se les amedrantó; al hijo de una de ellas que había perdido a un pariente se le dijo que podía tener todas las facilidades o todas las trabas para poder encontrar trabajo. En fin, eso no se puede calificar de otra manera que de prácticas mafiosas.

P. Si el Papa Benedicto XVI no hubiera visitado Valencia justo unos días después, ¿cree que se habría actuado con mayor rigor y cautela?

R. Sí. Creo que no se hubiera intentado pasar página tan rápido ni tampoco se hubiera hecho el funeral al día siguiente. A las familias todavía no se les había entregado los cuerpos y ya estaban haciendo el funeral. En Santiago se hizo a los tres días de la tragedia y ya había dado tiempo a cada familia a enterrar a su pariente, por lo menos se respetó el dolor. Aquí en Valencia no se tuvo ni respeto, ni nada. Después, me imagino que en la investigación, el túnel habría tenido que permanecer cerrado una semana.

P. En la búsqueda de pruebas que indicasen cuál había sido el detonante del incidente no se encontró el libro de averías ¿Cree que fue algún trabajador el que se lo llevó?

R.- Seguro. En el túnel del metro, la policía, que es la que se encargó de recoger todos los restos y todos los objetos de las víctimas, recogió hasta papeletas de lotería. Se encontraron pendientes, cosas muy diminutas y muy pequeñas. Un libro no se puede perder y además estando dentro de la cabina. Si el libro desapareció es porque alguien se lo llevó. Dentro de FGV, los propios trabajadores dicen con nombres y apellidos quién se lo llevo, pero eso es algo que no se puede decir públicamente porque no tenemos pruebas. Lo que está claro es que alguien lo robó, porque un libro con tapas duras no desaparece.

P. ¿Con qué finalidad escribió ‘Lluitant contra l’Oblit’?

R. Primero, quería hacer un homenaje a las víctimas y a la lucha que han protagonizado durante todos estos años y segundo, pretendía trascender el trabajo periodístico que he hecho en el periódico Levante- EMV durante ocho años, en el que vas escribiendo noticias sobre el accidente del metro, pero al final, la gente no recuerda lo que contaste. El día a día queda ahí en la hemeroteca, pero claro, tienes que ir a la hemeroteca a buscar. Un libro, la virtud que tiene es recopilar esa información que ha podido ir desperdigándose. No solo aparecen las informaciones que aparecieron en el periódico Levante EMV, sino que también he recogido el trabajo que hicieron otros compañeros, en otros medios de comunicación. Quería que hubiera negro sobre blanco.

P.¿Qué final le gustaría para el caso del accidente?

R. Que se cierre de la manera más satisfactoria posible para las familias de las víctimas. Sus familiares ya no volverán, eso es imposible, pero que alguien pida perdón porque algo debió fallar si murieron 43 personas. En definitiva, que alguien asuma su responsabilidad y que las victimas se puedan ir a casa tranquilas.