Marta Monterde / 4º Periodismo
La Comunidad Valenciana se ha mantenido en alerta roja desde el viernes pasado por las fuertes rachas de viento y las intensas precipitaciones. Tanto es así, que varias localidades han tenido que extremar la precaución e, incluso, muchas personas han tenido que ser desalojadas de sus hogares por la amenaza de fuertes inundaciones. Las consecuencias de este temporal histórico para la Comunitat han sido devastadoras; ríos a punto de desbordar o desbordados, desalojos, graves daños ocasionados en la agricultura y 144 localidades que han tenido que suspender las clases.
Ha sido un fin de semana duro para el sureste peninsular de España. El sábado una fuerte riada provocada por las fuertes lluvias se cobró la vida de un hombre en la Cala de Finestrat, Alicante. Tan solo un día después, el domingo, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) advirtió que lo peor estaba por llegar el 19 de Diciembre. Solo en el municipio de Beniarrés, en Alicante, se registraron aproximadamente 400 litros de agua por metro cuadrado. Es por ello que La Confederación Hidrográfica del Júcar ha iniciado desembalses en los pantanos de Beniarrés y también en los de Bellús. Muchas vías de Alicante y Valencia permanecieron cerradas por inundaciones de la calzada, así como los puertos de Valencia, Sagunto y Gandía.
Varias viviendas del barrio de Canterería, en Ontinyent, tuvieron que ser desalojadas el pasado lunes por la policía local a causa del desbordamiento del río Clariano. Aquí mismo, la policía también se encarga de realizar intervenciones relacionadas con los daños causados en las tierras a causa de los desprendimientos. También se ha ocasionado el desbordamiento del rio Júcar en Alberic, pero en este caso, lejos del casco urbano. Es por ello que no ha afectado a la población ni se han efectuado desalojos, pero sí que se han tenido que cortar al tráfico algunos accesos y caminos rurales de manera provisional.
