La ‘Ciudad fallera Pop Up’ une la tradición valenciana con la moda internacional

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Con el objetivo de revitalizar la zona se ha desarrollado durante el fin de semana del 1 y 2 de diciembre, la ‘Ciudad fallera Pop Up’, una especie de outlet en el que varias marcas de nivel han vendido sus productos en antiguos almacenes situados junto a los talleres de los artistas falleros.

Ninots en la Ciudad Fallera. / J. A. Cuadrado
Ninots en la Ciudad Fallera. / J. A. Cuadrado

Los masclets todavía aguardan silenciosos la llegada del mes de marzo y los valencianos aguardan pacientes la llegada de su fiesta por antonomasia. El día 15 de ese mes se dará el pistoletazo de salida pero para que las calles alojen miles de personas en busca de sus monumentos favoritos la preparación es larga y costosa. La larga tradición fallera de Valencia no impide que se produzca un curioso hecho. Pocos habitantes de la ciudad saben dónde se encuentra el lugar en el que, con trabajo e ilusión, se construyen los ninots y carrozas y prácticamente ninguno lo ha visitado en alguna ocasión.

El tranquilo barrio situado a las afueras de la ciudad se ha convertido estos días en lugar de paso para valencianos que permanecían al margen de él. «La gente desconocía este entorno porque les llevan la falla a la puerta de casa y no se interesan por lo demás por ello hay que valorar esta iniciativa», contaba Verónica Navarro, encarga de la tienda del diseñador Francis Montesinos. En la misma línea va la opinión de la dependienta de la firma valenciana TCN Amparo Higueros, quien apunta la necesidad de «conocer el proceso de elaboración de las fallas porque es algo histórico y cultural».

Mostrar el trabajo

Mientras tanto, los artistas falleros trabajan en los monumentos que arderán la ‘Nit del Foc’. El proceso es largo y todavía queda mucho trabajo por delante. Observan sorprendidos cómo las calles que les rodean comienzan a llenarse, calles que normalmente resguardan su intimidad pero que estos días muestran al pueblo valenciano su forma de trabajar. El taller de Manolo García es uno de los más grandes y en él se está construyendo un caballo gigante que representará a la falla Na Jordana. «Han venido muchos visitantes a hacer fotos y están continuamente entrando y saliendo, no estamos acostumbrados pero es importante que se conozca esto», apunta García.

En una calle paralela se elaboran las carrozas de José Ángel Azpeitia. La iniciativa de mezclar marcas como Lacoste, Desigual o Pepe Jeans con la tradición fallera le parece buena pero «se debe publicitar más para futuras ediciones». «A la gente de Valencia le cuesta desplazarse y aunque sea la primera edición están llegando visitantes», explica.

Azpeitia pinta los últimos detalles de una de sus carrozas escuchando la música de los Dj’s contratados para el evento. Una forma distinta de trabajar pero que ha contribuido a que los valencianos aprecien una zona importante pero desconocida hasta ahora para ellos.

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