Gabriel Elorriaga, político y periodista

0
1586

“Es necesario reformar el Senado, pero nunca se termina de hacer”

Alba Poveda / 4º Periodismo

La necesidad de trasladar los valores religiosos y espirituales a la vida pública es clave para superar las crisis que atraviesa España, según el ex senador Gabriel Elorriaga. El también periodista presentó en el Palacio de Colomina su nuevo libro, Sed de Dios. Elorriaga defiende el espacio público como un ámbito de sociabilidad y no como un coto privado de la política. En este sentido, el político opina que el espacio público “no es oficial, sino un lugar de cooperación, garantista, amplio y abierto, donde el hombre se desarrolla”.

    Gabriel Elorriaga durante la presentación de su libro ‘Sed de Dios’. / A. P.
Gabriel Elorriaga durante la presentación de su libro ‘Sed de Dios’. / A. P.

Pregunta. Como ex senador, ¿qué opina sobre la petición de que desaparezca la cámara?
Respuesta. Todos los que piden su desaparición están muy equivocados. El Senado es la cámara de la moderación, de la reflexión. El problema es que no está muy clara la distribución de funciones. Es necesario reformar el Senado, pero nunca se acaba de acometer. Debe reforzarse, reformándose. En este momento, el Senado es una cámara muy efectiva en sus posiciones, muchas veces contrarias al Congreso, aunque luego, la primacía del Congreso revoque al Senado. Habría que darle más competencias al Senado y más diferenciación a la representación territorial.
P. ¿Cree que los partidos políticos deberían consensuar entre ellos o gestionar el Gobierno según su propio criterio?
R. En una situación crítica, la cooperación entre partidos es imprescindible. Hay unos temas que superan los intereses de partido y se han convertido en temas de Estado, como es el caso del desempleo. La necesidad de salir de esa situación de acuerdo con los restantes países de la Unión Europea exige una política que desborda el marco de cada partido. Por ello habría que plantearse la posibilidad de grandes pactos de Estado. De alguna manera se llegará a un tipo de acuerdo básico impuesto por la dura realidad.

Crispación social

P. Ante el aluvión de movimientos sociales, ¿cree que son un fiel reflejo de la crispación social o un intento por deslegitimar la política del Gobierno?
R. Realmente en un momento crítico y con muchos millones de afectados por la situación es lógico que haya tendencias a la protesta. Esto no quiere decir que estén representados por movimientos sociales de pasacalle. Hay que tener en cuenta que es más representativa la opinión de los ciudadanos mediante el voto.
P. ¿Opina que hay una crisis de valores?
R. La crisis de valores es evidente, pero sobre ella hay una crisis socioeconómica que nos hace ver más allá de la primera. La económica pasará, pero la de valores es muy profunda. Vivimos cierta desorientación e indiferencia pública de la necesidad de que esos valores estén en el espacio público.
P. ¿Cómo afecta esta crisis a la política?
R. Hay una idea de que el espacio público es un coto exclusivo de una política oficialista aunque sea en razón de un triunfo electoral. Algunas ideologías creen que el espacio público es solo para ellas y que los valores espirituales pueden estar a la sombra, recluidos en la conciencia y las sacristías. Hay unos valores prepolíticos que tienen que ser respetados por la política por razón de instinto humanista, no por imposición de una ley o doctrina, sino porque están en la misma naturaleza del hombre.

Economía

P. ¿Son las medidas económicas adoptadas suficientes?
R. Aunque el Gobierno está haciendo lo que puede, por ahora no son suficientes. La crisis devora gobernantes, pero hay que tener en cuenta que es muy difícil hacer un juicio definitivo de la gestión sin la perspectiva de unos años. En este momento la política no puede estar basada en programas electorales ni en hipótesis elaboradas meses atrás porque los hechos suceden sobre la marcha.
P. ¿Cómo califica la participación de España en la Unión Europea?
R. El condicionamiento es positivo. Estar dentro de este grupo de países es estar voluntariamente mediatizado. Es decir, es formar parte de un grupo de países que tiene una economía muy coordinada entre ellos y sobre todo que tiene una moneda común, lo malo es que fuera una crisis en la que los países se pudieran desentender.
P. ¿Cómo deben actuar las administraciones autonómicas en el desarrollo del país?
R. Las comunidades autónomas se han convertido en un problema para España. La descentralización se ha salido de madre, se han multiplicado los funcionarios, se han reduplicado organismos inútiles, se ha puesto en peligro la unidad de mercado y la solidaridad entre regiones. Hay regiones demasiado pequeñas para actuar como comunidades, incluso autonomías uniprovinciales cuyos órganos de gobierno son excesivos.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí