Tres alumnas de Magisterio de la Universidad CEU UCH colaboran en un proyecto educativo en Belén

Jesús. La vida de Jesús. Energía. Para Irene Fernández, Andrea Rico y Sofía Dols, estudiantes de doble grado Infantil y Primaria en la Universidad UCH CEU estas son las palabras que se les vienen a la cabeza cuando piensan en Tierra Santa. Unas imágenes poderosas que las tres han podido experimentar de primera mano durante los diez días de voluntariado y peregrinación en Nazaret, Galilea, Jerusalén y Belén. En este último no solo han ayudado a en un Centro de Educación Especial a niños con discapacidad, sino que también han contribuido a limpiar y lijar la cúpula de la Capilla del Campo de los Pastores. Antes de emprender el viaje, las entrevistamos en compañía de Nuria Andreu, profesora de Magisterio que ya vivió esta experiencia hace unos meses.

¿Qué os ha motivado a realizar este viaje?

Irene Fernández: Las emociones. Somos una familia católica. Esta oportunidad ha llegado de repente, era una señal para ir y vivir todo lo que me han contado durante la infancia. También, hacerle un homenaje a mi familia porque tengo tíos sacerdotes. En Belén vamos a asistir a un orfanato, con niños con discapacidad. También ayudaremos a restaurar una cúpula de una iglesia de la ciudad. Poder ayudar en lo máximo que podamos.

Andrea Rico: Siempre lo he tenido en mente, pero dejaba que el destino decidiera cuándo ir, no lo he buscado. Un día, esperando una tutoría, vi en el tablón de anuncios de la universidad un cartel y supe que era el momento de ir.

Sofía Dols: Desde que tengo uso de razón les he dicho a mis padres que quiero hacer un voluntariado. Y este año, pregunté y ha salido.

¿Cómo os sentís antes de partir?

I.F.: Me siento relajada, pero por dentro, en cuanto llegue, al aterrizar, me van a venir todas las emociones de golpe.

A.R.: Me hace mucha ilusión ir tanto porque es un viaje a Tierra Santa como por el voluntariado que vamos a desarrollar allí. Ha sido una unión perfecta, porque es vivirlo desde dentro.

S.D.: Superilusionada, por el voluntariado y porque sea en Tierra Santa. Me parece que es un sitio mágico que nos va a enriquecer tanto cultural como mentalmente en todos lo aspectos

¿Habéis realizado antes voluntariado?

I. F.: He hecho pequeños voluntariados recogiendo alimentos para los más necesitados con la parroquia de Torrellano.

A.R.: Hice voluntariado con el colegio. Fuimos a Salamanca con personas con discapacidad, en comedores sociales, en campamentos con niños.

S.D.: He hecho voluntariado con niños con discapacidad en la asociación Anoa, que se dedica a ayudar a personas con diversidad funcional y enfermedad raras. Y me decidí porque mi hermano tiene discapacidad y era una buena opción para poder echar una mano.

¿Cómo creéis que vais a volver de esa experiencia?

I.F.: Con mucha fe, sobre todo. Relajada mentalmente, con el corazón más abierto, supongo.

A.R.: Creo que renovada, tanto en la fe como personalmente. Voy a vivir muchas experiencias, una realidad a la que no estoy acostumbrada y eso me va a marcar bastante.

S.D.: Voy a volver cambiada, porque nos va a marcar nuestro camino en nuestra vida. Creo que me va a fortalecer mentalmente. Seguro que vuelvo con el corazón más abierto y ver otra realidad.

¿A qué os queréis dedicar cuando finalicéis la carrera?

I.F.: Sobre todo me encantaría entrar en algún colegio como profesora de Infantil, todo lo relacionado con niños. Por vocación, porque me hace mucha ilusión profesionalmente y por la influencia de mi madre, que ha sido maestra.

A.R.: Me gustaría trabajar cuando acabe con niños, porque es una etapa preciosa, ya que están descubriendo el mundo, empiezan a vivir y es una etapa muy mágica.

S.D.: Cuando acabe la carrera me encantaría enfocarme a la Pedagogía Terapéutica, trabajar en un colegio especializado. Me llama mucho y creo que tengo mucha vocación.

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