Víctor Gabriel Romero Matarredona, alumni de Arquitectura de la CEU UCH, es uno de los arquitectos municipales más jóvenes que logra en España una plaza por concurso-oposición

Víctor Romero, alumni CEU UCH, es uno de los arquitectos municipales más jóvenes de España.
Víctor Romero, alumni CEU UCH, es uno de los arquitectos municipales más jóvenes de España.

“La constancia es el arma más poderosa para conseguir los objetivos”. Con esta premisa, Víctor Gabriel Romero Matarredona ha ido alcanzando metas, desde que hizo realidad su sueño de ser arquitecto en la Universidad CEU Cardenal Herrera, con una beca por sus excelentes calificaciones. Afrontar retos de construcción reales, participando en concursos en la Escuela, era como una aventura en equipo con sus compañeros. Ampliar horizontes estudiando en Dinamarca o trabajando en París fue su «It’s a must!» como universitario. Optar a una oposición y ser el mejor a una edad inusualmente temprana es su último logro. La nueva meta de Víctor, ahora como arquitecto municipal, será afrontar el desarrollo urbanístico sostenible como parte de la calidad de vida de los ciudadanos. Una meta más de un viaje que empezó en el CEU y que sigue imparable, gracias a su constancia.

Acabas de ganar una plaza por concurso-oposición, pero eres muy joven… probablemente seas uno de los arquitectos municipales más jóvenes de España. ¿Qué crees que ha pesado más en tu trayectoria a la hora de obtener la plaza como arquitecto municipal de Ibi?

No sé si de España, pero según me han comentado puede que uno de los más jóvenes en haber obtenido plaza en propiedad en la Comunidad Valenciana. En cuanto a qué puede haber pesado más a la hora de conseguir la plaza, diría que la capacidad de superación y el esfuerzo personal. La constancia es el arma más poderosa para conseguir los objetivos. Tras trabajar un año en prácticas para el Ayuntamiento de Elda, descubrí una parte de la arquitectura que hasta la fecha ni se me había pasado por la cabeza y, si bien han sido probablemente los ocho meses más estresantes de mi vida, teniendo que compaginar el trabajo y el estudio, sin duda ha merecido la pena el esfuerzo.

Me decidí por Arquitectura por su faceta artística y porque me permite desarrollar la parte más creativa que llevo dentro

Tu historia como arquitecto comienza en el CEU, donde cursaste la licenciatura. ¿Por qué elegiste estudiar Arquitectura? ¿Y por qué en la CEU UCH?

La verdad es que fue una decisión muy complicada, ya que desde pequeño me he sentido atraído por varias disciplinas (Medicina, Derecho y, sobre todo, Traducción de idiomas). Pero al final me decidí por Arquitectura, creo que por su faceta artística y por permitirme desarrollar la parte más creativa que llevo dentro. Es increíble cómo se puede jugar con el espacio y satisfacer las necesidades de un cliente creando algo de la nada. Por otra parte, al optar por la arquitectura sabía que podría compaginarlo con el estudio de idiomas, que me fascina.

Y en cuanto a la elección de la universidad, al haber obtenido matrícula de honor en bachillerato, el CEU me ofrecía un programa basado en la gratuidad de los estudios si lograba mantener una media de notable como mínimo. Así que me pareció un gran aliciente que me permitió estudiar completamente gratis y sacar el máximo provecho de cada asignatura, aunque he de reconocer que la presión jugaba su papel.

Fuiste Premio Extraordinario de Licenciatura, Premio Ángel Herrera al mejor alumno de la ESET… ¿Cómo recuerdas tu etapa de alumno de Arquitectura en la CEU UCH?

La universidad es una etapa estupenda de la vida, ya no sólo en el ámbito pre-profesional, sino también en el personal. Forjas amistades que sabes que durarán toda la vida, y te permite vivir experiencias inolvidables como el Erasmus, la participación en concursos de arquitectura, los viajes o las noches sin dormir con tu grupo de proyectos, haciendo maquetas y estudiando a los grandes arquitectos…

Víctor Romero y su compañera de estudios Carla Ruiz intervinieron en el acto de imposición de becas a la VIII Promoción de Arquitectura, en representación de sus compañeros.
Víctor Romero y su compañera de estudios Carla Ruiz intervinieron en el acto de imposición de becas a la VIII Promoción de Arquitectura, en representación de sus compañeros.

También como alumno participaste en proyectos reales, como el diseño de viviendas a partir de contenedores, o en concursos promovidos por empresas, como Placo, y otras entidades… ¿qué supuso para ti este tipo de formación?

Creo que la formación teórica ha de reforzarse con la puesta en práctica de los conocimientos adquiridos. El hecho de participar en concursos con empresas reales era una de las aventuras que más disfrutábamos como alumnos, y que más nos unía como grupo en la universidad. La praxis es un pilar fundamental en cualquier profesión y considero que aún debería haber mucha más práctica en las escuelas técnicas y universidades, porque al salir de la universidad, aunque sales muy preparado, te das cuenta de que nos falta “realidad”.

Manuel Agulles, Alejandro Alonso y Víctor Romero, de Arquitectura CEU-UCH, ganaron el segundo premio en el Concurso de Reordenación del Campus de Montepríncipe.
Manuel Agulles, Alejandro Alonso y Víctor Romero, de Arquitectura CEU-UCH, ganaron el segundo premio en el Concurso de Reordenación del Campus de Montepríncipe.

Participar en concursos con empresas reales era una de las aventuras que más disfrutábamos como alumnos

Al acabar Arquitectura, en 2013, obtuviste una de las becas Arquia, de la Fundación Caja de Arquitectos, para las que se seleccionan solo a diez estudiantes de Arquitectura de toda España cada año. Una beca que además pudiste desarrollar en París, en el estudio Dominique Perrault Architecture. ¿Cómo marcó esa etapa tu trayectoria, en qué proyectos pudiste participar en la capital francesa?

Cuando me comunicaron la noticia, ¡no podía creer que fuera cierto! Vivir en París y trabajar para el estudio de uno de los grandes arquitectos europeos fue una de las etapas más enriquecedoras tanto en el ámbito profesional, como en el personal. Al igual que el Erasmus, fue la oportunidad perfecta para compaginar mis dos grandes pasiones: la arquitectura y los idiomas. El hecho de participar en el proyecto del Nuevo Hipódromo de París, y también en la renovación de un edificio del París haussmaniano, para reconvertirlo en oficina de correos, hotel y viviendas sociales, expresándome además en francés con un equipo de grandes profesionales, fue una experiencia inolvidable.

Víctor Romero obtuvo una de las diez becas Arquia para estudiantes de toda España en 2013.
Víctor Romero obtuvo una de las diez becas Arquia para estudiantes de toda España en 2013.

Esa búsqueda de experiencia internacional ya estaba entre tus prioridades como estudiante, cuando decidiste irte de Erasmus a la prestigiosa Arkitektskolen Aarhus, en Dinamarca. ¿Qué destacarías de esa experiencia internacional para tu formación como arquitecto?

Hoy en día, considero que el hecho de pasar una temporada en el extranjero “it’s a must” (es un deber). Para mí, pasar un año en el país de los vikingos fue un sueño hecho realidad. Viajar amplía enormemente tus horizontes, la forma de concebir no sólo la arquitectura, sino la cultura, las costumbres y los modos de vida. Es increíble cómo parece que el tiempo no haya pasado cuando me reúno con amigos de Letonia, Rumanía, Italia, Dinamarca… y seguimos acordándonos de los momentos juntos cuando estudiábamos en la escuela de arquitectura de Aarhus, o cuando recorríamos Europa.

Además, la formación internacional me permitió adquirir competencias en lo que concierne al trabajo en grupo, el diseño creativo, la flexibilidad o la discusión de ideas en un entorno intercultural. “Hacer equipo” es fundamental en nuestra profesión y las mejores ideas surgen de esa sinergia interdisciplinar, y todo ello en un entorno tan distinto a lo que estamos acostumbrados en España como son los países escandinavos, punteros en todas las vertientes del diseño.

Pasar una temporada en el extranjero “it’s a must”: viajar amplía tus horizontes, la forma de concebir la arquitectura, pero también los modos de vida

Tras tu experiencia como arquitecto en prácticas en el Ayuntamiento de Elda, y ahora, con tu propia plaza en Ibi, ¿cuáles son los retos con los que crees que te vas a encontrar en el ámbito de la arquitectura municipal? ¿Qué es lo que más te motiva?

Lo desconocido es lo que más asusta al principio, al menos a mí. Y es precisamente eso lo que intento transformar en un reto. En concreto, el planeamiento urbanístico es el campo en el que menos he profundizado durante mis años de carrera y a lo que más tiempo intento dedicar mis ratos libres (si es que ahora tengo alguno). Al final, nunca se puede ni se debe dejar de aprender.

Y por otra parte, el puesto de arquitecto municipal es en sí una motivación para mí. Saber que el desarrollo urbanístico sostenible de la ciudad, parte de la calidad de vida de los ciudadanos, y las “ansiadas licencias”, dependen de la gestión del departamento de urbanismo en el que me encuentro, es a la vez una responsabilidad y una motivación muy grande.

El desarrollo urbanístico sostenible es parte de la calidad de vida de los ciudadanos y depende del departamento de urbanismo en el que Trabajo

¿Qué recomendarías a un estudiante que sueñe con iniciar una trayectoria profesional como la tuya? Danos alguna clave…

¡Que le guste la Arquitectura! Es prácticamente imposible seguir un objetivo que no te motiva o que se realiza por obligación. Personalmente, y a pesar de atraerme varias disciplinas, me gusta superarme en cada proyecto que inicio para sacar el máximo provecho.

Por otro lado, le diría que tenga más o menos claras las metas (aunque yo aún sigo sin tenerlas del todo claras, porque me gusta abarcarlo todo, y eso no se puede…). Pero sí es bueno marcarse objetivos a medio y a largo plazo y apostar por ello.

Y por último, mucha dedicación y sacrificio: durante los ocho meses de oposición, llegué a compaginar dos trabajos, preparando temas por las noches; los últimos meses trabajaba por las mañanas y estudiaba todas las tardes, fines de semana y fiestas, hasta que, una vez aprobé el primer examen de Ibi, me dejé el trabajo y durante los dos meses siguiente no vi la luz del sol, jeje! Pero repito, al final, todo ha merecido la pena.

Y bueno, tengo que decir que el respaldo de la gente que te rodea es fundamental, sin el apoyo de mi pareja y mi familia, en más de una ocasión habría tirado la toalla.

Gracias por tu tiempo, por tus consejos y por tu ejemplo de constancia, Víctor… ¡Y enhorabuena por tu plaza, joven!

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