• El director de Personas de la Universidad CEU Cardenal Herrera participa en el XV Congreso Nacional para Racionalizar los Horarios Españoles que se celebra esta semana

Analizar las nuevas formas de organización del trabajo y de interrelaciones personales basadas en las nuevas tecnologías, es el objetivo principal del XV Congreso de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE), que se está celebrando esta semana.

El director de Personas de la Universidad CEU Cardenal Herrera, Óscar Cortijo, participa en este encuentro online en la jornada dedicada a Horarios, Salud y equilibrio de Vida.

Vicedecano del Colegio Oficial de Psicología de la Comunidad Valenciana y coordinador de ARHOE en la Comunidad Valenciana, Óscar Cortijo aborda en esta entrevista los cambios que la actual crisis provocada por la pandemia ha supuesto en los modelos laborales y su repercusión en el bienestar, la salud y el desarrollo de las personas.

  • La crisis generada por el COVID ha supuesto un cambio en los modelos de organización del trabajo, ¿cómo ha afectado la irrupción del teletrabajo a la conciliación de la vida personal y laboral?
  • La pandemia ha acelerado vertiginosamente la digitalización de todas las actividades humanas. Esta digitalización ha obligado a modificar nuestros hábitos y comportamientos de una forma muy brusca, sin preparación en la mayoría de empresas, que no ha permitido una transformación planificada y gradual de la irrupción de la tecnología en el trabajo. Lo vivido durante el confinamiento y posteriormente con la flexibilización de horarios o la implementación del teletrabajo, habitualmente sin pautas, sin formación para los directivos para dirigir equipos mixtos, sin indicaciones claras de objetivos y expectativas de desempeño, nos ha llevado a replicar nuestro comportamiento analógico pero en un marco digital. Y esto es un error ya que los lugares para teletrabajar no han sido los adecuados, los tiempos conectados a pantallas han sido excesivos, y las dudas y falta de claridad han predominado en la mayoría de organizaciones. Además, si no se ha gestionado bien el teletrabajo, la consecuencia ha sido que se han difuminado los límites de la vida personal y profesional,  generando mucha decepción que ha enturbiado la conciliación real y saludable.
  • ¿Es una realidad el teletrabajo en España?
  • No, todavía no. Porque teletrabajar no es hacer lo que hacíamos en el mundo presencial pero en una pantalla. El teletrabajo exige redefinir los procesos y métodos de trabajo, la digitalización va mucho más de personas que de tecnología (Mindset Digital), de cultura y valores organizacionales que de herramientas informáticas, lo relevante son las resistencias psicológicas ancladas en modelos de gestión analógicos que han llevado a modelos de dirección  donde el presentismo se equipara a la productividad. Calentar una silla nada tiene que ver con la aportación de valor a una empresa. Los directivos anclados en un mundo analógico se han visto totalmente desbordados al presenciar que su estilo, su manera de entender el trabajo y su enfoque de las relaciones humanas laborales presenciales, se hundía absolutamente en un nuevo mundo. Un mundo que debe partir de un modelo de confianza, donde el contrato psicológico, de expectativas de rendimiento e implicación con una empresa supera con creces la importancia de un contrato laboral  firmado. Y aun falta trabajo para cambiar a esta visión a un gran número de compañías, y sobre todo, a un gran número de directivos amurallados todavía en el mundo exclusivamente presencial.
  • ¿Qué haría falta para que funcionara un modelo de estas características?
  • Confianza e interpretar correctamente cómo ha cambiado la actividad humana ante la digitalización. Diseñar e implantar un plan de acción bien estudiado y programado  respecto al teletrabajo, donde se haga hincapié profundamente en la necesidad del cambio cultural, cambio en los modelos directivos y cambios en cómo realizan su actividad los trabajadores. Los puestos de baja cualificación o susceptibles de automatización,  donde la aportación del talento humano no es crítico, están abocados a su desaparición. Por eso es importante un plan claro de reconversión de las personas que necesitan unas nuevas competencias y nuevas habilidades tecnológicas y mentales para que los porcentajes de desempleo en España no se incrementen hasta límites que pongan en serio riesgo la sostenibilidad de las prestaciones sociales y la viabilidad económica de nuestro país. Formando continuamente ante estos nuevos retos a todas las personas de una organización, implantando herramientas tecnológicas, y cambiando los procesos y métodos de trabajo que permitan la adaptación a un entorno tan complejo, podremos salir de esta crisis laboral a la que nos adentramos.
  • La era digital, ¿cómo afecta a las relaciones interpersonales en los equipos de trabajo? 
  • Nos encontramos en una misma organización hasta tres generaciones distintas, personas con una diversidad de acceso a la tecnología importantes, diferencias psicológicas respecto a la rigidez o adaptabilidad ante los cambios. Los  nuevos hábitos ante la digitalización han mermado el necesario e importante papel que juegan las relaciones informales, la importancia de la comunicación presencial donde los matices clave en las relaciones humanas se pierden detrás de una pantalla. Los directivos y responsables no han tenido la formación necesaria para dirigir equipos mixtos, presenciales y virtuales. No se sabe dirigir a través de una pantalla porque cambia en gran medida las modalidades de comunicación y los procesos de trabajo.

«La relación entre compañeros y la sensación de autoeficacia y la no desmotivación e implicación de los trabajadores, son asuntos muy relevantes que con acciones concretas podemos mejorar sustancialmente»

  • ¿Cómo será la “nueva normalidad” para las empresas y organizaciones en la era post-covid?
  • La aceleración tan vertiginosa de la digitalización que va rápidamente por delante del desarrollo psicológico necesario para adelantarse a los cambios, nos va a exigir desarrollar competencias distintas, la formación va a tener que ir enfocada a que los trabajadores entiendan los cambios en sus áreas de actuación para ir adquiriendo nuevas competencias y lo más relevante, desaprendiendo. El cambio tan disruptivo de la transformación en las relaciones humanas, es decir en toda su actividad, la económica por ejemplo, va a exigir a las empresas desaprender muchas de las competencias que eran muy útiles en un mundo profesional mayoritariamente presencial, pero que en un mundo abocado a modelos mixtos (ya no únicamente por temas sanitarios como el COVID sino por ejemplo la creciente preocupación por la sostenibilidad del planeta, la contaminación, la conciliación, etc) de mundo presencial y virtual. Y este hecho hace replantearse todas las políticas del área de personas porque muchas de las actuales ya no son válidas, se está produciendo un cambio radical en los perfiles directivos y anticipo un más que probable cisma y conflictividad en las relaciones laborales por su marco normativo excesivamente encorsetado que no permite la necesaria adaptación a las exigencias de un mundo extremadamente competitivo.
  • ¿Quedarán parte de las lecciones aprendidas?
  • Sí, a pesar de muchas voces que son escépticas respecto a esta afirmación, tengo gran esperanza, confío en las generaciones jóvenes que nos demuestren al resto de la población que,  a pesar de una situación internacional muy grave, de salud pública sin precedentes en el último siglo, de unas repercusiones sanitarias, económicas, sociales y psicológicas devastadoras y de una individualidad creciente, van a poner en valor lo social, la necesidad de huir justamente de ese individualismo y volcarnos en el otro para ser una sociedad mejor. El legado de las personas mayores se ha hecho añicos, porque la distancia presencial se ha convertido en realmente una distancia social. Muchos ancianos se han sentido totalmente abandonados y han tenido que mantener un aislamiento forzoso de sus seres queridos en una completa soledad.

«Tenemos que recuperar la proximidad entre los abuelos y los nietos, como sociedad no podemos perder el legado de la experiencia de nuestras personas mayores. Eliminar la riqueza de esa interacción es un grave error como sociedad»

  • Los cambios profesionales y personales que ha traído esta pandemia, ¿cómo afectan a la salud psicológica de los trabajadores?
  • Las repercusiones psicológicas están siendo de extrema gravedad. Nos encontramos en uno de los momentos históricos de nuestro mundo  reciente, de mayor desequilibrio psicológico entre la población general, y es comprensible. Las patologías psicológicas previas se han agravado fruto del confinamiento, han aparecido cuadros de ansiedad, estrés, depresión de forma mayoritaria en la población. La tristeza por los ciudadanos muertos por COVID, duelos inexistentes tan necesarios en los momentos de pérdida de un ser querido, quiebras de empresas y crisis económica, desempleo, miedos al contagio, imposibilidad de mantener relaciones sociales, cambios en las actividades profesionales sin preparación tanto técnica como emocional, son excesivos  factores estresores en un periodo de tiempo muy corto. A pesar de la enorme capacidad del ser humano en adaptarse al entorno, la velocidad y gravedad de los hechos han superado los recursos personales disponibles.

«Hay que digerir que el mundo ha cambiado y trabajar entre todos para adaptarnos y no dejar que nadie se quede atrás»

Las desigualdades de acceso a los recursos digitales y la creciente pobreza en España pueden provocar un desequilibrio social inadmisible que debemos evitar

  • ¿Qué medidas se deberían adoptar para afrontar este clima de ansiedad que afecta a la sociedad? 
  • Es necesario que las decisiones políticas y el esfuerzo de todos vaya apuntalando y superando los factores objetivos que impactan psicológicamente en la población. Por ejemplo, las políticas activas de empleo que capaciten a los trabajadores ante este nuevo entorno y el apoyo a las empresas, eliminará las repercusiones psicológicas del desempleo o la incertidumbre permanente de perder tu trabajo. Hay que dar un paso adelante y no esperar como si de un paréntesis se tratara a que volvamos a la “normalidad” antes de la pandemia. Huir del individualismo y pensar en el bien común, sentará las bases de una sociedad con un legado digno.

«Asimismo, en ese camino de acompañamiento, la psicología  contrastada científicamente apoya enormemente a las personas para disminuir también sintomáticamente  la ansiedad»

  • La noticia de la vacuna, ¿tiene influencia en nuestras perspectivas de futuro?
  • El temor generalizado y lógico por contagiarse, disminuirá paulatinamente al universalizarse con la vacuna. Este hecho mejorará la salud psicológica de la población y también rescatará comportamientos económicos vetados forzosamente en sectores como la hostelería, turismo, eventos musicales, etc. Gran parte de nuestra actividad económica ha sufrido un impacto muy grave que nos costará recuperarnos. Y además, muchos de los comportamientos existentes antes de la pandemia, volverán, pero muchos de ellos o desaparecerán o se transformaran completamente. Las secuelas psicológicas permanecerán durante un tiempo relevante y si no se actúa proactivamente, las desigualdades sociales y la no intervención psicológica, agravarán la salud mental de nuestro país. Sin salud psicológica no es posible la recuperación social y económica necesaria en nuestro país.
Artículo anteriorUna simbiosis de aprendizaje: Mentoring Programme 
Artículo siguienteEnfermeros más preparados para cuidar al paciente diabético